domingo, 6 de marzo de 2016

Ocultar la fe



Esta mañana de domingo ha asistido como invitado a un programa de televisión de uno de los canales más vistos en Colombia un representante de la Iglesia Católica, un 'monseñor'.

El tema del programa era el perdón. Y para hablar de dicho tema precisamente invitaron al monseñor. Pero pasó lo que suele pasar cuando en los medios de comunicación invitan a alguien del clero: que esconde su fe en el bolsillo y dice lo que todos desean escuchar, no lo que debería decir.

Es el problema de la farándula y del mundo de lo 'políticamente' correcto, que empujan a la persona a abdicar su fe, si es que la tiene, y a ocultarla por temor a ser mal visto por el gran público o por temor a no ser invitado nunca más a programas y entrevistas en los grandes medios de comunicación masiva.

Yo no se si este 'monseñor' tiene la fe católica, a juzgar por sus palabras parece que no. En determinado momento del programa el presentador le dice que el perdón no se relaciona con la confesión de la que habla la Iglesia; y el 'monseñor' en vez de aprovechar la oportunidad para una afirmación pública de la fe en el sacramento de la confesión, de su esencial necesidad para la salud del alma, se limita a evitar responder a la insinuación del presentador del programa y dice un par de frases acerca de lo importante de acercarse a Dios y bla, bla, bla. Y de esa manera EVITA hablar de la confesión y 'prudentemente' se guarda la fe en el bolsillo, agrada a todos y asegura una próxima invitación al programa.

Más adelante se habla de la verdad. Y de nuevo lo mismo, pero esta vez el 'monseñor' es más agresivo, pues se lanza un discurso digno de cualquier masón del siglo XIX o de cualquier relativista del XX: nadie tiene la verdad, nadie puede decir que posee la verdad, sino que entre todos la buscamos, sin encontrarla, lo importante es el camino y bla, bla, bla.

Paradójico un 'monseñor' que no se ha enterado de que pertenece a una Iglesia que es poseedora de las verdades más trascendentales para el ser humano:las verdades morales y teológicas. 

Y con semejante oda al relativismo el monseñor sonríe seguro de que ha caído en gracia al presentador, a los televidentes (no a mí) y a los directores del programa. Ya tiene lo suyo, ha asegurado futuras invitaciones al canal y futuras entrevistas.

Alguien comentaba en Twitter: si no van a hablar claro es mejor que no asistan a programas de televisión. Y tiene toda la razón. Pero esta gente tiene afán de figurar, afán de invitaciones a cocteles y programas de televisión. Y saben muy bien que allí van a tener que guardar su fe bien en el fondo, pero no les importa: lo importante es figurar y ser invitados.

Son en el fondo perros mudos -canes muti-  que en viendo venir el lobo, callan y duermen, y el lobo feliz. Ojalá este 'monseñor' reflexione y cambie su conducta.

Señal fácil para reconocer al clero fiel: ese que es odiado, despreciado, ridiculizado, atacado y jamás invitado a programas de radio o televisión.


Leonardo Rodríguez


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace cosa de un mes, leí en "The Economista" un articulo alabando la confesión católica.
Huelga decir que esa revista no es católica ni trata de religión. Es muy ponderada y se lee en todo el mundo.

Se refería a sus efectos psicológicos en el transgresor de una norma (y todos lo somos siempre)

Las normas de la Iglesia católica -su doctrina-, en el fondo no son muy diferentes de las de otras religiones (¡claro que no apedrea a la mujer adultera, como hacen los musulmanes!)

Regulan las relaciones del individuo consigo mismo, con los demás y con Dios (y con ello cierra y sacraliza esas normas: Dios no necesita adoradores)

Eso es normal, y existe en el protestantismo, en la ortodoxia...no hay por qué ocultarlo.

En el caso colombiano, el catolicismo, por razones históricas es lo que ha formado la mentalidad de la nación.

(no es la causa del "atraso" de Iberoamérica, como insisten los protestantes y masones: Baviera, que es muy católica, es el Estado más rico de Alemania, mucho más que los luteranos; y hay naciones protestantes muy pobres, como Jamaica. Barcelona, la zona rica de España, era católica. Son las industrias lo que traen el progreso y la ciencia)

Por tanto, ¿por que ocultarlo?
¿No es mejor dar una oportunidad a quien lo necesita?

Porque la Iglesia no dice nada extraño: propone un plan de vida a quien quiera vivir mejor en esta tierra; especialmente si tiene familia o si va a enfermar, envejecer y morir. El que quiera lo toma; y el que no, no. Es libre.

Si la obligación de cualquier cristiano es extender el mensaje de Cristo, la del personal jerárquico de la Iglesia es la misma, pero con mayor razón.

Es el coraje y la sinceridad lo que crea admiración, no la cobardía y el engaño.

¡Claro que a muchos no le gustará el mensaje!
Como debe ser:

A otros será indiferente. A otros les confirmara en la Fe.
Y otros recibirán un regalo del cielo.

Pero hay que decirlo públicamente.

Anónimo dijo...

Es curioso lo de "la verdad".

Yo, que no he estudiado filosofía entiendo que verdad es que lo que existe es similar a lo que digo que existe.

Lo contrario es la mentira.

Claro que un físico puede decirme que lo que yo veo como de color rojo, tiene todos los colores menos el rojo...

Pero en el día a día, si me pongo una camisa roja, todo el mundo ve que es de color rojo (también en Japón y Noruega)

No estamos hablando de un juego de palabras.

Claro que en materias de la Fe, lo que yo puedo entender como verdad, otro puede entender como mentira.

Ahora bien, el que una persona sea daltónico no significa que los demás tengan que creer que el color rojo y el azul son iguales.

Habrá en todo caso un problema de prueba y de honestidad intelectual.

Entiendo que cualquiera puede dudar o no estar seguro.

Pero eso no puede ser el caso de un miembro de la Iglesia: si no cree en los que dice creer, tiene que marcharse.

Si escandaliza a los fieles y\o niega las verdades de la Fe, con mayor motivo.