lunes, 10 de enero de 2022

Cómo leer un artículo de la Suma de Teología de santo Tomás

Cuando uno abre por primera vez la Suma de santo Tomás (ST) se lleva varias sorpresas. La primera es que se trata de un libro enorme, en latín abarca cinco gruesos tomos y en la edición bilingüe (la más accesible a la mayoría que desconoce el latín) comprende 16 tomos. Entonces se puede uno desanimar ante semejante obra tan voluminosa, ¿por dónde empezar? ¿Leer de corrido o ir tomando apuntes? ¿Usarla como lectura espiritual o de estudio? ¿A dónde ir si no entiendo algo? ¿Quién me explica el vocabulario escolástico, materia, forma, acto, potencia, causa, ente, ser, esencia, etc.? 

Pero no queda ahí la cosa, porque a las dificultades señaladas arriba se junta el mismo formato en que está escrita. Porque estamos acostumbrados a que al abrir un libro este se nos presente organizado en forma de capítulos. En ocasiones un conjunto de capítulos sobre un mismo asunto se agrupan a su vez en libros o partes. Y ya está. Cada capítulo toma una o algunas ideas y las expone, las argumenta, las desarrolla. Pero la Suma es distinta. La Suma está organizada a simple vista de una manera que desconcierta al recién llegado. 

Para decirlo brevemente la Suma se divide en tres grandes partes, y como la segunda parte es tan grande se subdividió en dos, lo que significa que nos encontramos la Suma dividida en 4 partes realmente, cuyos nombres tradicionalmente son los siguientes: primera parte, primera parte de la segunda parte, segunda parte de la segunda parte y tercera parte. Tan simple como eso.

Pero resulta que cada una de las 3 (o 4) partes está dividida en cuestiones y cada cuestión en artículos; de manera que por ejemplo la primera parte tiene 119 cuestiones, y de esas 119 cuestiones la primera, por poner un ejemplo, se divide en 10 artículos.

Para mayor comodidad del lector se suelen agrupar en tratados aquellas cuestiones que evidentemente estudian un mismo tema. Por ejemplo en la primera parte, las cuestiones desde la segunda hasta la 26 se suelen llamar "Tractatus de Deo Uno", o sea tratado acerca de Dios Uno, y se dice uno porque las siguientes cuestiones a partir de la 27 y hasta la 43 estudian la Santísima Trinidad, es decir el "Tractatus de Deo Trino".

Bien, hasta aquí los elementos genéricos de las divisiones y subdivisiones que nos encontramos al abrir la Suma. Ahora viene una dificultad más de fondo, y tiene que ver con la naturaleza de cada uno de los artículos (artículos que se agrupan en cuestiones, cuestiones que se agrupan en tratados, tratados que se agrupan en partes, partes que son 3 - o 4 - y que conforman la Suma). Un artículo es como una especie de obra maestra que consta de varias partes (los escolásticos eran amantísimos de las distinciones):


1. Un encabezado que normalmente plantea el tema del artículo y que suele comenzar con la palabra "utrum", es decir, si...tal cosa. Por ejemplo el artículo 3, de la cuestión 2, de la primera parte, donde expone sus pruebas de la existencia de Dios, comienza así "utrum Deus sit"...como si dijéramos "acerca de si Dios existe".

2. Luego vienen una serie de argumentos normalmente en contra de la postura que santo Tomás va a defender. Y es que los escolásticos en esto eran muy honestos, en vez de silenciar las objeciones en contra las exponían de primero y en toda su fuerza, no fabricando muñecos de paja como solemos hacer hoy con gran cobardía y pereza.

3. En seguida viene el "sed contra"...'pero contrario a esto'...que es un breve párrafo en el cual ST pone una cita de alguna autoridad, que puede ser un teólogo anterior a él, como san Agustín por ejemplo, o un filósofo como Aristóteles o un texto de la Sagrada Escritura, estando dicha cita a favor (generalmente) de la postura que a continuación va a defender ST.

4. Luego viene el punto cumbre del artículo, llamado el cuerpo del artículo, donde ST da su respuesta al asunto tratado en el artículo y anunciado desde el encabezado "utrum". Aquí es donde ST despliega toda su genialidad, procede metódicamente en su respuesta, expone los principios que lo apoyan y va desgajando minuciosamente las consecuencias de esos principios y elaborando con gran cuidado su respuesta.

5. Finalmente después de dar su respuesta al asunto procede a responder una a una todas las objeciones en contra que planteó al inicio, recurriendo a los mismos principios que estableció en la respuesta o a otros establecidos en anteriores artículos o fundamentados en Aristóteles o alguna autoridad.


Esa es la estructura de un artículo, en términos muy generales y explicada del modo más sencillo posible. Eso es lo que nos encontramos cuando abrimos la Suma, un conjunto de artículos que parece interminable, son más de 2000 en total. Y las objeciones en contra más sus respectivas respuestas dicen los que las han contado que son más de 10000. Casi nada.


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Entonces ahora sí vamos a la pregunta que encabeza este escrito, ¿cómo leer un artículo de la Suma?


Hay varias maneras de hacerlo, obviamente, mejores o peores. 

1- En primer lugar, y fue lo que yo hice por mucho tiempo, está la manera que consiste en leer el encabezado, para saber de qué trata, y luego ir directa y únicamente a la respuesta que da santo Tomás, al cuerpo del artículo; leerlo y listo, quedarse con la respuesta en términos generales y pasar al siguiente. Esta es la manera más, digamos, superficial de leer el artículo, se queda uno con una idea muy vaga del asunto tratado y del pensamiento de ST al respecto. 

