1. Terminus
esto triplex: maior mediusque minorque.
2.
Latius
hos quam praemissae conclusio non vult.
3.
Nequáquam
médium capiat conclusio fas est.
4.
Aut
semel aut iterum medius generaliter esto.
5. Utraque
si praemissa neget, nil inde sequetur.
6.
Ambae
affirmantes nequeunt generare negantem.
7. Peiorem semper sequitur conclusio
partem.
8. Nil
sequitur geminis ex particularibus unquam.
Comentemos sucintamente estos
versos.
I. Que haya tres términos: el
mayor, el medio, el menor.
Esta regla se limita a dar forma
imperativa a la definición de silogismo. Éste consiste en comparar dos términos
con un tercero. Así pues, si se dan más o menos de tres términos, no hay ya
silogismo. Las denominaciones de los términos son bastante arbitrarias, pero,
dada la necesidad de llamarlos por un nombre, tanto sirve éste como cualquier
otro.
2. Que los extremos no posean
mayor extensión en la conclusión, que en las premisas.
De un modo más sencillo, y más
usual también, esta regla puede formularse así: la conclusión no debe superar
las premisas. En caso de superarlas, es ilegítima porque dice más de lo que se
deduce de la comparación establecida por las premisas entre los extremos y el
medio.
3. Que la conclusión no contenga el término
medio.
Esta regla expresa asimismo la
naturaleza del silogismo que compara los extremos con el medio a fin de unir
los extremos. Si el medio figurara en la conclusión, no habría silogismo.
4. Que el término medio sea
tomado siquiera una vez en toda su extensión.
Esta regla nos dice que los
extremos deben ser comparados con el mismo medio. Si éste no fuera tomado
siquiera una vez en toda su extensión, nada garantizaría que los extremos
fueran comparados con la misma parte del medio. En caso de ser comparados con
partes diferentes, obtendremos un silogismo de cuatro términos, es decir, no
habrá ya silogismo.
5. Dos premisas afirmativas no
pueden engendrar una conclusión negativa.
He aquí una aplicación del
principio de contradicción. Si dos términos son idénticos a un tercero, no
pueden ser diferentes entre sí.
6. De dos premisas negativas no
se sigue nada.
En efecto, si ninguno de los
extremos es idéntico al medio, es imposible saber, en virtud de esta
comparación, si son o no idénticos entre sí. El término medio ha sido mal
elegido y no autoriza ninguna conclusión.
7. La conclusión sigue siempre a la premisa más
débil.
¿Qué se entiende por premisa
«débil»? Desde el punto de vista de la cantidad, se trata de una premisa
particular, y de una premisa negativa, si lo que entra en juego es la cualidad.
La regla dice, pues, que si una premisa es particular, la conclusión será
particular, y que si es negativa, la conclusión será negativa (por lo demás, la
misma premisa puede ser particular y negativa a la vez: una proposición O). En
efecto, si una premisa es particular, la conclusión no puede ser universal,
porque superaría las premisas. Y si una premisa es negativa, quiere decir que
uno de los términos no es idéntico al medio, por lo que la conclusión deberá
ser negativa.
8. De dos premisas particulares no se sigue
nada.
Esta regla es, en lo que respecta
a las proposiciones, análoga a la cuarta, que concernía al término medio. Su
justificación es idéntica. Si ambos extremos únicamente convienen al término
medio en algunos casos, es imposible saber si se trata de los mismos casos y,
consiguientemente, si los extremos se convienen o no entre sí.
Esta regla puede deducirse
también de las anteriores. Demostrarlo, será un excelente ejercicio de agilidad
intelectual.
Si las dos premisas son
particulares, su sujeto es particular. Una deberá ser afirmativa, ya que de dos
negativas no se seguirá nada (regla 6). Si, en efecto, es afirmativa, su
predicado es particular. Pero el medio debe ser siquiera una vez universal (regla
4), y sólo puede serlo si es predicado de una premisa negativa, ya que, por
hipótesis, los dos sujetos de las premisas son particulares. Pero, si una de
las premisas es negativa, también lo es la conclusión (regla 7), y, por lo
tanto, el término mayor, predicado de la conclusión, es universal. Para que el
término mayor pueda ser universal en la conclusión deberá ser universal en las
premisas (regla 2). Pero el único término que sea universal en las premisas es
el predicado de la premisa negativa, y ya hemos visto que dicho término era
necesariamente el término medio. Así pues, el término mayor es universal en la
conclusión y particular en las premisas, contraviniendo la regla 2.
(tomado de "Introducción general y lógica" de Roger Verneaux)
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