La Ideología de Género: Sus Peligros y Alcances
Por Jutta Burggraf
Es claro que para esta nueva "perspectiva de género", la realidad de
la naturaleza incomoda, estorba, y por tanto, debe desaparecer. Esta
perspectiva de género que se quiere imponer desde los organismos
internacionales está en la misma línea contraria al orden natural como el
antinatalismo.
"
El género es una construcción
cultural; por consiguiente no es ni resultado causal del sexo ni tan
aparentemente fijo como el sexo... Al teorizar que el género es una
construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser
un artificio libre de ataduras; en consecuencia hombre y masculino podrían
significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto
un cuerpo masculino como uno femenino".
Estas palabras que podrían parecer tomadas de un cuento de ciencia ficción que
vaticina una seria pérdida de sentido común en el ser humano, no son otra cosa
que un extracto del libro "Gender Trouble: Feminism and the Subversion of
Identity" (El Problema del Género: el Feminismo y la Subversión de la
Identidad") de la feminista radical Judith Butler, que viene siendo
utilizado desde hace varios años como libro de texto en diversos programas de
estudios femeninos de prestigiosas universidades norteamericanas, en donde la
perspectiva de género viene siendo ampliamente promovida.
Mientras muchos podrían seguir considerando el término 'género' como
simplemente una forma cortés de decir 'sexo' para evitar el sentido secundario
que 'sexo' tiene en inglés, y que por tanto 'género' se refiere a seres humanos
masculinos y femeninos, existen otros que desde hace ya varios años han
decidido difundir toda una "nueva perspectiva" del término. Esta
perspectiva, para sorpresa de muchos, se refiere al término género como
"roles socialmente construidos".
La IV Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer, realizada en
setiembre de 1995 en Pekín, fue el escenario elegido por los promotores de la
nueva perspectiva para lanzar una fuerte campaña de persuasión y difusión. Es
por ello que desde dicha cumbre la "perspectiva de género" ha venido
filtrándose en diferentes ámbitos no sólo de los países industrializados, sino
además de los países en vías de desarrollo.
Definición del término "género"
Precisamente en la cumbre de Pekín, muchos de los delegados participantes que
ignoraban esta "nueva perspectiva" del término en cuestión,
solicitaron a sus principales propulsores una definición clara que pudiera
iluminar el debate. Así, la directiva de la conferencia de la ONU emitió la
siguiente definición:
"El género se refiere a las relaciones entre mujeres y hombres basadas en
roles definidos socialmente que se asignan a uno u otro sexo".
Esta definición creó confusión entre los delegados a la cumbre, principalmente
entre los provenientes de países católicos y de la Santa Sede, quienes
solicitaron una mayor explicitación del término ya que se presentía que éste
podría encubrir una agenda inaceptable que incluyera la tolerancia de
orientaciones e identidades homosexuales, entre otras cosas. Fue entonces que
Bella Abzug, ex-diputada del Congreso de los Estados Unidos intervino para
completar la novedosa interpretación del término "género":
"El sentido del término 'género' ha evolucionado, diferenciándose de la
palabra 'sexo' para expresar la realidad de que
la situación y los roles de la mujer y del hombre son construcciones
sociales sujetas a cambio".
Quedaba claro pues que los partidarios de la perspectiva de género proponían
algo mucho más temerario como por ejemplo que "
no existe un hombre natural o una mujer natural, que no hay
conjunción de características o de una conducta exclusiva de un sólo sexo, ni
siquiera en la vida psíquica". Así, "la
inexistencia de una esencia femenina o masculina nos permite rechazar la
supuesta 'superioridad' de uno u otro sexo, y cuestionar en lo posible si
existe una forma 'natural' de sexualidad humana".
Ante tal situación, muchos delegados cuestionaron el término así como su
inclusión en el documento. Sin embargo, la ex-diputada Abzug abogó férreamente
en su favor:
"El concepto de 'género' está enclavado en el discurso social, político y
legal contemporáneo. Ha sido integrado a la planificación conceptual, al
lenguaje, los documentos y programas de los sistemas de las Naciones Unidas...
los intentos actuales de varios Estados Miembros de borrar el término 'género'
en la Plataforma de Acción y reemplazarlo por 'sexo' es una tentativa
insultante y degradante de revocar los logros de las mujeres, de intimidarnos y
de bloquear el progreso futuro".
