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lunes, 30 de mayo de 2016
sábado, 28 de mayo de 2016
Ave maris Stella - Salve estrella del mar (canto a María Santísima)
1. Salve Estrella del mar, Santa Madre de Dios
y siempre Virgen, feliz Puerta del cielo.
2. Tú que has recibido el saludo de Gabriel,
y has cambiado el nombre de Eva,
establécenos en la paz.
3. Rompe las ataduras de los pecadores,
da luz a los ciegos, aleja de nosotros los males
y alcánzanos todos los bienes.
4. Muestra que eres Madre: reciba nuestras súplicas
por medio de Ti, Aquél que, naciendo por nosotros,
aceptó ser Hijo tuyo.
5. ¡Oh, Virgen incomparable! ¡Amable como ninguna!
Haz que, libres de nuestras culpas,
permanezcamos humildes y castos.
6. Danos una vida limpia,
prepáranos un camino seguro; para que,
viendo a Jesús, nos alegremos eternamente contigo.
7. Demos alabanza a Dios Padre,
gloria a Cristo Soberano y también al Santo Espíritu,
a los Tres un mismo honor. Amén.
viernes, 27 de mayo de 2016
Carpe diem
Recientemente veía en Internet esa famosa escena de la película "La sociedad de los poetas muertos", en la que el profesor (Robin Williams) lleva a sus estudiantes ante una vitrina llena de fotos de antiguos miembros de esa misma escuela. Allí el profesor reflexiona con sus alumnos acerca de la fugacidad de la vida del hombre y cómo irremediablemente todos han de ir a parar al sepulcro donde serán comida de los gusanos...y allí acabará todo; o eso creía él. Por tanto los exhorta a aprovechar el momento y vivir con plenitud cada instante, sin límites ni temores, puesto que al fin y al cabo vida solo hay una y acaba en el sepulcro: CARPE DIEM, atrapa el día, aprovecha el momento.
Ese modo de ver las cosas es actualmente la "filosofía" de vida de la inmensa mayoría de las personas, se vive para el momento, para el disfrute del instante, sin pensar nunca en la eternidad. En parte porque se cree que los seres humanos 'no somos más' que carne y huesos, y tal y como decía aquél profesor a sus alumnos todo acaba en el sepulcro con los gusanos.
En parte la culpa de tal modo de ver las cosas recae sobre un cierto modo de entender la ciencia moderna, que consiste en interpretar sus resultados en sentido materialista, como si de ellos se pudiera concluir ya definitivamente que no hay nada más que materia en el universo y el hombre es un pedazo más. Y digo que se trata de un cierto modo de entender la ciencia porque en realidad ni es el único modo ni por supuesto el más acertado; de hecho son cada vez más los hombres de ciencia que se inclinan por aceptar la limitación propia de la metodología científica, dando cabida por ello mismo a la posibilidad de que la materia a la larga no tenga la última palabra. Pero eso es otro tema, volvamos al carpe diem.
En el ser humano conviven en inestable matrimonio dos tendencia de sentido contrario, causadas por la ruptura originada tras el pecado original: la tendencia hacia lo alto y la tendencia hacia lo bajo, por llamarlas de alguna manera. Es un dato de experiencia cotidiana que los antiguos resumían diciendo: video meliora proboque deteriora sequor, que significa 'veo lo que es mejor y más honesto, y sin embargo hago lo contrario'. Y nosotros mismos en nuestro diario vivir podemos comprobar sin mayor dificultad esta dolorosa verdad, comprendemos qué es lo mejor y lo correcto, pero nos cuesta realizarlo y comúnmente nos inclinamos por lo opuesto.
Las épocas en que la tendencia hacia lo alto domina, son épocas de grandes logros humanos, incluso cuando los logros técnicos no avancen a igual ritmo, quizá porque los hombres en aquellos momentos comprenden que en el fondo crear máquinas cada vez más ingeniosas no es en sí mismo el fin último de la vida humana. Mientras que aquellas épocas en las que domina el impulso hacia lo bajo son épocas de gran decadencia en lo humano, aunque se presenten orgullosas de grandes avances en áreas accidentales como la técnica. Nuestra época actual es una de esas. Nos enorgullecen los aparato cada vez más sofisticados e ingeniosos, al mismo tiempo que nos deja indiferentes la matanza diaria de bebés por medio del aborto, por poner un solo ejemplo.
¡Carpe diem!, es el grito de batalla del hombre actual, aprovechar el momento ya que nos dirigimos apresuradamente hacia el sepulcro y allí seremos comida de gusanos... y fin de la película.
Pero, ¿es realmente así?
