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lunes, 30 de julio de 2018

Importancia de la familia

En mi labor como psicólogo me he tropezado repetidamente con una realidad de esas que por más que quieran hoy ignorarla, regresa cada vez con más fuerza por medio de dramáticas consecuencias: la familia, y por familia entiendo la familia natural y tradicional de padre, madre e hijos, tiene un papel absolutamente fundamental e insustituible, en la formación de las personas. Es fundamental puesto que verdaderamente es al interior de la familia donde se echan las bases de la personalidad, del carácter, del edificio de principios y valores (o su ausencia), que constituirán luego a la persona adulta y determinarán el rumbo de su vida... terrenal y eterna. Y es insustituible porque ninguna otra institución social puede con garantía de éxito asumir el cien por ciento de las funciones que la familia desempeña en forma natural y espontanea. Podrá el Estado quizá asumir por medio de sus organismos funciones de sostenimiento económico, alimenticio, de salud, etc., pero la función propiamente formativa de la familia le será siempre ajena e inalcanzable. Las veces que el Estado trata de asumir una parodia de función formativa con sus ciudadanos, la historia nos cuenta haber ello terminado en resultados propios de una dictadura.

De allí la gran tragedia actual que se cierne terrible sobre la adolescencia actual, pero también sobre quienes actualmente son padres de familia, puesto que hace algunos años cuando ellos eran 'adolescencia', ya las cosas estaban caminando por derroteros muy semejantes a los que vemos hoy día. El mal viene de lejos y se llama desintegración familiar.     

La familia natural y tradicional ha venido sufriendo en la últimas décadas una serie de golpes que la han debilitado hasta tenerla hoy en medio de un estado lamentable. Muchos de esos golpes han sido culturales, es decir, cambios culturales artificiales, no naturales, que han modificado los patrones de comportamiento de las sociedades a gran escala, dejando a la familia indemne ante los nuevos 'paradigmas' afectivos. Son los nuevos tipos de "familia" de los cuales se estila hablar hoy, donde incluso tres hombres se pueden "casar" y formar "familia", con el consiguiente y macabro "derecho" a adoptar hijos.

Luego han venido los sistemas legales a asumir en la legislación dichos cambios forzados de paradigma, para mediante su legalización, normalizar socialmente el cambio e institucionalizarlo y de paso poner en una posición muy difícil a quienes osen seguir pretendiendo defender y proponer el antiguo paradigma, ahora superado. Del cambio cultural hacia su instiucionalización legal, es el recorrido que han hecho las alteraciones al orden natural de las cosas.

La cultura y la legislación, aunadas en un solo propósito de reingeniería social, han logrado que hoy la familia natural y tradicional esté en retirada, o por lo menos a la defensiva. De tener antes el rol protagónico en la formación de las nuevas generaciones mediante la transmisión de una escala de valores clara y definida, ha pasado a ceder cada vez más terreno ante pretensiones totalitarias del Estado moderno, doblegado ante intereses de organizaciones multinacionales antagonistas de la tradición cristiana de la cultura occidental.

Son tiempos difíciles para la familia, y quienes tiene una ya o se sienten llamados a conformar una, deben saber el panorama que se les presenta amenazante, para poder tomar todas las precauciones del caso, dentro de las cuales no es la menor alimentar su alma con una fe fuerte, clara, robusta, adulta, sin complejos, que le permita afrontar el reto actual y plantar cara al enemigo de la humanidad y sus idiotas útiles.


Leonardo Rodríguez V.






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