viernes, 27 de mayo de 2016

Carpe diem



Recientemente veía en Internet esa famosa escena de la película "La sociedad de los poetas muertos", en la que el profesor (Robin Williams) lleva a sus estudiantes ante una vitrina llena de fotos de antiguos miembros de esa misma escuela. Allí el profesor reflexiona con sus alumnos acerca de la fugacidad de la vida del hombre y cómo irremediablemente todos han de ir a parar al sepulcro donde serán comida de los gusanos...y allí acabará todo; o eso creía él. Por tanto los exhorta a aprovechar el momento y vivir con plenitud cada instante, sin límites ni temores, puesto que al fin y al cabo vida solo hay una y acaba en el sepulcro: CARPE DIEM, atrapa el día, aprovecha el momento.

Ese modo de ver las cosas es actualmente la "filosofía" de vida de la inmensa mayoría de las personas, se vive para el momento, para el disfrute del instante, sin pensar nunca en la eternidad. En parte porque se cree que los seres humanos 'no somos más' que carne y huesos, y tal y como decía aquél profesor a sus alumnos todo acaba en el sepulcro con los gusanos.

En parte la culpa de tal modo de ver las cosas recae sobre un cierto modo de entender la ciencia moderna, que consiste en interpretar sus resultados en sentido materialista, como si de ellos se pudiera concluir ya definitivamente que no hay nada más que materia en el universo y el hombre es un pedazo más. Y digo que se trata de un cierto modo de entender la ciencia porque en realidad ni es el único modo ni por supuesto el más acertado; de hecho son cada vez más los hombres de ciencia que se inclinan por aceptar la limitación propia de la metodología científica, dando cabida por ello mismo a la posibilidad de que la materia a la larga no tenga la última palabra. Pero eso es otro tema, volvamos al carpe diem.

En el ser humano conviven en inestable matrimonio dos tendencia de sentido contrario, causadas por la ruptura originada tras el pecado original: la tendencia hacia lo alto y la tendencia hacia lo bajo, por llamarlas de alguna manera. Es un dato de experiencia cotidiana que los antiguos resumían diciendo: video meliora proboque deteriora sequor, que significa 'veo lo que es mejor y más honesto, y sin embargo hago lo contrario'. Y nosotros mismos en nuestro diario vivir podemos comprobar sin mayor dificultad esta dolorosa verdad, comprendemos qué es lo mejor y lo correcto, pero nos cuesta realizarlo y comúnmente nos inclinamos por lo opuesto.

Las épocas en que la tendencia hacia lo alto domina, son épocas de grandes logros humanos, incluso cuando los logros técnicos no avancen a igual ritmo, quizá porque los hombres en aquellos momentos comprenden que en el fondo crear máquinas cada vez más ingeniosas no es en sí mismo el fin último de la vida humana. Mientras que aquellas épocas en las que domina el impulso hacia lo bajo son épocas de gran decadencia en lo humano, aunque se presenten orgullosas de grandes avances en áreas accidentales como la técnica. Nuestra época actual es una de esas. Nos enorgullecen los aparato cada vez más sofisticados e ingeniosos, al mismo tiempo que nos deja indiferentes la matanza diaria de bebés por medio del aborto, por poner un solo ejemplo.

¡Carpe diem!, es el grito de batalla del hombre actual, aprovechar el momento ya que nos dirigimos apresuradamente hacia el sepulcro y allí seremos comida de gusanos... y fin de la película.

Pero, ¿es realmente así?

Los católicos creemos que no, creemos que aunque es cierto que en esta tierra solo estamos de paso una vez, hay otra vida más allá del sepulcro, de tal manera que el sepulcro no es el fin, sino más bien la puerta de inicio de otra realidad.

Si algún sentido correcto cabe darle a la expresión 'carpe diem', sería el siguiente: aprovecha el momento presente, porque de él depende tu eternidad.

El hombre moderno es un prisionero desgraciado, y no solo por prisionero, sino por ignorar que lo es. Ha construido a su alrededor un grueso muro hecho de presente, que le impide la contemplación del futuro y la meditación del pasado. Encerrado en la cárcel del presente el hombre ha perdido las raíces que le dan identidad, desde el pasado para corregir y avanzar, y desde el futuro para esperar y creer.

