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lunes, 30 de marzo de 2020

¿Miedo a morir o falta de fe?

Estos tiempos de coronavirus están desnudando la falta de fe sobrenatural que nos aqueja.

Para los santos la muerte nunca ha sido una tragedia absoluta; es un mal ciertamente, pero no el mal total, el mal radical, el mal más temible de todos. ¿Por qué? Porque el santo, prototipo del creyente, ve la muerte como la entrada triunfal al reino eterno junto a Dios, para gozar de una felicidad infinita, inefable. La muerte para el santo no solo no es el final del camino sino que de hecho es el inicio de un camino infinito en compañía de Dios, de los santos, de la Virgen Santísima.

Cosa muy distinta en el caso del ateo materialista. Para este personaje sí que la muerte es el mal absoluto, el final de todo, el acabamiento del propio existir más allá de lo cual solo queda la nada total. Se comprende que para el ateo materialista el vivir deba ser garantizado a toda costa y el morir sea el enemigo más temible de todos porque significa nada más y nada menos que el límite último de nuestra existencia, más allá el ataúd y los gusanos.

Dos perspectivas radicalmente distintas que dan como resultado dos modos de enfrentarnos a la enfermedad, a la muerte y en general a todo mal que nos sobrevenga en esta vida. 

Lo que esta crisis del coronavirus está poniendo al descubierto es una falta de fe evidente, incluso en aquellos que nos decimos creyentes. Porque ante el pánico por la muerte y los intentos por sobrevivir a toda costa, uno se pregunta si aún se cree en la vida después de la muerte, si aún creemos que la muerte no es el final y que se trata más bien del verdadero comienzo a una vida inacabable y feliz junto a Dios.

Entiendo que el rechazo a morir es natural, todo ser desea permanecer en el ser, lo sabemos desde Aristóteles. Pero el creyente tiene ante sí una nueva perspectiva que no tuvo Aristóteles, una perspectiva en la cual la muerte sencillamente no es el final, al contrario, es el verdadero comienzo.

¿Será que nos hace falta fe? ¿Será que este virus ha venido providencialmente a señalar esa crisis de fe? ¿Creemos aún en la vida después de la muerte? ¿Decimos que creemos en Dios pero no nos enamora la idea de verle y estar con él? Preguntas de no poca importancia.


Leonardo Rodríguez V.

      

jueves, 19 de marzo de 2020

Libros para la "cuarentena"


Comparto una carpeta de MEGA donde tengo algunos de los textos que he recopilado de la Web, espero les sean de utilidad en estos días de estar en casa.




https://mega.nz/#F!fcYgAIpQ!8XwX9UToBvmuKWug0C-edQ

miércoles, 18 de marzo de 2020

¿Cuarentena o cuaresma?

¡Los caminos de Dios son inescrutables!

Vivimos tiempos en los cuales la fe ha desaparecido prácticamente de la sociedad, yendo a refugiarse en un puñado de familias que aún conservan viva en sus hogares la esperanza de la eternidad.

Y he aquí que llegado un nuevo tiempo litúrgico cuaresmal, tiempo particularmente propicio para el retorno a Dios y a la práctica religiosa regular, se ha dignado Dios, en medio de sus inescrutables designios, permitir que se expanda por el mundo un virus que ya ha cobrado la vida de miles y al parecer cobrará todavía la de unos cuantos miles más. 

En medio de situación tan dramática las familias se ven obligadas a permanecer en casa, modificar por entero sus ritmos familiares cotidianos y hacer un alto obligatorio de sus obligaciones diarias.

En un esfuerzo por ver las cosas con mirada de eternidad, podemos aprovechar este tiempo de "CUARENTENA" para avivar nuestra fe y vivir una CUARESMA más espiritual, más digna, más real.

Los medios no han cambiado, oración, ayuno, sacrificio y caridad con el prójimo. Cuatro cosas que, "Diosidencialmente", también tienen un rol determinante a la hora de pedir a Dios ayuda en medio de una pandemia como la actual.

Es como si Dios hubiera dicho: van a vivir esta cuaresma como corresponde, sí o sí.

En medio de tanto discurso humano sobre el coronavirus y la manera de enfrentarlo, los católicos debemos mantener siempre la mirada sobrenatural y esforzarnos por ver en los acontecimientos actuales más allá de sus humanas apariencias, para tratar de vislumbrar la mano de Dios que permite estas cosas para, entre otras cosas, atraernos de nuevo hacia Él, fuente de todo bien y de toda salud, también de la salud física, del cuerpo.

Que sea entonces esta temporada de cuarentena, una época propicia para retornar al verdadero sentido de la CUARESMA.

Y pidamos con fe a Dios, por medio de su santísima madre, nos libre de la pandemia actual y libre a nuestras familias.

¡ Laus Deo Virginique Matri !


Leonardo Rodríguez V