2- En segundo lugar está la manera que consiste en leer el encabezado, dar una mirada rápida a las objeciones iniciales, luego leer detenidamente la respuesta de ST tratando de comprenderla a fondo, y finalmente dar una mirada también rápida a las respuestas de ST a las objeciones del comienzo. Esta manera de leer el artículo es una mejora respecto de la anterior, pero adolece aún de cierto afán, de cierta falta de verdadero trabajo intelectual. Muchos que superan la primera etapa no pasan de esta y permanecen años leyendo de esta manera, no progresan realmente mucho en el pensamiento del maestro.

3- Finalmente, una tercera forma de leer el artículo consiste en poner atención en primer lugar a la cuestión entera. De qué tema trata la cuestión que luego se va a dividir en artículos. Identificar con claridad el sujeto temático, por decirlo de alguna manera. Cuántos artículos le está dedicando ST a ese tema, cuál es la ubicación de la dicha cuestión en el edificio total de la Suma, es decir, en qué "tractatus" se halla, en qué parte. Luego mirar con detenimiento los artículos, cada tema, incluso el orden en que ST ubica los artículos dentro de una cuestión nos enseña bastante de la mente del angélico. 

Después de este trabajo "introductorio", iremos ahora sí al artículo, y lo primero es tratar de comprender exactamente de qué trata, cuál es el tema, el "utrum". Muchas veces no se entiende a fondo la respuesta de ST porque en primer lugar no se ha entendido bien cuál es el tema sobre el que ST se está pronunciando. Conviene aquí preguntarnos incluso por los términos usados por ST en el "utrum". Luego de haber hecho un real y consciente esfuerzo por captar el asunto que tiene el santo entre manos, conviene hacer lo mismo con las objeciones, son objeciones fuertes, de otra manera ST no las hubiera puesto allí, ST no hacía como nosotros que siempre queremos responder a las objeciones más sencillas. No. Él hacía al revés, para que mejor resplandeciera la fuerza y verdad de su respuesta se preocupaba por poner contra ella las mejores objeciones de su tiempo y tomadas de los mejores autores. Cero cobardía, plena confianza en la verdad. Debemos entonces comprenderlas, leerlas incluso dos y tres veces hasta entender exactamente su sentido. Luego viene el "sed contra", cita de una autoridad normalmente a favor de ST, textos siempre preciosos, condensados de doctrina que conviene mucha veces incluso memorizar.

Ya con eso estamos preparados para acercarnos a la respuesta del santo. El cuerpo del artículo. Aquí conviene leer con calma, sin afán. Si ese día estamos de afán es mejor parar la lectura y retomarla después. Porque se requiere toda la atención de la que seamos capaces, muchas veces el sentido de una frase o de todo un párrafo está escondido en un verbo, en un adjetivo, que si se lee a las carreras nos va a dificultar la captación de lo que el santo está tratando de explicar. Entonces ante todo atención. Lectura pausada. Y releer. Pero sobre todo leer tratando de identificar aquellos renglones o párrafos enteros en los que ST menciona un principio a partir del cual realiza luego una deducción para fundamentar su respuesta. Los artículos de la Suma están pletóricos de renglones que enuncian principios elementales de metafísica, de lógica, de filosofía de la naturaleza, de antropología, etc. Y son dichos principios los que le permiten ir construyendo sus respuestas, pues el ST jamás afirma algo gratuitamente, sino que todo lo que afirma como respuesta o como refutación de alguna objeción, lo afirma bien fundamentado y explicitando allí mismo el principio que le sirve de soporte. Es de la mayor importancia ejercitarse en la identificación de dichos principios, son como el corazón que va dando sustento a lo dicho por ST.

Finalmente conviene no pasar por alto las respuestas que da santo Tomás a las objeciones. También allí se encuentran siempre tesoros condensados de doctrina, incluso a veces algunas de las respuestas con tan interesantes y ricas en doctrina como el mismo cuerpo del artículo.

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Esta tercera forma de leer los artículos de la Suma es la que creemos más completa y edificante, aunque sabemos que no es la más sencilla. Requiere esfuerzo, constancia, y eso que hoy los psicólogos llaman tolerancia al fracaso, puesto que en muchas ocasiones sentiremos que literalmente no estamos entendiendo nada. Esa sensación va disminuyendo con el tiempo pero nunca desaparece del todo, porque la distancia que hay entre la cabeza de ST y nuestras pobres cabecitas "posmodernas" es inmenso. Pero algo se puede alcanzar y vale la pena.


Leamos a ST, poco a poco, sin temor, pidiendo siempre a Nuestra Señora, sede de la sabiduría, que no ayude a entender aunque sea un poquito, ya que ese poquito será en sí mucho mayor que las toneladas de eso que hoy llaman "información", porque aunque poco, se trata de sabiduría.


Leonardo Rodríguez Velasco

 

2 comentarios:

Unknown dijo...

Estimado Leonardo, muchas gracias por las sugerencias y consejos. Realmente mi lectura en el segundo sentido; pero como iniciaremos ya junto con un amigo una lectura más profunda y de estudio, seguiremos tus consejos.

Mil gracias.

Quidam dijo...

Buenos días, feliz sábado, muchas gracias por el comentario y por visitar el blog. Me alegra que vayan a leer a santo Tomás. Si en algo les pueden ayudar las indicaciones del artículo, me alegraría bastante. Cualquier cosa estoy a sus órdenes.

Laus Deo.

Leonardo R. V.