Quiera Dios enviar un rayo de su luz a esa espesa mazmorra en la que el hombre actual agoniza lejos de la luz.


Leonardo Rodríguez



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una película muy nociva por muchas causas, no solo por eso.

Pero no es más que la cultura imperante en Holiwood desde siempre: el culto a las apariencias, a la juventud, a la fama, al éxito, al sexo, al dinero, al momento, donde no existe la muerte...

Exactamente todo lo contrario de lo que nos dice nuestra vivencia de todos los días: todos envejecemos y morimos, el dinero no es importante más que para asegurarnos la vida, y que éste sale del trabajo; que no importa que te admiren por que tienen una imagen falsa de ti, y que lo importante es ser uno como es (ser hijo de Dios).

La película engaña cuando distrae a los alumnos de su obligación, en este caso estudiar y tener una educación, educación que les va a mantener en el futuro a ellos y a sus familias. Como siempre ha sido.

El carpe diem es el comportamiento que los antiguos griegos condesaron en la fabula de la cigarra y la hormiga.

Porque la experiencia dice que somos el futuro de ayer, y el pasado de mañana.

El comportamiento de este profesor es un engaño para el colegio donde trabaja y del que cobra, y para los padres de los chicos, que han elegido y pagan este colegio -se ve que es muy caro- porque quieren un tipo de educación muy determinada: entienden que es lo mejor para sus hijos.

Este señor no lo está dando.

Está imponiendo su propia filosofía de la vida, tan buena como la de los demás, pero suya, que nadie ha pedido. Y a escondidas de los padres y de la dirección.

La conclusión no puede ser ni más falsa, ni más nefasta:

?por que al joven su padre no le deja abandonar el colegio para ser actor, es razón suficiente para suicidarse?

?No puede esperar uno o dos años, cuando termine el colegio, para hacer lo que quiera? ?ser actor, por ejemplo?

(lo que hacen los actores normalmente)

Es curioso, pero si ese joven no hubiese estudiado en ese colegio, nunca hubiera podido entender a Shakespeare y enamorarse de su palabra hasta el punto de dedicar su vida a ese oficio de actor.

Por otro lado, los padres, que sí saben, por su propia experiencia que para vivir cómodamente en el mundo es necesario tener dinero, y que este viene más seguro con una profesión que con un oficio,

?no han hecho lo correcto? ?no haríamos todos los padres lo mismo?

Porque queremos a nuestros hijos, no porque les odiamos.

Es muy alagador para un joven alentarle a que se "rebele". (es decir, que siga sus propias normas)

Pero el orden social, en el colegio y fuera de el, está para beneficiarnos todos, no para perjudicarnos.

En el caso del aula, es para que el profesor enseñe y los alumnos aprendan.

Está bien que la persona haga lo que quiera, siempre que sea responsable de sus actos y no moleste a los demás. Es un proceso normal del paso de niño a adolescente y de este a adulto.

Se llama madurez y libertad.

Pero en este caso, "rebelarse" no es más que ser manipulado por el que no quiere que hagas lo que haces ni obedezcas a quien debes: la manera no es decir: "haz lo que te ordeno", sino: "haz lo que quieras", que ya me encargaré yo de que cumplas mis deseos ( y en la película, junto con HACER que todo el mundo se suba a las mesas y rompan los libros (!qué coincidencia, como la revolución cultural maoísta), acto seguido TODOS hacen lo que este mal maestro tenía programado, que no era seguir el temario (temario del que se tendrán que examinar los que quieran entrar a la Universidad)

- según estoy escribiendo esto, me estoy dando cuenta de qué parecido es esto a la "democracia" y como los políticos nos están manipulando de la misma manera:

!rebelate!, y harás lo que te ordeno, aunque no te des cuenta; pero es por tu propio bien.

No por el mío
(me duele a mí más que a ti)

No importan las consecuencias, ni el futuro: carpe diem.

!Lástima que estos consejos solo se los puedan permitir los hijos de los multimillonarios!

Anónimo dijo...

Buen articulo,buen comentario;)