La disolución de la cultura como expresión nacional
De la inducción a la corrupción individual rápidamente se pasa a la destrucción de la estructura familiar conocida, como complemento importante de la meta anterior.
Se trata de eliminar obstáculos que permitan transitar hacia el Nuevo Orden social. Por eso el Objetivo No. 3 del Proyecto de Educación Sexual colombiano, fundamentado en las iniciativas antinatalistas del FPA (Family Planning Association), se dirige a “promover modificaciones de la vieja estructura familiar de corte patriarcal…” La FPA es una ONG que orienta las organizaciones femeninas, médicas, educativas y las consejerías matrimoniales que trabaja muy armónicamente con el Consejo de Información y Educación Sexual de los Estados Unidos (SIECUS), promotor de un plan similar de ecuación sexual orientado a las escuelas públicas de ese país y que tiene como objeto disminuir la influencia de los padres sobre los hijos.
Ambas organizaciones se apoyan en el “plan humanista” de Rudolf Dreikus que, entre otros objetivos, dispone alterar o invertir los sexos, liberar a los niños de sus familias y abolir la institución familiar en su estructura actual. Como si fuera poco, la Organización Mundial de la Salud también ha venido obrando en este campo, inspirada, principalmente, por la filosofía del Dr. Brock Chisholm, cuyo humanismo incluía la erradicación de los conceptos sobre “lo bueno y lo malo”. Debían, según su teoría, eliminarse los viejos prejuicios nacionales, culturales y religiosos impuestos por los padres de familia y las religiones cristianas establecidas.
Entre las disposiciones legales que han surgido por influencia de estas organizaciones, tenemos las siguientes en la Gran Bretaña: un sistema tributario que recae más fuertemente sobre las parejas casadas en relación con el concubinato; el derecho de la mujer al aborto sin el consentimiento del esposo; el derecho de las niñas menores de edad a hacerse abortos sin el consentimiento de sus padres; una nueva definición del momento en que comienza la vida humana. En los Estados Unidos, la FPA indujo al Departamento de Salud a eliminar la responsabilidad de los padres sobre los hijos menores de edad en esta misma materia. Las más recientes campañas políticas se centran en el “aborto obligatorio” para las niñas embarazadas en edad escolar y en la reducción de la edad de consentimiento para las relaciones homosexuales y heterosexuales.
En Colombia, por su parte, uno de los supuestos básicos del proyecto es “el desarrollo de la autonomía”, que implica “el ejercicio de la libertad, la preparación para la toma de decisiones y la responsabilidad en todos los actos de la vida”. Pero el proyecto para nada alude a que el ejercicio de la libertad de un menor de edad que depende de sus padres es bastante limitado, límites que están señalados por una restringida autonomía en el área de su manutención y dependencia física, económica y emocional de sus padres. Parece que lo que en el fondo se pretende es que los niños continúen dependiendo, en un todo, de sus progenitores, menos en el área sexual, en la que se pretende inculcar el dominio absoluto del propio cuerpo, con lo cual se manifiesta la inconsistencia y destructividad del Proyecto.
Es posible que la gran inspiradora de todas estas ONG creadas para fines similares sea la PP (Planned Parenthood), fundada por Margaret Sanger en 1942. Sanger fue una mujer muy activa; se inició dando conferencias al Ku Kux Klan sobre la creación de una súper raza blanca y eliminación de las minorías étnicas en los Estados Unidos, lo que le valió una felicitación de Hitler en 1934 por sus logros en los avances de la esterilización.
En su libro The Pívot of Civilization habla de crear un mundo utópico donde las clases dependientes, los delincuentes y, en general, las personas “pasivas” no sean un peso para aquellas inteligentes y educadas. En 1939 creó el Negro Project para ayudar a las mujeres negras a no tener hijos. En una carta al Dr. Clarence J. Gamble (uno de los fundadores de la multinacional Propter & Gamble) le dice: “no queremos que salga ninguna palabra de aquí que diga que queremos eliminar la población negra y el ministro-pastor es el hombre que puede clarificar la idea si es que se le ocurre a alguno de sus miembros más rebeldes retar lo que me dices”.
Alguna vez también dijo: “Lo más misericordioso que puede hacer una familia numerosa a su hijo infante es matarlo”.
