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martes, 10 de diciembre de 2013

DIVISIÓN DEL CONCEPTO




Hay muchas maneras de dividir el concepto por lo que nos limitaremos a las que nos parecen más relevantes.

Hemos dicho que todo concepto es universal; sin embargo, no siempre lo usamos en toda su extensión, sino que la restringimos según nos convenga. Para ello acudimos a cuantificadores y obtenemos los siguientes resultados: singular, si lo referimos a un solo individuo: este árbol, esa relación; común, si lo aplicamos a varios. El común, a su vez, podemos predicarlo de todos, es el universal, o bien restringirlo, sin limitarlo a un singular determinado, algún estudiante: es el particular. Esta división es importante para el uso del concepto en el raciocinio, especialmente en su uso como sujeto, aunque también como predicado, como más adelante se explicará.

Cuando el universal se predica de una multitud, puede referirse a ella de diversas maneras. Si se aplica a ella y a todos y cada uno de los miembros de la multitud, tenemos al concepto distributivo o divisivo. Es el uso más común del universal: oveja, árbol, colegial. Pero si se refiere a ciertos conjuntos de individuos sin que se les pueda aplicar a cada uno de ellos, tenemos el colectivo: rebaño, bosque, colegio.

Otra división importante del concepto es la que se fija en el modo cómo se aplica a sus inferiores. Hemos visto que el concepto procura alcanzar la esencia de las cosas reales, mas no siempre lo logra, contentándose con propiedades o, incluso accidentes. Según esto  tenemos  cinco   modos  de  predicarse  un  concepto  de  la  realidad:

•       Si significa la esencia, el concepto puede abarcar toda la esencia y se llama especie: hombre, perro. Pero puede ser que alcance tan sólo una parte de ella. En este caso se nos presentan dos situaciones. O bien nos referimos a la parte indeterminada de ella y la llamamos género: animal, vegetal. O bien a la parte determinante de ella y la llamamos diferencia específica: racional

•       Si no significa la esencia, podrá referirse a algo que le adviene a ella. Es lo más normal. Pero esto que le adviene a la esencia puede ser entendido como necesario, que no le puede faltar, y se le llama propio o propiedad, concepto muy usado en ciencia, por Ej.: transparencia del aire y del agua. O bien se considera que no es necesario y que le puede faltar a la esencia sin que se altere el ente en su constitución: estar sentado o de pie. A éste lo llamamos accidente.

Estos cinco modos de cómo puede un concepto puede ser predicado de la realidad, a saber: especie, género, diferencia específica, propiedad, accidente, han sido llamados desde antiguo predicables. Ya el romano Porfirio los utilizó para conformar el famoso árbol de Porfirio, partiendo de la noción de sustancia.
No nos detendremos en profundizar éstos y otros detalles de la división, antes bien preferimos detenernos un instante en comprender mejor esta importante propiedad lógica de los conceptos objetivos.

Decíamos que el concepto objetivo se predica de sus inferiores. A esta propiedad la llamamos predicabilidad. Gracias a ella, el concepto nos da a conocer una esencia o un aspecto suyo, que podemos atribuir a los objetos reales. El concepto objetivo me hace comprender hasta cierto punto la esencia hombre, la que es apta para ser atribuida a Juan, Pedro, Isabel, etc. Gracias a la predicabilidad de los conceptos objetivos podremos pasar a la segunda operación de la inteligencia que veremos en el capítulo siguiente.

Todo concepto objetivo puede ser considerado una esencia inteligible; es decir, es algo que puede ser entendido. Es importante la última división estudiada porque nos enseña que esa esencia inteligible no siempre puede ser atribuida de la misma manera a un ente singular. Tal vez esa esencia inteligible no señale la esencia real sino sólo un accidente de la misma y habría un error en confundirlas, o bien puede ser una parte de la esencia real, ya sea la determinante o la indeterminada. ¡Cuántos errores cometemos al no saber cómo se debe atribuir a una determinada realidad el concepto que tenemos en nuestra mente! La historia de la ciencia no enseña mucho al respecto.

El universal, pues, es algo uno que se halla en varios, y los predicables nos indican de cuántos modos diversos ese universal puede hallarse en sus inferiores. Así, el concepto grave, en física, se predica como propiedad de los cuerpos: todo cuerpo está afectado por ella, por lo que lo denominamos grave o pesado. Pero esta esencia inteligible no es la esencia real de los cuerpos, sino una relación entre dos cuerpos que se atraen por esa misteriosa fuerza que llamamos gravedad.

Esta división, pues, nos permite pensar la realidad en su multifacética complejidad con una extraordinaria exactitud.

(tomado de "Aprendiendo a pensar" de Ossandón Valdés)

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