Nadie pone en duda que en la actualidad reina por todas partes la corrupción más espantosa. Sólo hay que tener ojos para ver. Es tan evidente este fenómeno que ya algunos hablan de una sociedad “post-moral”, es decir, una sociedad que surge luego de la desaparición de la moral. Y cuando decimos “moral”, no hacemos referencia únicamente a la moral religiosa, sino incluso a ese “sentido” moral que toda persona tiene y que le dice en lo íntimo de su conciencia “esto está bien” o “esto está mal”. Son tantos años viviendo en medio de una sociedad “post-moral” que ya son muchos los que ni siquiera saben con exactitud qué es lo que quiere decir la palabra “moral”.
También son montones los libros que se han escrito sobre la “crisis de valores” de la época actual; filósofos, sociólogos, psicólogos, e intelectuales de todos los campos y rincones del mundo han alzado su voz para denunciar este diluvio de degradación que amenaza con ahogarlo todo. En el texto que dedicamos a la “justificación de este blog” dábamos algunas cifras sobre algunos de los fenómenos más visibles de corrupción de esta sociedad; podríamos dar aún más pero en verdad no lo consideramos necesario pues estamos convencidos de que toda persona con un poco de sentido común y ojos para ver puede por sí misma estar de acuerdo con nosotros.
¿Cómo es que se ha llegado a esta situación? O en otras palabras ¿cuál es el origen del relativismo moral? Vamos a decirlo de una vez: ¡EL ORIGEN DEL RELATIVISMO MORAL QUE DESTRUYE ACTUALMENTE LA SOCIEDAD Y LOS INDIVIDUOS ESTÁ EN LA EDAD MEDIA!
¿Les parece asombrosa esa afirmación? Pudiera a primera vista parecer asombroso afirmar que es en la edad media donde hay que buscar el origen del actual desastre ético que padece la sociedad, y sin embargo, nada más cierto que eso.
Expliquemos un poco. ¿Qué es la ética? Contestemos esta pregunta citando las palabras de uno de nuestros queridos profesores:
El origen etimológico del término “ética” puede aclarar la naturaleza de esta ciencia. “Ética” es un término antiguo que aparece ya en el título de los tres tratados morales de Aristóteles (“Ética a Nicómaco”, “Ética a Eudemo”' y “Gran Ética”). Procede del vocablo griego «éthos», que significa “modo de ser”, “carácter”, y se traduce también, como señala el propio Aristóteles, por “hábito” o “costumbre”. Su equivalente latino lo encontramos en la palabra “Mos-mores”, y de allí igualmente el término “moral” que utilizamos. Esto nos permite precisar que el carácter o modo de ser de que aquí hablamos no es el temperamento o la constitución Psico-biológica innata. Sino la forma de ser que la persona adquiere para sí a lo largo de su vida, por sus acciones, emparentadas con el hábito, que si es bueno es virtud, si es malo será vicio... Se trata de un obrar repetido en orden a alcanzar una perfección reclamada por el mismo ser del hombre... De allí que podamos anticipar ya el carácter “práctico” de esta ciencia, que Aristóteles confirma al decir que es un tratado “no teórico como los otros pues no investigamos para saber qué es la virtud, sino para ser buenos, ya que en otro caso sería totalmente inútil, y por eso tenemos que considerar lo relativo a las acciones (práxeis), y al modo de realizarlas: son ellas en efecto, las que determinan la calidad de los hábitos”.
Retomemos la siguiente frase: “SE TRATA DE UN OBRAR EN ORDEN A ALCANZAR UNA PERFECCIÓN RECLAMADA POR EL MISMO SER DEL HOMBRE”. En esta frase está el centro de la cuestión.
Las palabras claves son: obrar-perfección-hombre.
La ética es la ciencia que estudia el ser del hombre (su naturaleza), con el fin de determinar la conducta que debe seguir para alcanzar su perfección propia. Para seguir con las comparaciones anteriores, diríamos que la ética es el “manual del usuario” para el ser humano.
Pero resulta que al igual que sucede con todo “manual de usuario”, este también hay que leerlo, o sea, conocerlo; pregunta, ¿Qué pasa si somos ciegos y no podemos leer el manual del usuario? Pues pasa sencillamente que al no poder conocer el manual una de dos, o no podremos usar nunca el aparato que compramos o lo usaremos mal. Dejando de lado las comparaciones digamos que nuestra facultad de conocimiento es mediadora en la constitución de la ética. La ética se constituye mediante un esfuerzo de la inteligencia humana por conocer “lo que es” el hombre para poder determinar cómo debe actuar. Se ve lo equivocados que están aquellos que se imaginan que la moral es un conjunto de prohibiciones inventadas por los curas para dominar al hombre. La verdad es mucho más sencilla, la ética es el estudio de la naturaleza humana buscando actuar en todo como hombres. La ética es el esfuerzo de actuar según nuestra naturaleza humana; la ética es el esfuerzo de actuar según el “manual”…
Ahora bien. Resulta evidente que tratándose de una tarea de la inteligencia por conocer la naturaleza humana se da por entendido que la inteligencia puede “conocer”, y no sólo conocer hechos físicos por medio de los sentidos sino también conocer “naturalezas”, “esencias”, “modos de ser”. Porque si decimos que nuestra inteligencia sólo conoce hechos físicos, materiales, entonces la ética no existe. Precisamente en la actualidad es esta la postura filosófica errónea que ha triunfado. Pero esta postura tiene sus raíces en un famoso filósofo medieval, quien aunque quizá no vio todas las consecuencias de sus teorías, no por ello es menos culpable de lo que sucedió después de él. Nos referimos, claro está, a Guillermo de Ockham.
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2 comentarios:
guillermo de occam ?
el del nombre de la rosa?
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