Esta organización recibió en el 2004 US$ 804 millones en donaciones para su ayuda a las mujeres del mundo y ha inspirado a la fundación del millonario Bill Gates a emprender actividades de control de la natalidad que, según ha expresado el también multimillonario
Warren Buffet, le habrá de legar la mayor parte de su capital estimado en US$ 4.400 millones.
No en balde el 78% de las clínicas abortivas de P.P. se localizan en comunidades minoritarias negras e hispanas en los Estados Unidos.
El Objetivo No. 4 del mencionado Proyecto colombiano de educación sexual es “lograr que de una manera consciente y responsable (no coercitiva) hombres y mujeres decidan cual es el momento en que pueden traer hijos al mundo, utilizando adecuadamente los diversos medios de regulación de la fertilidad”.
Para lograr este objetivo se hace indispensable condicionar desde muy temprana edad a los niños al principio de “autonomía” anteriormente propuesto para regular adecuadamente la fertilidad sin interferencias de los padres. Pero “regular adecuadamente” significa tanto la capacidad para procrear, como para no hacerlo, lo cual podría lograrse consciente y responsablemente siempre y cuando el educando fuera también autónomo en los otros aspectos de la vida, como el económico, por ejemplo. Así, en el caso de la decisión de no procrear, ¿significa ello que el proyecto de Estado habrá de capacitar moralmente al educando para tomar la decisión de abortar? ¿Es éste uno de los “métodos adecuados” para la regulación de la fertilidad? ¿Incluye el derecho al propio cuerpo la capacidad de destruir el “otro” cuerpo?
Detrás de este Objetivo se encuentran otros grupos de presión dirigidos por el Population Council, fundado por Rockefeller III, cuyo más conspicuo miembro es el Internacional Parenthood Federation dedicado a influenciar en los diferentes Estados su política antinatalista escondida tras el, aparentemente, loable empeño de la “autonomía”.
En este sentido, varias preguntas surgen: ¿se puede pretender que una joven adolescente decida “consciente” y “responsablemente” sobre la muerte de otro ser humano?
¿Existe evidencia de que una amplia disponibilidad de anticonceptivos disminuye y no aumenta la tasa de abortos? Parece que, al contrario, la amplia disponibilidad de medios anticonceptivos fomenta el número de embarazos y la incidencia de las enfermedades venéreas. La explicación es la siguiente: si el total de de adolescentes activos sexualmente aumenta y si su edad es cada vez menor, el índice de fracaso en los métodos es de cuatro a cinco veces mayor que el de los adultos.
En efecto, después de más de tres décadas de educación sexual por fuera del concepto tradicional, se ha llegado en los Estados Unidos a cifras verdaderamente alarmantes: el incremento de embarazos de adolescentes ha aumentado 48% entre 1971 y 1981; el incremento del aborto en 133%; el incremento de nacimientos en 200% por fuera del matrimonio.
Estos son resultados perfectamente opuestos a los buscados inicialmente, según ha dicho Douglas Kirby, ex director de investigación del Centro para Opciones de Población: “Los estudios sobre los programas de educación sexual indican que se puede aumentar el conocimiento…pero no parecen haber tenido un impacto significativo sobre el comportamiento”.
Surge, entonces, otra pregunta: ¿existe alguna relación entre el negocio de los anticonceptivos y la promoción de su uso entre los adolescentes? ¿No es también el aborto un lucrativo negocio?
Según se ha informado, entre aquellas cosas que se estarían gestando a partir de esta concepción “humanista”, es:
1. El uso de óvulos de bebés abortados para la fertilización in vitro con fines investigativos;
2. la provocación de embarazos por medio de la estimulación de óvulos de embriones femeninos, conocida como “nacimiento virginal”;
3. la gemelación (clonación) de embriones humanos que podrían ser utilizados como suplentes para la donación de órganos para el niño “original” enfermo o para una pareja que haya perdido el niño “original”;
4. la experimentación para producir formas de vida híbridas a partir de gametos humanos y de animales.