El apasionamiento de Bella Abzug por incluir el término en Pekín llamó la
atención de muchos delegados. Sin embargo, el asombro y desconcierto fue mayor
luego que uno de los participantes difundiera algunos textos empleados por las
feministas de género, profesoras de reconocidos Colleges y Universidades de los
Estados Unidos. De acuerdo a la lista de lecturas obtenida por el delegado, las
"feministas de género" defienden y difunden las siguientes
definiciones:
- Hegemonía o hegemónico
: Ideas o
conceptos aceptados universalmente como naturales, pero que en realidad son
construcciones sociales.
- Desconstrucción
: La tarea de
denunciar las ideas y el lenguaje hegemónico (es decir aceptados universalmente
como naturales), con el fin de persuadir a la gente para creer que sus
percepciones de la realidad son construcciones sociales.
- Patriarcado, Patriarcal
:
Institucionalización del control masculino sobre la mujer, los hijos y la
sociedad, que perpetúa la posición subordinada de la mujer.
- Perversidad polimorfa, sexualmente
polimorfo
: Los hombres y las mujeres no sienten atracción por personas del
sexo opuesto por naturaleza, sino más bien por un condicionamiento de la
sociedad. Así, el deseo sexual puede dirigirse a cualquiera.
- Heterosexualidad obligatoria: Se
fuerza a las personas a pensar que el mundo está dividido en dos sexos que se
atraen sexualmente uno al otro.
- Preferencia u orientación sexual
:
Existen diversas formas de sexualidad -incluyendo homosexuales, lesbianas,
bisexuales, transexuales y trasvestis- como equivalentes a la heterosexualidad.
- Homofobia
: Temor a relaciones con
personas del mismo sexo; personas prejuiciadas en contra de los homosexuales.
(El término se basa en la noción de que el prejuicio contra los homosexuales
tiene sus raíces en el ensalzamiento de las tendencias homosexuales).
Estas definiciones fueron tomadas del material obligatorio del curso "Re-imagen
del Género" dictado en un prestigioso College norteamericano. Asimismo,
las siguientes afirmaciones corresponden a la bibliografía obligatoria del
mismo:
"La teoría feminista ya no puede darse el lujo simplemente de vocear una
tolerancia del 'lesbianismo' como 'estilo alterno de vida' o hacer alusión de
muestra a las lesbianas. Se ha retrasado demasiado una crítica feminista de la
orientación heterosexual obligatoria de la mujer".
"Una estrategia
apropiada y viable del derecho al aborto es la de informar a toda mujer que la
penetración heterosexual es una violación, sea cual fuere su experiencia
subjetiva contraria."
Las afirmaciones citadas podrían parecer suficientemente
reveladoras sobre la peligrosa agenda de los promotores de esta
"perspectiva". Sin embargo, existen aún otros postulados que las
"feministas de género" propagan cada vez con mayor fuerza:
"Cada niño se asigna a una u otra categoría en base a la forma y tamaño de
sus órganos genitales. Una vez hecha esta asignación nos convertimos en lo que
la cultura piensa que cada uno es -femenina o masculino-. Aunque muchos crean
que el hombre y la mujer son expresión natural de un plano genético, el género
es producto de la cultura y el pensamiento humano, una construcción social que
crea la 'verdadera naturaleza' de todo individuo."
Es así que para las "feministas de género", éste "implica clase,
y la clase presupone desigualdad. Luchar más bien por desconstruir el género
llevará mucho más rápidamente a la meta"
.
El feminismo de género
Pero en qué consiste el "feminismo de género" y cuál es la diferencia
con el comúnmente conocido feminismo. Para comprender más a profundidad el
debate en torno al "término género", vale la pena responder a esta
pregunta.
El término "feministas de género" fue acuñado en primer lugar por
Christina Hoff Sommers en su libro "Who Stole Feminism?"
("¿Quién se robó el Feminismo?"), con el fin de distinguir el feminismo
de ideología radical surgido hacia fines de los 60's, del anterior movimiento
feminista de equidad.
Aquí las palabras de Hoff Sommers:
"El feminismo de equidad es sencillamente la creencia en la igualdad legal
y moral de los sexos. Una feminista de equidad quiere para la mujer lo que
quiere para todos: tratamiento justo, ausencia de discriminación. Por el
contrario, el feminismo del 'género' es una ideología que pretende abarcarlo
todo, según la cual la mujer norteamericana está presa en un sistema patriarcal
opresivo. La feminista de equidad opina que las cosas han mejorado mucho para
la mujer; la feminista del 'género' a menudo piensa que han empeorado. Ven
señales de patriarcado por dondequiera y piensan que la situación se pondrá
peor. Pero esto carece de base en la realidad norteamericana. Las cosas nunca
han estado mejores para la mujer que hoy conforma 55% del estudiantado
universitario, mientras que la brecha salarial continúa cerrándose"
.
