6) Dominio del conocimiento técnico-instrumental por sobre
el filosófico-sapiencial
Con el ocaso de la metafísica tradicional, en la cual el
hombre se abría al conocimiento de realidades fuera del espacio-tiempo,
llegando incluso a alcanzar racionalmente la existencia de Dios, la sociedad se
comienza a decantar poco a poco por una concepción del conocimiento más bien
práctica que teórica. Si antes los hombres veían el universo como trampolín
para ascender a la contemplación de Dios como su causa primera, ahora los
hombres verán el universo como escenario de dominio humano sobre la materia y creación
de tecnologías cada vez más asombrosas. Decíamos anteriormente que todo esto coincidió
con el auge de la nueva ciencia experimental y se configuró así un nuevo
paradigma de progreso social caracterizado por el interés en aumentar el
conocimiento de la naturaleza material, con el fin de conocer cada vez mejor
sus mecanismos y poder usarlos para mejorar en forma creciente la vida del
hombre sobre la tierra.
Ante este panorama era natural que el conocimiento de tipo
filosófico-sapiencial obtenido por medio de la especulación metafísica
principalmente, fuera poco a poco desapareciendo de la lista de intereses de
las sociedades y fuera reemplazado vertiginosamente por un modelo de
conocimiento técnico-instrumental, único capaz de ofrecer resultados prácticos
a la hora de aplicar la ciencia a la creación de nuevas técnicas y nuevas
tecnologías.
Actualmente nadamos en este paradigma y no hay en el
horizonte próximo esperanzas de regresar a una visión menos utilitarista del
conocimiento. De hecho una mirada rápida a los currículos académicos de
universidades e instituciones de educación primaria y bachilleratos, permite
ver ese énfasis hegemónico que se hace en las disciplinas consideradas
productivas o rentables, en detrimento de las disciplinas consideradas muertas
en cuanto a su estatuto económico. En otras palabras, pocos padres de familia
verán hoy con buenos ojos que su hijo estudie filosofía en la universidad,
mientras que se sentirán seguros y orgullosos si su hijo manifiesta interés por
alguna ingeniería.
Lo anterior refleja un estado social de abierto desprecio
por las humanidades, agravado por un dominio apabullante de las disciplinas ‘prácticas’
o ‘productivas’.
Se perfila así un tipo de hombre y un tipo de sociedad muy
específico, en los cuales desaparece o se adormece el interés por las grandes
cuestiones metafísicas: ¿qué es el hombre? ¿De dónde venimos? ¿Para dónde
vamos? ¿Existe Dios? ¿Qué es el alma? ¿El mundo ha tenido comienzo? ¿Tendrá
fin? Etc. Todos estos interrogantes y otros por el estilo desaparecen del
horizonte mental del hombre moderno y la sociedad que resulta de dicha
transformación viene a ser entonces una sociedad sumida exclusivamente en la
materialidad, en el esfuerzo por construir “el paraíso en la tierra”.
Leonardo Rodríguez V
Continuará...
7) Primacía de la praxis sobre la teoría
8) Rechazo a-priori de la tradición filosófica
9) Idea de la libertad como pura auto-determinación
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