Los católicos creemos que no, creemos que aunque es cierto que en esta tierra solo estamos de paso una vez, hay otra vida más allá del sepulcro, de tal manera que el sepulcro no es el fin, sino más bien la puerta de inicio de otra realidad.
Si algún sentido correcto cabe darle a la expresión 'carpe diem', sería el siguiente: aprovecha el momento presente, porque de él depende tu eternidad.
El hombre moderno es un prisionero desgraciado, y no solo por prisionero, sino por ignorar que lo es. Ha construido a su alrededor un grueso muro hecho de presente, que le impide la contemplación del futuro y la meditación del pasado. Encerrado en la cárcel del presente el hombre ha perdido las raíces que le dan identidad, desde el pasado para corregir y avanzar, y desde el futuro para esperar y creer.
Quiera Dios enviar un rayo de su luz a esa espesa mazmorra en la que el hombre actual agoniza lejos de la luz.
Leonardo Rodríguez
domingo, 22 de mayo de 2016
La caverna de Platón
El mito de la caverna escrito por el filósofo griego Platón ha sido siempre uno de mis favoritos. Y no solo por ser bello en sí mismo, sino también porque creo que describe de una manera bastante precisa la situación del hombre moderno respecto de las verdades eternas, trascendentes: Dios, alma, inmortalidad, eternidad.
En su relato de la caverna, que se encuentra en el libro VII de su obra 'La República', Platón cuenta la historia de unos hombres que viven cautivos en una cueva bajo la tierra, y esto desde su nacimiento, de manera que jamás han visto el exterior ni la luz del sol. Estas personas viven eternamente contemplando una pared de la cueva sobre la cual se reflejan unos objetos que están a sus espaldas, objetos que por recibir la luz de una llama se reflejan sobre la pared del frente, única que pueden ver los cautivos. De manera que estos pobres infelices nunca han visto la realidad exterior, solo sombras.
Asimismo habla allí Platón de la situación en la que se encontraría uno de los hombres de la caverna si fuera liberado de sus cadenas y pudiera salir a la luz exterior a contemplar la realidad; seguramente le costaría trabajo acostumbrar sus ojos a la luz, distinguiría al principio muy poco a causa de la debilidad de sus ojos acostumbrados a la oscuridad de la cueva; y solo poco a poco iría logrando ver con claridad todo a su alrededor, hasta llegar a contemplar directamente el mismísimo sol en el firmamento.
Y si este afortunado hombre regresara a la caverna a contar a sus antiguos compañeros de cautiverio todas las maravillas que sus ojos han contemplado, ¿Cómo lo recibirían? ¿Creerían en él? ¿Se burlarían? ¿Creerían que se ha vuelto loco?
Porque los cautivos de la caverna han contemplado solo sombras toda su vida, por lo tanto para ellos esa es la realidad y no hay otra. De manera que al ver llegar a su compañero presa del entusiasmo a compartirles su aventura y su encuentro con la realidad, ¿Cómo lo recibirían?
Lo más seguro es que lo tomaran por loco, o que por lo menos no creerían sus palabras. ¿Cómo podrían creer que hay más allá de las sombras un mundo iluminado por el verdadero sol, repleto de cosas magníficas por descubrir? no; Lo más seguro es que desearían seguir tranquilamente contemplando las sombras reflejadas en la pared, su única realidad.
El relato de Platón incluye otros detalles, pero lo dicho es la parte esencial de la historia.
Pues bien, decía al inicio que esa historia, (que Platón escribió buscando ilustrar la situación de los hombres respecto de la educación y la ignorancia), describe con asombrosa precisión el estado del hombre moderno respecto de las grandes verdades: Dios, alma, inmortalidad, eternidad.
Desde hace ya un par de siglos la humanidad ha venido sepultándose cada vez a mayor profundidad en una cueva subterránea que pareciera no tener final. Allí, la humanidad ha decidido contemplar sombras vanas que le ocultan la verdadera realidad, la realidad luminosa de la presencia de Dios en la historia humana. Y los ojos de las nuevas generaciones, hijos de aquellos que iniciaron ese camino de descenso hacia la caverna, han crecido ya sin ninguna referencia al sol, no lo conocen, ni siquiera logran darle sentido a la palabra. Tal y como las nuevas generaciones de jovencitos respecto de palabras tales como: religión, Dios, alma, piedad, etc. Palabras sin sentido para una generación acostumbrada de nacimiento a contemplar solo sombras.
Y cada vez que a alguno de ellos le es concedido ascender para contemplar lo que hay más allá de las sombras, regresa asombrado a compartir su hallazgo con sus ex-compañeros de caverna, y se encuentra con la actitud hostil de quienes ahora lo consideran loco por hablar de cosas que para ellos no existen, solo porque nunca las han podido ver.