Al parecer, este "feminismo de género" tuvo una fuerte presencia en
la Cumbre de Pekín. Así lo afirma Dale O'Leary, autora de numerosos ensayos
sobre la mujer y participante en la Conferencia de Pekín, quien asegura que
durante todas las jornadas de trabajo, aquellas mujeres que se identificaron
como feministas abogaron persistentemente por incluir la "perspectiva del
género" en el texto, por la definición de "género" como 'roles
socialmente construidos' y por el uso de "género" en sustitución de
'mujer' o de masculino y femenino.
De hecho todas las personas familiarizadas con los objetivos del
"feminismo de género", reconocieron inmediatamente la conexión entre
la mencionada ideología y el borrador del "Programa de Acción" del 27
de febrero que incluía propuestas aparentemente inocentes y términos
particularmente ambiguos.
Neo Marxismo
En palabras de Dale O'Leary,
la teoría
del "feminismo de género" se basa en una interpretación neo-marxista
de la historia. Comienza con la afirmación de Marx, de que toda la historia
es una lucha de clases, de opresor contra oprimido, en una batalla que se
resolverá solo cuando los oprimidos se percaten de su situación, se alcen en
revolución e impongan una dictadura de los oprimidos. La sociedad será
totalmente reconstruida y emergerá la sociedad sin clases, libre de conflictos,
que asegurará la paz y prosperidad utópicas para todos.
O'Leary agrega que Frederick Engels fue quien sentó las bases de la unión entre
el marxismo y el feminismo. Para ello cita el libro "El Origen de la
Familia, la Propiedad y el Estado", escrito por el pensador alemán en 1884
en el que señala:
"El primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo
del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y la
primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el
masculino"
Según O'Leary, los marxistas clásicos creían que el sistema de clases
desaparecería una vez que se eliminara la propiedad privada, se facilitara el
divorcio, se aceptara la ilegitimidad, se forzara la entrada de la mujer al
mercado laboral, se colocara a los niños en institutos de cuidado diario y se
eliminara la religión. Sin embargo, para las "feministas de género",
los marxistas fracasaron por concentrarse en soluciones económicas sin atacar
directamente a la familia, que era la verdadera causa de las clases.
En ese sentido, la feminista Shulamith Firestone afirma la necesidad de
destruir la diferencia de clases, más aún la diferencia de sexos:
"... asegurar la eliminación de las clases sexuales requiere que la clase
subyugada (las mujeres) se alce en revolución y se apodere del control de la
reproducción; se restaure a la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos,
como también el control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las
nuevas tecnologías como todas las instituciones sociales de nacimiento y
cuidado de niños. Y así como la meta final de la revolución socialista era no
sólo acabar con el privilegio de la clase económica, sino con la distinción
misma entre clases económicas, la meta definitiva de la revolución feminista
debe ser igualmente -a diferencia del primer movimiento feminista- no
simplemente acabar con el privilegio masculino sino con la distinción de sexos
misma: las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importarían
culturalmente"
Cuando la Naturaleza estorba
Es claro pues que para esta nueva "perspectiva de género", la
realidad de la naturaleza incomoda, estorba, y por tanto, debe desaparecer. Al
respecto, la propia Shulamith Firestone decía:
"
Lo 'natural' no es necesariamente
un valor 'humano'. La humanidad ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza;
ya no podemos justificar la continuación de un sistema discriminatorio de
clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la Naturaleza. De hecho, por
la sola razón de pragmatismo empieza a parecer que debemos deshacernos de
ella"
Para los apasionados defensores de la "nueva perspectiva", no se
deben hacer distinciones porque cualquier diferencia es sospechosa, mala,
ofensiva. Dicen además que toda diferencia entre el hombre y la mujer es
construcción social y por consiguiente tiene que ser cambiada. Buscan
establecer una igualdad total entre hombre y mujer, sin considerar las
naturales diferencias entre ambos, especialmente las diferencias sexuales; más
aún, relativizan la noción de sexo de tal manera que, según ellos, no
existirían dos sexos, sino más bien muchas "orientaciones sexuales".
