Vive aún en nuestros días, debe tener ya unos 90 años, un renombrado filósofo italiano, Gianni Vattimo. Este filósofo es conocido, entre otras cosas, por escribir sobre un fenómeno que él llamó 'PENSAMIENTO DÉBIL'. Mucho se ha escrito sobre dicho fenómeno, pero una forma sencilla de explicarlo es diciendo que el pensamiento débil es una característica de esta época nuestra, que consiste en que los grandes sistemas que aspiraban a explicar el mundo ya cayeron y deben darle paso a iniciativas menos ambiciosas, menos totalizantes, menos abarcadoras.
De tal manera que las grandes religiones, con sus sistemas explicativos del mundo, así como las filosofías de matriz metafísica con intención de ofrecer explicaciones completas sobre la realidad, deben quedar a un lado y dejar el protagonismo a modelos no explicativos sino interpretativos. Modelos que sirvan para interpretar una sociedad pluralista, abierta, diversa, tolerante, etc., como la nuestra.
En este nuevo escenario de 'pensamiento débil', la idea directora de todo debe ser la de un relativismo supuestamente respetuoso de todas las opciones y posturas, ya que precisamente se trata de dejar a un lado las pretensiones de poseer verdades absolutas, para poder dar cabida a la multiplicación de las interpretaciones personales, en un mundo diverso y plural.
Es por esto que hoy desde todas las instituciones y medios de comunicación se difunde una especie de veneración religiosa por el relativismo, de tal manera que si uno quiere ser parte exitosa de la nueva sociedad debe asumir como "principio" que todo principio vale. Y por el contrario, si se defiende una postura distinta a la del relativismo y el pensamiento débil, de inmediato se verá uno excluido y condenado al ostracismo social.
El pensamiento débil es, entonces, la marca característica de la sociedad actual, y su fruto más evidente es el relativismo, que hoy vemos triunfar por todas partes, con ese desprecio por la verdad que llega hasta el desprecio por quienes piensen distinto a los propios relativistas.
Gran razón tuvo entonces Vattimo para describir como característica de este tiempo al pensamiento débil.
Y un pensamiento débil solo ha dado como resultado un ser humano débil, sin convicciones, gelatinoso, presa fácil de toda propaganda ideológica.
Leonardo Rodríguez.
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