¿Cómo poder convencer a unos ojos que solo han visto oscuridad, de que existe más allá de la caverna otra región repleta de hermosura, iluminada por un sol eterno y amoroso?
Leonardo Rodríguez
viernes, 13 de mayo de 2016
jueves, 12 de mayo de 2016
domingo, 1 de mayo de 2016
2- ¿Por qué atrae el ateísmo?
Decíamos en la entrada anterior que las causas del atractivo que parece tener el ateísmo en la sociedad actual son múltiples, y enumerábamos 4 de entre las más frecuentes. De esas 4 abordamos ya 2 y nos resta por decir algo acerca de las dos últimas que mencionábamos:
3) Deseo vano de ser "moderno" y " progresista"
4) Vida hedonista alejada de toda norma
Veamos:
3) Esta razón es una de las más frecuentes. La inteligencia promedio del hombre moderno es reacia a los grandes esfuerzos, de tal manera que suele contentarse con un análisis sumamente superficial de las cosas. Y como lo más superficial que existe es la moda, pues son ateos 'por moda', porque ser ateo parece algo propio de personas 'inteligentes' y 'modernas'. El creyente es un atrasado, un dinosaurio, un anticuado, etc. Y nadie quiere ser eso.
De alguna manera se ha logrado hacer prosperar la idea de que los tiempos 'modernos' (ciencia, tecnología, sociedades 'democráticas', derechos humanos, etc.) han puesto de manifiesto la inutilidad e incluso peligrosidad de la fe (hay un sujeto en EEUU, Richard Dawkins, que va por el mundo alertando sobre lo peligrosa que es la gente con fe). Y entonces la mentes superficiales modernas, incapaces de un esfuerzo sostenido (que es necesario) por ir al fondo de esos asuntos, tragan entera la cosmovisión materialista ofrecida por los fabricantes actuales de la 'cultura'.
Ojalá el hombre moderno fuera en realidad tan crítico como cree que es. Porque se suele decir que la característica de la sociedad actual es que las personas son críticas (en el sentido de ser analíticas y reflexivas), y que por tanto no aceptan nada sin revisarlo racional o científicamente. Puro discurso vacío, porque en el tema de la fe hoy sucede lo contrario, somos excesivamente ingenuos y perezosos para el análisis, preferimos dejarnos llevar por la moda antes de poner esfuerzo, dedicación y tiempo al servicio del estudio juicioso de dicho tema, con el fin de llegar a una conclusión razonada. Y si a eso le añadimos la creencia de que moderno y ateo son dos palabras cuasi inseparables, están listos los ingredientes para hacer atea a la masa superficial, perezosa e incapaz.
4) La cuarta razón que mencionamos aquí como causa del atractivo del ateísmo es sin lugar a dudas la más frecuente.
Muchos, muchísimos, se dicen ateos NO PORQUE HAN LLEGADO A ESA CONCLUSIÓN LUEGO DE UNA ANÁLISIS ESFORZADO Y JUICIOSO SOBRE EL TEMA, sino porque, como decía san Agustín hace 1500 años: LES CONVIENE QUE DIOS NO EXISTA.
¿Por qué?
Porque la vida que llevan no da para más, es decir, su vida es una feria de exposición de los siete vicios capitales, o de alguno de ellos. Y ven a Dios como un freno a la vida que han decidido vivir y que tanto placer les proporciona, por lo menos a sus cuerpos pues sus almas han de estar llorando.
Son personas que no han aprendido a ver a Dios como un padre amoroso, sino como un repartidor de normas y limitaciones a la "felicidad" humana, o mejor dicho, a eso que ellos consideran la felicidad humana: una vida sin normas y hedonista. Con éstos no sirven los argumentos, pues su ateísmo no es intelectual sino vital, lo viven cada día.
Aquí cobra importancia la alegría del creyente. Nunca he sido amigo de la fe amarga y fría, considero que un creyente feliz, sonriente y amable es un gran apologista de la fe, un gran defensor suyo. Y a veces ese tipo de creyente es el que mejor puede convertir al ateo por hedonismo, pues le demuestra con su vida misma que la fe no se relaciona con la infelicidad, la tristeza o la melancolía, sino que en ella, con ella y por ella se puede ser plenamente feliz.
Hay muchas más causas que explican el atractivo del ateísmo actual, escogimos estas 4 por ser las que más comúnmente hemos encontrado en nuestro trato personal con amigos y conocidos. Para cada una de esas fuentes de ateísmo existe una cura específica, pero de eso hablaremos en una próxima oportunidad.
Leonardo Rodríguez