En varias ocasiones me han
preguntado por el orden más conveniente para estudiar o al menos para comenzar
a familiarizarse con la filosofía de santo Tomás de Aquino. No soy autoridad en
este tema ni mucho menos, pero tanto me lo preguntan que voy a intentar dar una
respuesta al menos desde mi humilde experiencia.
Considero que lo mejor es empezar
con la biografía de Tomás, hay varias de gran valor. La biografía de Tomás
permite acercarse a su lado humano, para situar ideas en el contexto de su
autor y comprender mejor por qué escribió como lo hizo y por qué le interesaron
los temas sobre los que escribió. Eso es importante. Además la vida de santo
Tomás por sí sola fue tan interesante, que conociéndola aumenta en el lector el
interés por profundizar en su obra.
Luego de la biografía creo que es
buena idea empezar a leer los escritos de Tomás, aunque al principio no
entendamos todo al cien por ciento. Tomás escribe con tanta claridad que incluso
para quien nunca lo ha leído, muchas de las cosas que escribe son perfectamente
comprensibles. Nada que ver con esos filósofos que escriben tan enredado que
uno los lee y se siente un completo idiota porque no entiende ni media palabra,
o casi.
Yo diría que se puede comenzar a
leer la Suma Teológica. Es un libro que aborda temas muy profundos, sin duda, pero muchas
de sus páginas son de una sencillez asombrosa, al alcance de cualquiera. Podemos
al mismo tiempo irnos familiarizando con el lenguaje de Tomás y con la forma de
resolver las preguntas que él mismo se va formulando.
Será de mucha ayuda acompañar este
proceso con la lectura de autores de línea tomista que hayan explicado
sistemáticamente el pensamiento de Tomás o que hayan profundizado en algún punto en particular desde la óptica de Tomás de Aquino. Particularmente recomendables
son algunos autores como el padre Reginald Garrigou-Lagrange, dominico francés,
gran tomista del siglo XX. Son de fácil consecución sus libros en Internet,
aunque siempre recomiendo que se haga lo posible por obtenerlos en físico, porque nada podrá sustituir la experiencia de poder tener el libro en nuestras
manos, subrayarlo y estudiarlo
cómodamente sin la intermediación de una pantalla. Otro autor que nos puede
presentar un panorama general del pensamiento de Tomás es el también francés
Etienne Gilson, sus libros se consiguen asimismo con facilidad.
La ventaja que tiene apoyarse en
este tipo de autores es que nos permiten hacernos una visión de conjunto de las
principales ideas de Tomás, y aunque entre los autores llamados tomistas no
todo ha sido uniformidad de pareceres e interpretaciones, no obstante nos
ayudan a ver como “sinópticamente” la obra tomista y esto es un apoyo valioso
porque llegar por uno mismo a tener esa visión de conjunto requeriría leer prácticamente
toda la obra tomista (varios volúmenes),
cosa que no todos podemos hacer, sea por falta de tiempo o simple y llanamente
porque es demasiado y se corre el riesgo del desánimo. Somos humanos.
Con el paso del tiempo uno va conociendo
la existencia de muchos autores tomistas, sus obras y sus aportes, y va
aprendiendo a seleccionar entre toda esa espesa selva aquellos materiales con
los cuales quiere ir complementando su aproximación a Tomás. De todos se puede
extraer algo bueno.
Hacer aquí una lista de autores
sería largo y muy subjetivo, pues reflejaría simplemente mi camino en el
tomismo. En este blog he compartido muchos de los libros que he ido leyendo,
puede con ellos hacerse el lector una idea de los autores más relevantes.
Ya entrando propiamente en las
temáticas filosóficas recomiendo, y no yo sino los que más saben de estas
cosas, hacerse a una buena historia de la filosofía, luego abordar, más o menos
en este orden, la lógica, la filosofía de la naturaleza, la antropología
filosófica, la ética, la filosofía del conocimiento, la metafísica y,
finalmente, la teología natural. Lo anterior no es camisa de fuerza, solo una
recomendación que responde al orden más o menos natural que se encuentra en la
misma realidad de las cosas, pues se inicia con el estudio del instrumento
necesario, la lógica, y se asciende hasta la causa última de todo lo real, Dios
conocido por medio de la luz natural de la razón, que se estudia en la teología
natural, culminación de la metafísica. La historia de la filosofía se
puede ir leyendo a medida que se avanza, para ir ambientando los temas y
contrastando lo que vamos aprendiendo de Tomás con lo que han dicho otros antes
y después de él.
En mi caso siempre estoy repasando
cuestiones de lógica y de filosofía del conocimiento. Me parecen dos líneas
fundamentales, literalmente hablando. Muchos errores en metafísica, y por ende
en teología natural, provienen de malas inteligencias a nivel de elementos de
lógica y filosofía del conocimiento.
No es un camino que se recorra en
un tiempo corto. Se requieren años, por eso considero importante no seguir
esquemas rígidos que pudieran luego de un tiempo causar desánimo y hastío. Con
esquemas rígidos me refiero al caso de aquél que quisiera desde el inicio
someterse a una disciplina estricta de lectura semanal, con un calendario
establecido de temas y fechas. No. Cierta flexibilidad ayudará a mantener vivo
el interés y alejado el desaliento. Si un buen día de repente no deseas leer
nada no hay problema, todos tenemos muchas otras ocupaciones que pertenecen a
nuestros deberes de estado y que no podemos dejar de lado, evidentemente.
Además tenemos obligaciones hacia nuestros familiares y seres queridos, como
pasar tiempo con ellos, por ejemplo. Nada de esto se puede descuidar pues se
generaría un desbalance que tarde o temprano llevaría todo al fracaso.
Conservar una sana “vida social” es fundamental para quien quiere ser lector de
santo Tomás. Los afanes y necesidades de nuestra terrenal vida son tan fuertes,
urgentes e insoslayables, que quien pretende ignorarlos para ir en pos de un
ascetismo literario puro, se estrella de frente contra la realidad, que no
perdona. Así que conviene guardar las proporciones y no descuidar ninguna
faceta de nuestra vida.
Muchas otras cosas pudiera señalar
aquí a manera de consejos para quien se inicia en la lectura de Tomás, pero
vamos a dejarlo hasta aquí para no abusar de la paciencia del amable lector.
¡Mucho ánimo en la ardua tarea de
ser discípulo de Tomás!
Leonardo Rodríguez Velasco.
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