"I call Christian, every philosophy
which, although keeping the two orders formally distinct, nevertheless
considers the Christian revelation as an indispensable auxiliary to reason".
"Christian philosophy is that way of
philosophizing in which the Christian faith and the human intellect join forces
in a common investigation of philosophical truth".
Llamo cristiana, toda filosofía que,
aunque manteniendo los dos órdenes formalmente distintos, sin embargo,
considera la revelación cristiana como un auxiliar indispensable para la razón.
Filosofía cristiana es esa manera de
filosofar en la que la fe cristiana y el intelecto humano unen fuerzas en una
investigación común de la verdad filosófica.
(La primera frase procede del libro "The Spirit of Medieval Philosophy", y la segunda de "Elements of Christian Philosophy", ambos de Etienne Gilson).
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Una de las barreras contra las que nos estrellamos con frecuencia es la del rechazo a la idea misma de que pueda existir una filosofía cristiana, pues a muchos ese concepto les suena contradictorio.
Los que así piensan dicen que filosofía es tarea de la razón, y que el cristianismo es una religión, con lo cual quieren decir ante todo que es un conjunto de dogmas obligatorios y por encima de la razón humana.
Como suele pasar, también en esta ocasión el error proviene de que se toman verdades parciales y se ignoran otras que ayudarían a comprender mejor las cosas.
Es verdad que la filosofía es tarea de la razón. Pero esto no era desconocido, por ejemplo, por santo Tomás de Aquino, quién sabía mejor que nosotros que la filosofía se definía como "el conocimiento de todas las cosas, a través de sus causas últimas, por medio de la luz natural de la razón". Esta definición Tomás la conocía de memoria, y al igual que él todos los máximos representantes de la filosofía medieval, filosofía cristiana por excelencia. ¿Entonces?
También es verdad que la religión tiene dogmas. Pero la religión no es únicamente dogmas. También tiene una moral, que debe guardar concordancia con la moral natural, que está al alcance de la razón. Y también la religión es una visión de conjunto sobre la realidad, sobre el hombre, sobre el mundo, sobre la Divinidad. De manera que la religión cubre una esfera de elementos que va más allá de la lista de sus dogmas. De hecho la lista de dogmas es corta, al lado de las verdades filosóficas que se defienden mediante la razón. Para el católico, por ejemplo, la principal lista de dogmas está en el credo que se aprende de niños, y que contiene 12 verdades dogmáticas, ¡12!.
¡Y los modos correctos del silogismo en lógica son 19!
Hay otros dogmas, claro está, a parte de los contenidos en el credo. Son los que la iglesia ha ido definiendo con el paso del tiempo y según la necesidad de cada época. Pero en conjunto no son muchos en cantidad. Repito, tan solo en lógica la filosofía tiene más afirmaciones que dogmas tiene la religión. De manera que si se contaran las afirmaciones de la metafísica, de la psicología, de la epistemología, de la filosofía de la naturaleza, de la ética, etc., la diferencia sería enorme.
Pero entonces ¿Qué es una filosofía cristiana?
Es una filosofía que no desprecia el auxilio de las verdades teológicas.
Al filósofo cristiano la teología no le dicta sus conclusiones, sino que le sugiere caminos y le indica peligros. Es guía. Pero las conclusiones a las que el filósofo cristiano llega, son perfectamente racionales, y en cuanto tales, las defiende en el terreno de la razón, de todo ataque o contradicción que pudiera presentarse. En un debate el filósofo cristiano no usa como arma el catecismo, sino los primeros principios de la razón. Seguro de que la fuente de toda verdad es Dios y que Él no se contradice.
De hecho, y hablando un poco desde la experiencia personal, los que ponen objeciones "filosóficas" contra la fe, se suelen sorprender cuando se les contesta sin recurrir al catecismo o al credo, sino solo a la fuerza del razonamiento y de los principios meramente filosóficos.
A pesar de todo ello se mantiene el prejuicio contra la filosofía cristiana, se niega incluso que pueda existir. Se le considera una falsa filosofía prisionera de prejuicios teológicos. Pero es solo eso, un prejuicio, que nace del desconocimiento.
Aún recuerdo una conversación que tuve hace ya varios años con un "filósofo de profesión". Al principio presentó algunas objeciones simples, convencido quizá de que al estar hablando con un "creyente", no requería nada mejor. Conforme la conversación avanzaba y sus objeciones recibían respuesta, fue haciendo más complejo su discurso hasta perderse ya en un galimatías que incluso para él se hizo evidente, hasta el punto de reconocer, al final, que "la idea de Dios es demasiado pesada para mí por el momento". A falta de objeciones recurrió a una declaración personal, es decir, en pocas palabras: no quería "por ahora" creer en Dios.
Al final me dijo que jamás en su vida le habían presentado la religión desde esa perspectiva cargada de demostración y lógica. No volví a saber de esa persona, ojalá Dios haya culminado la obra.
Leonardo R.
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