Antiguamente se decía que
existían 7 pecados capitales, llamados así porque eran como las cabezas (capita, en latín) de donde nacían todos
los demás pecados habidos y por haber. Se aprendían de memoria desde niños, en
el catecismo, y su atractivo se experimentaba luego durante toda la vida, de
tal manera que la personalidad y el carácter de cada uno se formaba o deformaba
según que se sucumbiera a sus encantos o se resistiera a ellos con fortaleza.
Hoy en día hasta la palabra ‘pecado’
está exiliada del vocabulario corriente, lo cual no significa que por ello haya
el pecado dejado de existir, todo lo contrario, está más presente que nunca
solo que pasa más desapercibido porque ha sido ‘legalizado’ y conforma la
atmósfera social que nos rodea. Y por lo mismo ya no produce el rechazo que
generaba años atrás.
No obstante lo anterior se da hoy
un curioso fenómeno y es el siguiente: el mismo horror que se tenía antes por
los pecados capitales o por sus hijos, se tiene hoy por un nuevo tipo de ‘pecado’,
el pecado de tener la razón. Vamos a
explicar esto.
Hoy toda persona que pretenda oponerse
y tener la razón en temas como el aborto, la eutanasia, el “matrimonio”
homosexual, la adopción de niños por parte de parejas homosexuales, el
divorcio, la anticoncepción, y un largo etc., verá de inmediato cómo la muy “tolerante”
sociedad liberal actual se le vendrá encima con toda su apabullante capacidad
para producir miedo y callar críticos. Es algo que se experimenta por ejemplo
en las redes sociales; y es que en efecto basta un simple comentario contra el
aborto para de inmediato recibir una avalancha de insultos, críticas, burlas y hasta
amenazas de todo tipo, simplemente por haber cometido el “pecado” de pretender
en ese tipo de temas tener la razón.
Y es que hoy se alaba al
relativista. Ese personaje que va diciendo que todo vale, que da lo mismo una
opinión u otra, que todo depende del contexto, que todo depende de la época,
etc., ese personaje es alabado y tenido hoy día como una especie de ser
superior dueño de algún tipo de ‘sabiduría’ superior a la del resto de los
mortales. Y estos personajes se creen su papel y miran al resto con aires de
suficiencia y hasta de lástima, en especial a esos pobres personajes que creen
tener la razón.
De manera que hoy la mejor forma
de hacerse enemigos en todas partes es proclamar que existe lo correcto y lo
incorrecto, lo decente y lo indecente, lo bueno y lo malo, lo que está bien y
lo que está mal, etc. Porque de inmediato te dirán: ¿Quién te crees tú para
pensar que tienes la razón? Tener la razón se ha convertido hoy en el peor de
los ‘pecados’.
Así las cosas considero que será
quizá la única vez que podremos sentirnos orgullosos de ser pecadores, porque
dos y dos seguirán eternamente siendo cuatro, pues la realidad no cambia aunque
a algunos les moleste que así sea.
Leonardo Rodríguez
Excelente artículo, me gusto mucho. Dios le bendiga y la Virgen le Guarde amigo. Y le siga dando esa gracia de ver con esa claridad las cosas.
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