Una institución mayormente responsable de este tipo de insensibilización y de este tipo de biología monstruosa es el nacional Institute of Health (9000 Rockville Pike, Building 1, Room 218, Bethesda, Maryland 20892, USA). Entre las estrategias a utilizarse, según publicación de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del caribe, ISIS Internacional, casilla 2067, Correo Central de Santiago de Chile, se encuentran:
1. El aborto debe reconocerse como derecho humano y de la mujer;
2. el aborto debe estar al alcance del monedero de todas las mujeres;
3. el aborto debe ser interpretado liberalmente para disminuir los procedimientos riesgosos;
4. en los países donde el aborto está prohibido, las mujeres deben organizarse en grupos y redes para ejercer presión política;
5. debe sensibilizarse a la sociedad entera sobre la endemia silenciosa del aborto clandestino;
6. la presión debe estar apoyada por estadísticas que demuestren la conveniencia del aborto legal.
Según la estructura curricular del Proyecto del gobierno colombiano a la tierna edad de 8 años se les enseña la “regulación de la fertilidad” y los aspectos biológicos de la procreación, embarazo y parto, y desde los 5 años se familiarizan ya con la forma en que los padres procrean hijos. Aunque parece evidente que los propósitos de tal tratamiento sean el aumento del conocimiento con miras a disminuir los abusos sexuales, la “desmitificación”, el acercamiento a las realidades biológicas y la disminución de las enfermedades de transmisión sexual, deben alertarnos hacia varias consideraciones:
Primera, que un niño de 5 años no necesita de tanta información explícita para prevenir que abusen de él sexualmente;
Segunda, que el adulto que esté decidido a abusar de él lo hará de todas maneras;
Tercero, que difícilmente se puede esperar la incidencia de enfermedades venéreas en niños de tan corta edad.
De otro lado, la “regulación de la fertilidad” no parece un tema adecuado a niños de 8 años, cuando ni siquiera están en capacidad biológica de procrear. Más pareciera que de lo que verdaderamente se trata es de adaptarlos al concepto de que cualquier método contraceptivo es válido, incluido el aborto.
Al tenor de lo anterior, existen también algunas sutilezas de tipo semántico en el Proyecto. Una de ellas es la eliminación del concepto “esposo y esposa”, o “marido y mujer” y su sustitución por el de “pareja”. Nunca se menciona el matrimonio como una relación saludable y edificante en la constitución de la familia, lo cual abre una puerta para que se introduzca la pareja homosexual y ocasional. Todo esto no sólo introduce una alteración de los “roles sexuales tradicionales”, sino que pone en conflicto el matrimonio con el amor al éste verse transformado en mero objeto sexual que desvirtúa la estructura familiar actual y altera los papeles sexuales tradicionales que son reputados de “mitos” y “tabúes” culturalmente dirigidos como algo exótico a la naturaleza humana.
Es evidente que esto toca directa y profundamente la cultura, cuando no los conceptos morales y religiosos. Que la sexualidad, según las nuevas enseñanzas, tiene como fin único el pleno disfrute, desvinculado de todo sentimiento afectivo, se hace patente cuando la Directiva Ministerial No. III del 15 de noviembre de 1993, manifiesta que se educa a los jóvenes para “disfrutar responsablemente su vida sexual”, sin que se especifique a cual edad, si púberes o impúberes, se refiere cuando dice “jóvenes”. El rechazo a la concepción ética se evidencia cuando los valores que promueve son solamente la “autoestima”, la “convivencia” y la “salud”, categorías éticas muy restringidas y recortadas.
Es evidente, pues, que todos estos proyectos de educación sexual que se están imponiendo en el mundo occidental sustraen de la cultura familiar la propia educación sexual acompañada de la transmisión de los propios valores familiares que podrían transmitirse de acuerdo con la orientación religiosa y cultural de cada familia. Por eso, indisponen la relación de los padres con los hijos y enfrentan la creación de los nuevos valores inducidos en la unidad escolar con aquellos que ostenta el núcleo familiar a quienes el Estado arrebata la capacidad de educar conforme a sus propias creencias y valores éticos y morales. También arrebata a los niños la mayor escuela de su vida al privarlos de las enseñanzas familiares y, por supuesto, arrebata a la nacionalidad su mismísimo fundamento.