Así, los mencionados promotores del "género" no
han visto mejor opción que declararle la guerra a la naturaleza y a las
opciones de la mujer. Según O'Leary, las "feministas de género" a
menudo denigran el respeto por la mujer con la misma vehemencia con que atacan
el irrespeto, porque para ellas el "enemigo" es la diferencia.
Sin embargo, es evidente que no toda diferencia es mala ni mucho menos irreal.
Tanto el hombre como la mujer -creados a imagen y semejanza de Dios- tienen sus
propias particularidades naturales que deben ser puestas al servicio del otro,
para alcanzar un enriquecimiento mutuo.
Esto, claro está, no significa que los recursos personales
de la femineidad sean menores que los recursos de la masculinidad; simplemente
significa que son diferentes.
En tal sentido, si aceptamos el hecho de que hombre y mujer son diferentes, una
diferencia estadística entre hombres y mujeres que participen en una actividad
en particular, podría ser más que una muestra de discriminación, el simple
reflejo de esas diferencias naturales entre hombre y mujer.
No obstante, ante la evidencia de que estas diferencias son naturales, los
propulsores de la "nueva perspectiva" no cuestionan sus
planteamientos sino más bien atacan el concepto de naturaleza.
Además, consideran que las diferencias de
"género", que según ellos existen por construcción social, fuerzan a
la mujer a ser dependiente del hombre y por ello, la libertad para la mujer
consistirá, no en actuar sin restricciones indebidas, sino en liberarse de
"roles de género socialmente construidos". En ese sentido, Ann
Ferguson y Nancy Folbre afirman:
"... las feministas deben hallar modos de apoyo para que la mujer
identifique sus intereses con la mujer, antes que con sus deberes personales
hacia el hombre en el contexto de la familia. Esto requiere establecer una
cultura feminista revolucionaria auto-definida de la mujer, que pueda sostener
a la mujer, ideológica y materialmente 'fuera del patriarcado'. Las redes de
soporte contra-hegemónico material y cultural pueden proveer substitutos
mujer-identificados de la producción sexo-afectiva patriarcal, que proporcionen
a las mujeres mayor control sobre sus cuerpos, su tiempo de trabajo y su
sentido de sí mismas."
Con dicho fin, Ferguson y Folbre diseñan 4 áreas claves de "ataque":
1) Reclamar apoyo económico oficial para el cuidado de niños y los derechos
reproductivos.
2) Reclamar libertad sexual, que incluye el derecho a la
preferencia sexual (derechos homosexuales/lesbianos).
3) El control feminista de la producción ideológica y
cultural (es importante porque la producción cultural afecta los fines, el
sentido de sí mismo, las redes sociales y la producción de redes de crianza y
afecto, amistad y parentesco social).
4) Establecer ayuda mutua: sistemas de apoyo económico a la
mujer, desde redes de identificación única con la mujer, hasta juntas de
mujeres en los sindicatos que luchen por los intereses femeninos en el trabajo
asalariado.
Una buena excusa: La mujer
Luego de revisar la peculiar "agenda feminista", Dale O'Leary
evidencia que el propósito de cada punto de la misma no es mejorar la situación
de la mujer, sino separar a la mujer del hombre y destruir la identificación de
sus intereses con los de sus familias. Asimismo, agrega la experta, el interés
primordial del feminismo radical nunca ha sido el de mejorar directamente la
situación de la mujer ni aumentar su libertad. Por el contrario, para las
feministas radicales activas, las mejoras menores pueden obstaculizar la
revolución de clase sexo/género.
Esta afirmación es confirmada por la feminista Heidi Hartmann que radicalmente
afirma:
"La cuestión de la mujer nunca ha sido la 'cuestión feminista'. Esta se
dirige a las causas de la desigualdad sexual entre hombres y mujeres, del
dominio masculino sobre la mujer"
No en vano, durante la Conferencia de Pekín, la delegada canadiense Valerie
Raymond manifestó su empeño en que la cumbre de la mujer se abordara
paradójicamente "no como una 'conferencia de la mujer'" sino que
"los temas debían enfocarse a través de una 'óptica de género'".
Así, dice O'Leary, la "nueva perspectiva" tiene como objeto propulsar
la agenda homosexual/lesbiana/bisexual/transexual, y no los intereses de las
mujeres comunes y corrientes.
Roles socialmente construidos
Para tratar este punto, tomemos la definición de "género" señalada en
un volante que fuera circulado en la Reunión del ComPrep (Comité Preparatorio
de Pekín) por partidarias de la perspectiva en cuestión.
