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sábado, 1 de agosto de 2015

(3) Los pilares de la falta de fe - Karl Marx


 

Autor: Peter Kreeft

Entre los muchos oponentes de la fe cristiana, el marxismo no es la filosofía más importante, imponente o impresionante de la historia.

Sin embargo, hasta hace poco, ha sido claramente la más influyente. Si comparamos los mapas mundiales de 1917, 1947 y 1987 veremos de qué manera inexorable este sistema de pensamiento se dispersó para inundar un tercio del mundo en tan sólo dos generaciones - una proeza histórica sólo equiparable con los primeros tiempos del Cristianismo y con el comienzo del Islam.

Diez años atrás, todos los conflictos políticos y militares en el mundo, desde América Central hasta el Medio Oriente, giraron en torno al comunismo versus anticomunismo.

Incluso el fascismo se volvió popular en Europa y todavía sigue siendo una fuerza que debe tenerse en cuenta en América Latina, en gran medida debido a su oposición al "espectro del comunismo", como lo llama Marx en la primera oración de su "Manifiesto comunista".

El "Manifiesto" constituyó uno de los momentos clave de la historia. Publicado en 1848, el año de las revoluciones en toda Europa, básicamente se trata, como la Biblia, de una filosofía de la historia, del pasado y del futuro. La historia pasada se reduce a luchas de clases entre el opresor y el oprimido, el amo y el siervo, ya sea el rey contra sus súbditos, el sacerdote contra el parroquiano, el maestro de un oficio contra el aprendiz o incluso el esposo contra la esposa y el padre contra el hijo.

Esta es una visión de la historia aún más cínica que la de Maquiavelo. El amor se niega e ignora por completo y la competencia y la explotación son la ley universal.

No obstante, esto puede cambiar, según Marx, debido a que ahora, por primera vez en la historia, no tenemos tantas clases sino sólo dos - la burguesía (los "ricos" que son los dueños de los medios de producción) y el proletariado (los "pobres" que no son dueños de los medios de producción).

Estos últimos deben venderse a sí mismos y vender su mano de obra a los dueños hasta la revolución comunista, que "eliminará" (eufemismo para "asesinará") a la burguesía y así abolirá las clases y los conflictos de clases para siempre, instituyendo una era de paz e igualdad. Después de ser completamente cínico respecto del pasado, Marx deviene completamente ingenuo respecto del futuro.

¿Qué hizo que Marx fuera lo que es? ¿Cuáles son los orígenes de este credo?

Marx dio un giro deliberado de 180 grados desde (1) el supernaturalismo y (2) el carácter distintivo de su ascendencia judía para abrazar (1) el ateísmo y (2) el comunismo. El marxismo toma todos los factores estructurales y emocionales más importantes de la religión bíblica y les da una forma secularizada. Marx, como Moisés, es el profeta que libera al pueblo elegido, el proletariado, de la esclavitud del capitalismo llevándolo a la tierra prometida del comunismo a través del Mar Rojo de la sangrienta revolución mundial pasando temporalmente por un período de sufrimiento dedicado al partido, el nuevo sacerdocio.

La revolución es el nuevo "Día de Yahweh", el día del juicio; los portavoces del partido son los nuevos profetas; y las purgas políticas dentro del partido para mantener la pureza ideológica son los nuevos juicios divinos de los Elegidos y sus líderes sobre la rebeldía. El tono mesiánico del comunismo hace que sea estructural y emocionalmente más parecido a una religión que a cualquier otro sistema, excepto el fascismo.

Podemos afirmar que así como tomó la forma y el espíritu, pero no el contenido, de su herencia religiosa, también hizo lo mismo con su herencia filosófica hegeliana, ¡transformando el "idealismo dialéctico" en "materialismo dialéctico"! "Marx puso a Hegel de cabeza", como dice el dicho. Marx heredó siete ideas radicales de Hegel:

Monismo: la idea de que todo es uno y que la distinción del sentido común entre materia y espíritu es ilusoria. Para Hegel, la materia fue sólo una forma del espíritu; para Marx, el espíritu fue sólo una forma de la materia.