Se trata de eliminar obstáculos que permitan transitar hacia el Nuevo Orden social. Por eso el Objetivo No. 3 del Proyecto de Educación Sexual colombiano, fundamentado en las iniciativas antinatalistas del FPA (Family Planning Association), se dirige a “promover modificaciones de la vieja estructura familiar de corte patriarcal…” La FPA es una ONG que orienta las organizaciones femeninas, médicas, educativas y las consejerías matrimoniales que trabaja muy armónicamente con el Consejo de Información y Educación Sexual de los Estados Unidos (SIECUS), promotor de un plan similar de ecuación sexual orientado a las escuelas públicas de ese país y que tiene como objeto disminuir la influencia de los padres sobre los hijos.
Ambas organizaciones se apoyan en el “plan humanista” de Rudolf Dreikus que, entre otros objetivos, dispone alterar o invertir los sexos, liberar a los niños de sus familias y abolir la institución familiar en su estructura actual. Como si fuera poco, la Organización Mundial de la Salud también ha venido obrando en este campo, inspirada, principalmente, por la filosofía del Dr. Brock Chisholm, cuyo humanismo incluía la erradicación de los conceptos sobre “lo bueno y lo malo”. Debían, según su teoría, eliminarse los viejos prejuicios nacionales, culturales y religiosos impuestos por los padres de familia y las religiones cristianas establecidas.
Entre las disposiciones legales que han surgido por influencia de estas organizaciones, tenemos las siguientes en la Gran Bretaña: un sistema tributario que recae más fuertemente sobre las parejas casadas en relación con el concubinato; el derecho de la mujer al aborto sin el consentimiento del esposo; el derecho de las niñas menores de edad a hacerse abortos sin el consentimiento de sus padres; una nueva definición del momento en que comienza la vida humana. En los Estados Unidos, la FPA indujo al Departamento de Salud a eliminar la responsabilidad de los padres sobre los hijos menores de edad en esta misma materia. Las más recientes campañas políticas se centran en el “aborto obligatorio” para las niñas embarazadas en edad escolar y en la reducción de la edad de consentimiento para las relaciones homosexuales y heterosexuales.
En Colombia, por su parte, uno de los supuestos básicos del proyecto es “el desarrollo de la autonomía”, que implica “el ejercicio de la libertad, la preparación para la toma de decisiones y la responsabilidad en todos los actos de la vida”. Pero el proyecto para nada alude a que el ejercicio de la libertad de un menor de edad que depende de sus padres es bastante limitado, límites que están señalados por una restringida autonomía en el área de su manutención y dependencia física, económica y emocional de sus padres. Parece que lo que en el fondo se pretende es que los niños continúen dependiendo, en un todo, de sus progenitores, menos en el área sexual, en la que se pretende inculcar el dominio absoluto del propio cuerpo, con lo cual se manifiesta la inconsistencia y destructividad del Proyecto.
Es posible que la gran inspiradora de todas estas ONG creadas para fines similares sea la PP (Planned Parenthood), fundada por Margaret Sanger en 1942. Sanger fue una mujer muy activa; se inició dando conferencias al Ku Kux Klan sobre la creación de una súper raza blanca y eliminación de las minorías étnicas en los Estados Unidos, lo que le valió una felicitación de Hitler en 1934 por sus logros en los avances de la esterilización.
En su libro The Pívot of Civilization habla de crear un mundo utópico donde las clases dependientes, los delincuentes y, en general, las personas “pasivas” no sean un peso para aquellas inteligentes y educadas. En 1939 creó el Negro Project para ayudar a las mujeres negras a no tener hijos. En una carta al Dr. Clarence J. Gamble (uno de los fundadores de la multinacional Propter & Gamble) le dice: “no queremos que salga ninguna palabra de aquí que diga que queremos eliminar la población negra y el ministro-pastor es el hombre que puede clarificar la idea si es que se le ocurre a alguno de sus miembros más rebeldes retar lo que me dices”.
Alguna vez también dijo: “Lo más misericordioso que puede hacer una familia numerosa a su hijo infante es matarlo”.
Esta organización recibió en el 2004 US$ 804 millones en donaciones para su ayuda a las mujeres del mundo y ha inspirado a la fundación del millonario Bill Gates a emprender actividades de control de la natalidad que, según ha expresado el también multimillonario
Warren Buffet, le habrá de legar la mayor parte de su capital estimado en US$ 4.400 millones.