"Género se refiere a los roles y responsabilidades de la mujer y del
hombre que son determinados socialmente. El género se relaciona a la forma en
que se nos percibe y se espera que pensemos y actuemos como mujeres y hombres,
por la forma en que la sociedad está organizada, no por nuestras diferencias
biológicas".
Vale señalar que el término 'rol' distorsiona la discusión. Siguiendo el
estudio de O'Leary, el 'rol' se define primariamente como: parte de una
producción teatral en la cual una persona, vestida especialmente y maquillada,
representa un papel de acuerdo a un libreto escrito. El uso del término 'rol' o
de la frase 'roles desempeñados' transmite necesariamente la sensación de algo
artificial que se le impone a la persona.
Cuando se sustituye 'rol' por otro vocablo -tal como vocación-, se pone de
manifiesto cómo el término 'rol' afecta nuestra percepción de identidad.
Vocación envuelve algo auténtico, no artificial, un llamado a ser lo que somos.
Respondemos a nuestra vocación a realizar nuestra naturaleza o a desarrollar
nuestros talentos y capacidades innatos. En ese sentido, por ejemplo, O'Leary
destaca la vocación femenina a la maternidad, pues la maternidad no es un
'rol'.
Cuando una madre concibe a un hijo, emprende una relación de por vida con otro
ser humano.
Esta relación define a la mujer, le plantea ciertas
responsabilidades y afecta casi todos los aspectos de su vida. No está
representando el papel de madre; es una madre. La cultura y la tradición
ciertamente influyen sobre el modo en que la mujer cumple con las
responsabilidades de la maternidad, pero no crean madres, aclara O'Leary.
Sin embargo, los promotores de la "perspectiva de género" insisten en
decir que toda relación o actividad de los seres humanos es resultado de una
"construcción social" que otorga al hombre una posición superior en
la sociedad y a la mujer una inferior. Según esta perspectiva, el progreso de
la mujer requiere que se libere a toda la sociedad de esta "construcción
social", de modo que el hombre y la mujer sean iguales.
Para ello, las "feministas de género" señalan la urgencia de
"desconstruir estos roles socialmente construidos", que según ellas,
pueden ser divididos en tres categorías principalmente:
- Masculinidad y Feminidad. Consideran que el hombre y la mujer adultos son
construcciones sociales; que en realidad el ser humano nace sexualmente neutral
y que luego es socializado en hombre o mujer. Esta socialización, dicen, afecta
a la mujer negativa e injustamente. Por ello, las feministas proponen depurar la
educación y los medios de comunicación de todo estereotipo y de toda imagen
específica de género, para que los niños puedan crecer sin que se les exponga a
trabajos "sexo-específicos".
- Relaciones familiares: padre, madre, marido y mujer. Las feministas no sólo
pretenden que se sustituyan estos términos "género-específicos" por
palabras "género-neutrales", sino que aspiran a que no haya
diferencias de conducta ni responsabilidad entre el hombre y la mujer en la
familia. Según Dale O'Leary, ésta es la categoría de "roles socialmente
construidos" a la que las feministas le atribuyen mayor importancia porque
consideran que la experiencia de relaciones "sexo-específicas" en la
familia son la principal causa del sistema de clases "sexo/géneros".
- Ocupaciones o profesiones. El tercer tipo de "roles socialmente
construidos" abarca las ocupaciones que una sociedad asigna a uno u otro
sexo.
Si bien las tres categorías de "construcción social" ya podrían ser
suficientes, el repertorio de las "feministas de género" incluye una
más: la reproducción humana que, según dicen, también es determinada
socialmente. Al respecto, Heidi Hartmann afirma:
"La forma en que se propaga la especie es determinada socialmente. Si
biológicamente la gente es sexualmente polimorfa y la sociedad estuviera
organizada de modo que se permitiera por igual toda forma de expresión sexual,
la reproducción sería resultado sólo de algunos encuentros sexuales: los
heterosexuales. La división estricta del trabajo por sexos, un invento social
común a toda sociedad conocida, crea dos géneros muy separados y la necesidad
de que el hombre y la mujer se junten por razones económicas. Contribuye así a
orientar sus exigencias sexuales hacia la realización heterosexual, y a
asegurar la reproducción biológica. En sociedades más imaginativas, la
reproducción biológica podría asegurarse con otras técnicas."
(Tomado de http://21generismo.blogspot.com/2009/10/2-la-ideologia-de-genero-sus-peligros-y.html)