Panteísmo: la noción de que la distinción entre Creador y creatura, una idea particularmente judía, es falsa. Según Hegel, el mundo es un aspecto de Dios (Hegel era panteísta); según Marx, Dios se reduce al mundo (Marx era ateo).

Historicismo: la idea de que todo cambia, incluso la verdad; de que no hay nada superior a la historia para juzgarlo; y que entonces lo que es verdad en una era es falso en la otra o viceversa. En otras palabras, el tiempo es Dios.

Dialéctica: la idea de que la historia se mueve sólo por conflictos entre fuerzas que se oponen, una "tesis" contra una "antítesis" integrándose en una "síntesis superadora". Esto se aplica a clases, naciones, instituciones e ideas. El vals de la dialéctica sonará en el salón de bailes de la historia hasta que venga el reino de Dios - que Hegel prácticamente identificaba con el estado Prusiano. Marx lo internacionalizó en el estado comunista mundial.

Determinismo o fatalismo: la idea de que la dialéctica y su resultado son inevitables y necesarios, no libres. El marxismo es una suerte de predestinación calvinista sin un predestinador divino.

Estatismo: ya que no hay verdad o ley eterna o metahistórica, el estado es supremo y no se lo puede criticar. Marx nuevamente internacionalizó el nacionalismo de Hegel.

Militarismo: como no hay una ley natural universal o eterna por encima del estado para juzgar y resolver diferencias entre ellos, la guerra es inevitable y necesaria en la medida que haya estados.

Como muchos otros pensadores antirreligiosos que surgieron a partir de la Revolución francesa, Marx adoptó el secularismo, el ateísmo y el humanismo de la Ilustración del siglo XVIII, junto con su racionalismo y su confianza en la ciencia como potencialmente omnisciente y en la tecnología como potencialmente omnipotente. De nuevo las formas, la sensibilidad y la función de la religión bíblica se transfieren a otro dios y a otra fe, dado que el racionalismo es una fe, no una prueba. La creencia que afirma que la razón humana puede saber todo lo que es real, no puede probarse con la razón misma, y la creencia que sostiene que todo lo que es real puede probarse con un método científico, no puede en sí misma probarse de esa manera.

Una tercera influencia sobre Marx, además del hegelianismo y el racionalismo de la ilustración, fue el reduccionismo económico: la reducción de todo a lo económico. Si Marx estuviera leyendo este análisis, diría que el origen de mis ideas no es la facultad de mi mente de conocer la verdad, sino las estructuras económicas capitalistas de la sociedad que me "produjo". Marx creía que el pensamiento del hombre está totalmente determinado por la materia; que cada hombre está totalmente determinado por la sociedad; y que la sociedad está totalmente determinada por la economía. Se puede decir que ello invierte la visión tradicional de que la mente gobierna al cuerpo, el hombre gobierna a la sociedad y la sociedad gobierna su economía.

Finalmente, Marx adoptó la idea de propiedad colectiva de los bienes y el medio para producirlos de los pensadores "socialistas utópicos" anteriores. Marx dice que "La teoría del comunismo puede resumirse en una sola frase: abolición de la propiedad privada". Sin embargo, las únicas sociedades en la historia que lograron practicar el comunismo con éxito fueron los monasterios, los kibbutz, las tribus y las familias (que Marx también quería abolir). Todos los gobiernos comunistas (tales como el de la U.S.S.R.) transfirieron las propiedades al estado y no al pueblo. Se comprobó que la confianza de Marx en que el estado se "desvanecería" de motu propio una vez que hubiera eliminado el capitalismo y colocado al comunismo en su lugar es increíblemente ingenua. Una vez que se confisca el poder, sólo la sabiduría y la santidad podrán liberarlo.

