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miércoles, 30 de enero de 2019

(2) La personalidad voluntarista


“Intellectualism” in the sense in question is, of course, not claiming that all human beings are or ought to be intellectually inclined in the sense of having an interest in philosophy, science, art, or other intellectual pursuits.

Para evitar equívocos hay que aclarar desde el principio algunas ideas erradas acerca del intelectualismo, que es la postura opuesta al voluntarismo.

Cuando se habla de intelectualismo no se está diciendo que todas las personas deben ser “intelectuales”, en el sentido de ratones de biblioteca estudiosos de cuestiones abstractas de filosofía. No. El intelectualismo no tiene ese sentido. Se trata más bien de una tesis antropológica, es decir, de una postura acerca de la naturaleza del ser humano, en la que se afirma que la inteligencia tiene una cierta primacía sobre la voluntad en el sentido de ser la encargada de iluminar el camino que recorremos.

Lo anterior implica naturalmente postular la primacía de la verdad. La verdad es el objeto propio de la inteligencia, su alimento como si dijéramos. La verdad es la realidad en cuanto conocida por la inteligencia, y es evidente que el actuar del ser humano ha de amoldarse a la realidad: a la realidad acerca de sí mismo, pero también a la realidad del universo y de todo lo existente, Dios incluido. Es a partir del contacto con lo real como podemos direccionar acertadamente nuestra vida y todas nuestras acciones. Lo demás es edificar en el aire o, peor aún, edificar sobre caprichos ilusorios.

Again, the intellectualist is also not denying that the will can affect the intellect.

Evidentemente la postura intelectualista no pretende negar la influencia que la voluntad, y en general la vida emocional y afectiva, tienen sobre la vida humana y sobre la toma de decisiones. No. Se reconoce la fuerza que posee la esfera apetitiva, pero se insiste en la necesidad de otorgar primacía a la captación de la verdad, tarea de la inteligencia, en orden a dirigir la conducta y la moralidad en general de nuestras acciones.

Es sabido el desorden que se introduce en el psiquismo humano cuando quien toma el mando es la voluntad por sobre la inteligencia. El voluntarista se convierte en una persona que gira en torno a sí misma, a su visión de las cosas, sin necesidad de abrirse a lo real puesto que ha comenzado por creer que lo real es lo que él crea a su antojo.

Though his will is attached to the idea, it will not remain so if his intellect is made to see the evidence against it, and so he tries to avoid seeing it.

Ahora bien, ¿qué pasa cuando un voluntarista, como por accidente, comprende que su postura en algún asunto o su postura global ante la vida están erradas? Es decir, ¿qué pasa cuando en el psiquismo del voluntarista su inteligencia logra colar alguna razón en contra de su estilo de vida? Lo dice nuestro autor: tratará de evitar poner atención a la evidencia presentada por su inteligencia. Se hará voluntariamente ciego y reprimirá la voz de la realidad hasta ahogarla en el mar de su capricho subjetivo. Lo real podrá gritar con fuerza, pero el orgullo de una voluntad ‘deificada’ hará lo posible por tapar sus oídos y seguir adelante, impertérrito.

Es la tragedia del obstinado. Cuando alguien se ha habituado a seguir en todo y para todo únicamente su idea o visión de las cosas, de espaldas a lo real, puede suceder que cuando lo real, la dura realidad, toque a su puerta, sea incapaz de abrir y permanezca encerrado en sí mismo, ensimismado en su capricho.


Continuará…


Leonardo Rodríguez V.


https://edwardfeser.blogspot.com/2018/10/the-voluntarist-personality.html

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