4. Inmanentismo
Acerca del inmanentismo ya hemos
hablado en distintas ocasiones en este blog y también en los escritos que tenemos
publicados. Vamos a dar aquí solo unas breves indicaciones sobre la naturaleza
de ese error filosófico con consecuencias en los más diversos campos de la vida
humana.
Inmanencia proviene del verbo
latino “manere” que traduce
permanecer, de donde ‘in-manencia’ vendría a ser algo así como una ‘permanencia-en’.
Todo ello aplicado al universo de las facultades humanas de conocimiento.
Veamos.
Normalmente se cree, o eso
postula el sentido común y la filosofía
realista, que existe el conocimiento, que el conocimiento consiste en
aprehender la realidad y que esa aprehensión de la realidad que ocurre en el
seno del conocimiento nos ofrece verdaderos conocimientos, es decir, que
verdaderamente conocemos lo real extra-mental y no solo nuestras ideas. Desde
esta postura el conocimiento nos abre hacia lo extramental, nos permite
acogerlo en nosotros por medio de sensaciones, percepciones, conceptos, juicios
y razonamientos.
El inmanentismo explica las cosas
de forma distinta. El conocimiento existe, PERO no consiste en aprehender la
realidad extramental, sino en percibir nuestro mundo interno, mundo formado por
un flujo de conciencia donde encontramos ideas, sensaciones, sentimientos, planes,
etc., pero que no podemos saber si todo ello se corresponde con una supuesta
realidad extramental. Aún más, no sabemos tan siquiera si existe la realidad
extramental puesto que en todo momento conocemos o percibimos únicamente nuestro
propio mundo interno, nuestras ideas, nuestros conceptos. Se da entonces una
ruptura entre lo real y lo mental.
En el realismo lo real y lo
mental son dos esferas diversas pero unidas EN el fenómeno del conocimiento. En
el inmanentismo lo real y lo mental no solo son esferas diversas sino extrañas
la una de la otra, al punto de que lo único de lo que tenemos certeza es de
nuestros pensamientos y una pretendida realidad extramental estará siempre
entre paréntesis, puesto que no tenemos acceso cognoscitivo a ella. Lo
extramental, como su nombre lo indica, permanece fuera de la mente y por tanto
inalcanzable e incognoscible para el sujeto, encerrado en su mente sin
posibilidad de ir más allá.
René Descartes postuló dicho
principio de inmanencia en filosofía y después de él los que lo siguieron han
sacado todas las consecuencias lógicas que de dicho principio se derivan.
¿Consecuencias? Varias y muy
importantes. Ante todo la modificación radical del concepto de verdad y del
universo de la ética.
En el inmanentismo el concepto de
verdad se modifica por cuanto ésta pasa a ser ya no la adecuación entre el intelecto
y la cosa, sino la coherencia del intelecto consigo mismo. Como ya no se conoce
la realidad sino solo las propias ideas presentes en la conciencia del sujeto,
la verdad ya no es el conocimiento de la realidad sino la identidad y
coherencia del sujeto con su propio mundo interno. Es la subjetivización
radical del concepto de verdad. La verdad a fin de cuentas acaba por ser lo que
cada uno postule desde su conciencia. En el extremo de esa postura están los
que afirman que entonces existirán tantas ‘verdades’ como individuos. Es la
muerte de la verdad ‘objetiva’.
Junto a la muerte de la verdad ‘objetiva’
vendrá la muerte de la ética ‘objetiva’. Al no haber verdad sino solo
postulados de la conciencia individual, la ética ve modificado enteramente su
rostro. Ya no hay bien y mal objetivo, ya no hay conductas buenas y malas de
suyo, ya no hay bondad o maldad objetivamente hablando; todo juicio moral
pasará a depender exclusivamente de la conciencia de cada quien. Para decirlo
en términos sencillos: bueno o malo será lo que cada uno diga, lo que cada uno
juzgue como tal. Existirán entonces tantos sistemas éticos como individuos y
será imposible hablar de una ética con pretensiones de universalidad. Todo pasa
a ser relativo.
Lo anterior es consecuencia de
ese inmanentismo de la filosofía que nace en tiempos de Descartes y se
desarrolla a lo largo de toda la época moderna y contemporánea: si no hay captación
de lo real, no hay verdad y por ende no habrá moral universal. Es el inicio del
imperio del relativismo.
Leonardo Rodríguez V.
5) Liquidación de la metafísica
6) Dominio del conocimiento técnico-instrumental por sobre el filosófico-sapiencial
7) Primacía de la praxis sobre la teoría
8) Rechazo a-priori de la tradición filosófica
9) Idea de la libertad como pura auto-determinación
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