Tongiorgi:
"Créeme: muchos, que juzgan verbalmente y
por escrito y con obras voluminosas que ellos han defendido alguna opinión o
que han refutado a algún adversario, si pudiesen ser obligados a redactar en
forma silogística todo lo que ha sido materia de sus disputaciones, al instante
se darían cuenta que ellos tal vez han declamado elocuentemente, han escrito
con erudición, han presentado descripciones elegantes, pero que al mismo tiempo se han apartado del fin propuesto, no
han demostrado absolutamente nada, no han refutado nada; más aún, tal vez ni
siquiera se han dado cuenta con claridad qué es lo que había que demostrar o
qué es o lo que tenían que refutar. Créeme de nuevo: si este modo de disertar
se empleara en líneas generales en los temas principalmente más sutiles y
complejos, o en aquellos que excitan las
chispas de las ambiciones humanas, muchas cuestiones, que se debaten por una y
por otra parte, no se debatirían; muchas otras cuestiones se resolverían sin
ninguna dificultad, y muchas otras, que se tienen como resueltas, se vería que
no están resueltas, y que, más aún, son insolubles; muchos errores apenas
surgidos, hubieran desaparecido; la presuntuosidad, los altercados, las iras de
los rivales en la discusión apenas tendrían lugar".
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