lunes, 30 de octubre de 2017

Mentes gaseosas

Buscando un adjetivo que pueda describir en forma aproximada el modo de pensar del hombre moderno, nos ha parecido que el vocablo "gaseoso" puede prestar un buen servicio.

Lo gaseoso no tiene forma, es difuso, indeterminado, variable, disperso e inasible.

Algo así pasa con la mente del moderno. Le han vendido la idea por todos los medios posibles de que lo correcto, lo racional, lo maduro, lo vanguardista, es ser "de mente abierta", "tolerante", "pluralista" y "respetuoso" de todas las "diferencias"; puesto que NO EXISTE LA VERDAD, nadie la tiene, no se encuentra en ninguna parte, lo que existe son las múltiples e infinitas opiniones posibles de cada individuo existente y posible.

En ese orden de ideas la mente del moderno es un verdadero ente 'gaseoso', informe, indeterminada y acomodaticia. Se acomoda a todos los vientos de doctrina porque no tiene ninguna. Acepta como válidas todas las posturas porque lo suyo es no tener postura alguna. Respeta todas las opiniones porque en el fondo considera que todas son igualmente inválidas, ninguna es más que otra, dado que la verdad no existe.

Todo esto es fácil de percibir cuando se sostiene una conversación por más de dos minutos con alguien típicamente moderno.  Y si se trata de alguien medianamente culto (suponiendo con generosidad que eso existe aun), se percibirá lo anterior incluso antes de los dos minutos.

¿Es esto un avance de la especie humana? ¿Esta "gaseosidad" del pensamiento actual representa un paso adelante en la historia humana? No lo creemos. Pero de esto seguiremos hablando más adelante.


Leonardo Rodríguez.


sábado, 28 de octubre de 2017

Defender la familia

A veces me preguntan el porqué de mi aversión a ideologías destructivas de la familia. Pues bien, ahí les va una razón entre miles:
La familia lleva siglos siendo un dique contra el poder totalitario del Estado. El núcleo familiar es como un oasis de "autonomía" frente a las determinaciones estatales, en el sentido de que son los padres los que detentan la autoridad sobre sus hijos y les transmiten sus tradiciones, sus costumbres, su credo y su escala de principios y valores. Todo Estado tiende a desear todo el poder que le sea posible, y siempre se estrella contra este muro de "independencia".
Por ello es enormemente favorable al Estado la disolución de las familias, porque sin familias fuertes ya queda solo el individuo frente al Estado, es decir, queda el individuo a merced del Estado y este le dirá no solo cómo actuar, sino también como pensar y qué creer.
Por ello la defensa de la familia frente a las múltiples iniciativas que la vienen golpeando desde hace años (divorcio, aborto, eutanasia, ideología de género, "matrimonio" homosexual y un largo etcétera), es un deber de todo aquél que desee preservar la verdadera libertad.


Leonardo Rodríguez.


miércoles, 25 de octubre de 2017

Revolución de octubre

Un día como hoy, (25 de octubre según el calendario juliano; 11 de noviembre en el calendario gregoriano) hace cien años, tuvo lugar la llamada Revolución de octubre, que no fue otra cosa que la llegada violenta de los bolcheviques al poder en Rusia. Dicha revolución marcó el inicio de la implantación del marxismo en Rusia, desde donde se expandió a muchas partes del mundo en lo restante del siglo XX.

El marxismo nació como crítica al capitalismo surgido de la mano de la revolución industrial, aunque tiene raíces teóricas muchos siglos atrás, incluso muchos hablan de "comunismo" en algunas ideas del filósofo griego Platón. El marxismo se dirigía a los "oprimidos" y les ofrecía un futuro de "liberación", "justicia" e "igualdad". El medio usado para la construcción de ese "hermoso" futuro era la revolución social, la lucha a muerte de las clases sociales, de los "oprimidos" contra los "opresores". De hecho en Rusia las masacres, los ríos de sangre y los campos de concentración, marcaron todo el periodo de dominio marxista. Ríos de sangre corriendo en nombre de la "igualdad" humana.

Pero ya no estamos en 1917, han pasado cien años y muchos dicen hoy que el marxismo desapareció y que vivimos en una época de "democracia", que con todo y sus defectos, es el mejor sistema posible y el más alto punto de evolución de la "política" mundial.

Entonces, ¿por qué traer hoy a la memoria la Revolución de octubre? Porque nosotros, como muchos otros, creemos que el marxismo no solo no ha desaparecido, sino que ha incorporado nuevas estrategias y nuevos militantes. Su objetivo sigue siendo el mismo, la abolición de los restos de civilización cristiana, representados en instituciones como el matrimonio, la familia tradicional, la propiedad privada, la fe católica, etc. Pero las estrategias han cambiado, si bien en algunos lugares del mundo el marxismo en su versión más rancia sigue vigente, y ahora incorpora en su lucha nuevas tácticas, como por ejemplo las que constituyen eso que muchos llaman hoy 'nueva izquierda' o 'marxismo cultural', del que ya hemos hablado en otra ocasión y del que seguramente hablaremos aún más adelante.

Dicho marxismo cultural seduce hoy a miles y gana terreno ante nuestros ojos por todo el mundo. Sus tesis son lo suficientemente sencillas como para difundirse rápido entre la masa y sus promesas lo suficientemente atractivas como para seducir a incautos.

En Fátima la virgen santa advirtió que Rusia esparciría sus errores por el mundo entero. Es lo que vemos hoy.


Leonardo Rodríguez.