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lunes, 20 de julio de 2020

Católicos, libertarios y la "batalla cultural"

Estamos en medio de una batalla cultural signada por el resurgimiento de un marxismo, ahora cultural, que ha mutado para mimetizarse en medio de una infinidad de reclamos socio-políticos hechos desde frentes tan dispares como el feminismo radical, el ecologismo, el animalismo, el indigenismo, el socialismo, la agenda LGBTxyz, el abortismo mundial y un largo, cada vez más largo etcétera. 

Por lo tanto se hace necesario que los amantes de la libertad se unan en una cruzada cultural liderada por los liberales, por supuesto, en defensa de los "valores" de una sociedad abierta, democrática y, obviamente, amante del capitalismo.

Más o menos ese es el panorama que muchos ven actualmente. Lo anterior ha llevado a que surjan en los últimos meses una serie de figuras "liberales" o "libertarios" que nos ponen en guardia contra el avance de una sociedad cada vez más radicalizada en torno a reclamos que convergen todos, en últimas, en un llamado "marxismo cultural" que pugna por hacer desaparecer la libertad conquistada con tanto esfuerzo por las generaciones que hicieron la Revolución Francesa y trajeron los derechos humanos y las democracias modernas.

No es necesario mencionarlos, todos los han oído nombrar en los últimos meses e incluso los admiran en las redes sociales, proclamándolos poco menos que salvadores de la "sacrosanta libertad".

¡Qué rápido ha olvidado el católico que el liberalismo no es la solución sino el problema!

¿Estamos ante una avanzada cultural que busca borrar de la sociedad todo rastro aún perviviente de herencia cristiana? Sí, sin duda. ¿La respuesta del católico a dicho ataque es el liberalismo? No, sin duda.

El católico ha de tener claro que las tesis liberales, no solo en economía, sino también en lo cultural, lo político, lo moral, etc., son tan enemigas del catolicismo como lo son las tesis del colectivismo marxista. De hecho el marxismo es también fruto de esa descristianización masiva llevada a cabo a raíz del triunfo del liberalismo en la sociedad, con su relativismo estructural, su indiferentismo en asuntos religiosos, su laicismo a ultranza y su poco disimulada enemiga contra el catolicismo.

Los libertarios hodiernos proclaman con impostada superioridad que solo sus tesis están llamadas a ser la receta idónea contra la amenaza del "marxismo cultural". Incluso proclaman sin la menor vergüenza que los católicos no solo podemos sino que estamos obligados, si es que en verdad apreciamos la libertad de los individuos y de las sociedades, a unirnos con entusiasmo a su "cruzada libertaria" contra el enemigo común. 

Ignoran o afectan ignorar que la libertad que el católico valora, admira, y defiende para los individuos y las sociedades se encuentra a años luz de la libertad propuesta por las tesis liberales, y que precisamente de ahí parte la ininterrumpida condena que ha recibido el liberalismo por parte de la doctrina católica, ya desde su cuna en los escritos del XVII y las revoluciones del XVIII.

Dicha condena permanece incólume puesto que se basa en una contradicción doctrinal, ajena a los vaivenes del tiempo. Por tanto poco importa que eclesiásticos de los últimos tiempos, seducidos por el error liberal, hayan pactado con él un imposible pacto. Aún en medio de traiciones coyunturales permanece la oposición doctrinal y por ende la necesidad de que el católico amante de su fe tenga al liberalismo por lo que es, un error condenado por la fe de la iglesia.

Así las cosas llama la atención la ingenuidad de muchos que ven hoy a los "libertarios" como luminarias llamadas a defender a la sociedad del terrible marxismo cultural, cuando lo cierto es que tan terrible es el uno como el otro, igual de enemigo es el liberalismo que el marxismo de la verdad católica.

El problema de fondo es la ignorancia del católico actual. Al desconocer a veces incluso los mínimos de la fe que dice profesar, cae en el error de convivir con errores, pactar con ellos, colaborar con ellos y ayudarles a posicionarse en la conciencia colectiva.

El católico formado se enfrenta a ambos, al marxismo, sí, pero también al liberalismo, igual o incluso más dañino que aquél, en términos espirituales.

¿Qué hacer? Formarse, si amamos algo aspiramos a conocerlo cada vez más, a penetrar cada vez más en la intimidad de lo amado. Por tanto si decimos ser católicos, amar nuestra fe, tenemos la obligación de conocerla, de penetrar lo más que nos sea posible en la intimidad de su vida teológica, de su verdad fundamental y de sus postulados más substanciales. Todo aquél que toma en serio el conocimiento de su fe comprende pronto la profunda contradicción que existe entre liberalismo y catolicismo; y entre catolicismo y todos los hijos que ha dado el liberalismo de dos siglos a esta parte. Todos.

Ojalá en lugar de tanta admiración por personajes que no deberíamos tener al lado sino en frente, viéramos el surgir de líderes católicos que hicieran oposición a las amenazas múltiples que hoy afronta la fe en el mundo, pero con armas católicas, no con armas prestadas del enemigo, que tarde o temprano, y más temprano que tarde hacen más mal que bien.

Mientras esto no pase, seguiremos viendo a "libertarios" tomar en la batalla un lugar que no les corresponde, puesto que ellos lejos de ser la solución, han sido la fuente del problema.

¡Formación y oración sigue siendo la consigna! No necesariamente en ese orden.


Leonardo Rodríguez V.



4 comentarios:

  1. Hola, Leonardo, ¿podrías mencionar quiénes son esas nuevas figuras libertarias, por lo menos los más representativos? Gracias

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  2. Leonardo Rodríguez Velascoviernes, septiembre 04, 2020

    Hola Miguel, buenos días, gracias por escribir.

    Al escribir el artículo pensaba en personajes como Agustín Laje, Vanessa Vallejo, Axel Kaiser y muchos otros más o menos de esa línea; que arrastran la admiración de muchos católicos por su enfrentamiento en contra de algunos postulados de eso que se denomina "progresismo", pero que lo hacen desde los presupuestos doctrinarios de un liberalismo que ha sido justamente condenado por la iglesia como enemigo del orden sobrenatural.

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  3. Muchas gracias por tu respuesta. En ellos mismos también pensé. Incluso Nicolas Márquez, quien tiene mejor formación católica.

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  4. Sin duda, Nicolás aparece como teniendo una mejor formación, pero le es imposible ocultar su liberalismo, y cuando llega a esos temas se contenta con decir que la condena al liberalismo FUE cierta, PERO que luego del Concilio todo cambió, básicamente.

    L.R

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