El recurso más profundo del comunismo, especialmente en los países del tercer mundo, no ha sido la voluntad del comunalismo sino la "voluntad del poder", como lo llama Nietzsche. Nietzsche estudió el corazón del comunismo con más profundidad que Marx.

¿Cómo hace Marx con las objeciones evidentes al comunismo: que suprime la privacidad y la propiedad privada, la individualidad, la libertad, la motivación de trabajar, la educación, el matrimonio, la familia, la cultura, las naciones, la religión y la filosofía? No niega que el comunismo las elimina, sino que dice que el capitalismo ya lo hizo. Por ejemplo, sostiene que "el burgués considera a su mujer como un mero instrumento de producción". Respecto de los temas más sensibles e importantes, familia y religión, ofrece una retórica más que una lógica, por ejemplo: "Esas declamaciones burguesas sobre la familia y la educación, sobre la intimidad de las relaciones entre padres e hijos, son tanto más repugnantes...". Y he aquí la "respuesta" a las objeciones religiosas y filosóficas: "Las acusaciones que se hacen contra el comunismo, desde el punto de vista religioso-filosófico e ideológico en general no merecen un examen serio".

La refutación más simple del marxismo es que su materialismo se contradice a sí mismo. Si las ideas no son nada más que el producto de fuerzas materiales y económicas, tales como autos o zapatos, entonces las ideas comunistas también lo son. Si ninguna de nuestras ideas queda determinada por llegar a entender mejor la verdad, sino por los movimientos necesarios de la materia, si no podemos evitar que nuestras lenguas se muevan, podemos decir que los pensamientos de Marx no son más ciertos que los pensamientos de Moisés. Así pues, atacar las bases del pensamiento es atacar su propio ataque.

Marx lo puede ver y lo admite. Reinterpreta a las palabras como armas, y no como verdades. Las funciones de las palabras del "Manifiesto" (y en última instancia, incluso de la "Capital" más extensa y más pseudocientífica) no consisten en probar lo que es verdad sino en alentar la revolución. "Los filósofos sólo interpretaron el mundo; lo único que hay que hacer es transformarlo".

Marx es básicamente un pragmático, pero incluso en este nivel pragmático hay una auto-contradicción. El "Manifiesto" termina con este famoso llamamiento: "Los comunistas, no tienen por qué encubrir sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran, que sus objetivos sólo pueden alcanzarse, derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen si quieren las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Con ella, los proletarios no tienen nada que perder, salvo sus cadenas. Por el contrario, tienen todo un mundo entero que ganar. ¡Proletarios de todos los países, uníos!". Pero este llamamiento es, siguiendo la lógica de Marx, innecesario dado que niega el libre albedrío y que, según él, todo está predestinado; la revolución es "inevitable", no importa si quiero unirme o no. No puede apelarse al libre albedrio y al mismo tiempo negarlo.

Hay fuertes objeciones prácticas al comunismo además de estas dos objeciones filosóficas. Por un lado, sus predicciones no funcionaron. La revolución no tuvo lugar cuando y donde el marxismo lo predijo. El capitalismo no desapareció como así tampoco el estado, la familia ni la religión. Por último, el comunismo no trajo aparejada satisfacción ni igualdad en ningún lugar en que haya ganado poder.


Todo lo que Marx pudo hacer es jugar a ser Moisés y hacer que los tontos regresaran a la esclavitud de Egipto (mundanalidad). El verdadero Liberador está esperando tras bastidores al bufón que ahora "se oscurece y se impacienta el tiempo que le toca estar en el tablado" (NDT: Tomado de la quinta escena de Macbeth de Shakespeare) para llevar a sus tontos seguidores "a la polvorienta muerte" (idem) el único tema que los filósofos marxistas se niegan a enfrentar.


(visto en http://www.catholiceducation.org/es/religion-y-filosofia/otros-temas/los-pilares-de-la-falta-de-fe-karl-marx.html

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