No en balde el 78% de las clínicas abortivas de P.P. se localizan en comunidades minoritarias negras e hispanas en los Estados Unidos.
El Objetivo No. 4 del mencionado Proyecto colombiano de educación sexual es “lograr que de una manera consciente y responsable (no coercitiva) hombres y mujeres decidan cual es el momento en que pueden traer hijos al mundo, utilizando adecuadamente los diversos medios de regulación de la fertilidad”.
Para lograr este objetivo se hace indispensable condicionar desde muy temprana edad a los niños al principio de “autonomía” anteriormente propuesto para regular adecuadamente la fertilidad sin interferencias de los padres. Pero “regular adecuadamente” significa tanto la capacidad para procrear, como para no hacerlo, lo cual podría lograrse consciente y responsablemente siempre y cuando el educando fuera también autónomo en los otros aspectos de la vida, como el económico, por ejemplo. Así, en el caso de la decisión de no procrear, ¿significa ello que el proyecto de Estado habrá de capacitar moralmente al educando para tomar la decisión de abortar? ¿Es éste uno de los “métodos adecuados” para la regulación de la fertilidad? ¿Incluye el derecho al propio cuerpo la capacidad de destruir el “otro” cuerpo?
Detrás de este Objetivo se encuentran otros grupos de presión dirigidos por el Population Council, fundado por Rockefeller III, cuyo más conspicuo miembro es el Internacional Parenthood Federation dedicado a influenciar en los diferentes Estados su política antinatalista escondida tras el, aparentemente, loable empeño de la “autonomía”.
En este sentido, varias preguntas surgen: ¿se puede pretender que una joven adolescente decida “consciente” y “responsablemente” sobre la muerte de otro ser humano?
¿Existe evidencia de que una amplia disponibilidad de anticonceptivos disminuye y no aumenta la tasa de abortos? Parece que, al contrario, la amplia disponibilidad de medios anticonceptivos fomenta el número de embarazos y la incidencia de las enfermedades venéreas. La explicación es la siguiente: si el total de de adolescentes activos sexualmente aumenta y si su edad es cada vez menor, el índice de fracaso en los métodos es de cuatro a cinco veces mayor que el de los adultos.
En efecto, después de más de tres décadas de educación sexual por fuera del concepto tradicional, se ha llegado en los Estados Unidos a cifras verdaderamente alarmantes: el incremento de embarazos de adolescentes ha aumentado 48% entre 1971 y 1981; el incremento del aborto en 133%; el incremento de nacimientos en 200% por fuera del matrimonio.
Estos son resultados perfectamente opuestos a los buscados inicialmente, según ha dicho Douglas Kirby, ex director de investigación del Centro para Opciones de Población: “Los estudios sobre los programas de educación sexual indican que se puede aumentar el conocimiento…pero no parecen haber tenido un impacto significativo sobre el comportamiento”.
Surge, entonces, otra pregunta: ¿existe alguna relación entre el negocio de los anticonceptivos y la promoción de su uso entre los adolescentes? ¿No es también el aborto un lucrativo negocio?
Según se ha informado, entre aquellas cosas que se estarían gestando a partir de esta concepción “humanista”, es:
1. El uso de óvulos de bebés abortados para la fertilización in vitro con fines investigativos;
2. la provocación de embarazos por medio de la estimulación de óvulos de embriones femeninos, conocida como “nacimiento virginal”;
3. la gemelación (clonación) de embriones humanos que podrían ser utilizados como suplentes para la donación de órganos para el niño “original” enfermo o para una pareja que haya perdido el niño “original”;
4. la experimentación para producir formas de vida híbridas a partir de gametos humanos y de animales.
Una institución mayormente responsable de este tipo de insensibilización y de este tipo de biología monstruosa es el nacional Institute of Health (9000 Rockville Pike, Building 1, Room 218, Bethesda, Maryland 20892, USA). Entre las estrategias a utilizarse, según publicación de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del caribe, ISIS Internacional, casilla 2067, Correo Central de Santiago de Chile, se encuentran:
1. El aborto debe reconocerse como derecho humano y de la mujer;
2. el aborto debe estar al alcance del monedero de todas las mujeres;
3. el aborto debe ser interpretado liberalmente para disminuir los procedimientos riesgosos;
4. en los países donde el aborto está prohibido, las mujeres deben organizarse en grupos y redes para ejercer presión política;
5. debe sensibilizarse a la sociedad entera sobre la endemia silenciosa del aborto clandestino;
6. la presión debe estar apoyada por estadísticas que demuestren la conveniencia del aborto legal.
Según la estructura curricular del Proyecto del gobierno colombiano a la tierna edad de 8 años se les enseña la “regulación de la fertilidad” y los aspectos biológicos de la procreación, embarazo y parto, y desde los 5 años se familiarizan ya con la forma en que los padres procrean hijos. Aunque parece evidente que los propósitos de tal tratamiento sean el aumento del conocimiento con miras a disminuir los abusos sexuales, la “desmitificación”, el acercamiento a las realidades biológicas y la disminución de las enfermedades de transmisión sexual, deben alertarnos hacia varias consideraciones:
Primera, que un niño de 5 años no necesita de tanta información explícita para prevenir que abusen de él sexualmente;
Segunda, que el adulto que esté decidido a abusar de él lo hará de todas maneras;
Tercero, que difícilmente se puede esperar la incidencia de enfermedades venéreas en niños de tan corta edad.
De otro lado, la “regulación de la fertilidad” no parece un tema adecuado a niños de 8 años, cuando ni siquiera están en capacidad biológica de procrear. Más pareciera que de lo que verdaderamente se trata es de adaptarlos al concepto de que cualquier método contraceptivo es válido, incluido el aborto.
Al tenor de lo anterior, existen también algunas sutilezas de tipo semántico en el Proyecto. Una de ellas es la eliminación del concepto “esposo y esposa”, o “marido y mujer” y su sustitución por el de “pareja”. Nunca se menciona el matrimonio como una relación saludable y edificante en la constitución de la familia, lo cual abre una puerta para que se introduzca la pareja homosexual y ocasional. Todo esto no sólo introduce una alteración de los “roles sexuales tradicionales”, sino que pone en conflicto el matrimonio con el amor al éste verse transformado en mero objeto sexual que desvirtúa la estructura familiar actual y altera los papeles sexuales tradicionales que son reputados de “mitos” y “tabúes” culturalmente dirigidos como algo exótico a la naturaleza humana.
Es evidente que esto toca directa y profundamente la cultura, cuando no los conceptos morales y religiosos. Que la sexualidad, según las nuevas enseñanzas, tiene como fin único el pleno disfrute, desvinculado de todo sentimiento afectivo, se hace patente cuando la Directiva Ministerial No. III del 15 de noviembre de 1993, manifiesta que se educa a los jóvenes para “disfrutar responsablemente su vida sexual”, sin que se especifique a cual edad, si púberes o impúberes, se refiere cuando dice “jóvenes”. El rechazo a la concepción ética se evidencia cuando los valores que promueve son solamente la “autoestima”, la “convivencia” y la “salud”, categorías éticas muy restringidas y recortadas.
Es evidente, pues, que todos estos proyectos de educación sexual que se están imponiendo en el mundo occidental sustraen de la cultura familiar la propia educación sexual acompañada de la transmisión de los propios valores familiares que podrían transmitirse de acuerdo con la orientación religiosa y cultural de cada familia. Por eso, indisponen la relación de los padres con los hijos y enfrentan la creación de los nuevos valores inducidos en la unidad escolar con aquellos que ostenta el núcleo familiar a quienes el Estado arrebata la capacidad de educar conforme a sus propias creencias y valores éticos y morales. También arrebata a los niños la mayor escuela de su vida al privarlos de las enseñanzas familiares y, por supuesto, arrebata a la nacionalidad su mismísimo fundamento.
(tomado
de : "LOS INSTRUMENTOS DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL: EL DERECHO, LA
ECONOMÍA, LA CIENCIA, EL LENGUAJE Y LA RELIGIÓN EN LA SOCIEDAD DEL SIGLO
XXI" , Pablo Victoria Wilches )
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