La universalidad de
nuestros conceptos es difícil de explicar. Hemos visto la escolástica por ser
la más satisfactoria de las dadas hasta hoy. Pero como el problema es complejo,
conviene, al menos, mencionar que hay otras teorías y hacer ver dónde está la
falla de cada una. Porque todas las teorías destacan un aspecto verdadero de la
cuestión, pero dejan fuera otro que no debería faltar. Son explicaciones
reduccionistas, es decir, incompletas.
La dificultad se nos
hace patente cuando observamos que lo real es siempre singular, jamás
universal; mas lo comprendemos a través de conceptos universales, jamás
singulares. ¿Nos engañamos al pensar? Si digo que Juan es hombre, chileno,
estudiante, inteligente, alto, rubio, etc., puedo apreciar que todos los
términos que he empleado son universales, incluso el nombre propio, si bien,
éste, por naturaleza, designa siempre a un individuo. ¿Sólo Juan es Juan,
chileno estudiante, etc.? ¿De cuántos podría decir lo mismo? Los demás vocablos
no sirven para designar individuos, a menos que los juntemos de modo de que se
puedan aplicar a uno solo. Lo más fácil sería, como en el ejemplo, unirlos a un
nombre propio.
Pensamos en universal,
imaginamos en singular; la realidad, empero, es siempre singular.
Las palabras, por ser
signos de los conceptos, son universales en su significación (in significando),
mientras los conceptos lo son propiamente, por naturaleza. Decíamos que los
lógicos distinguen al concepto formal o mental del concepto objetivo. Sostienen
que aquél es universal en la representación (in repraesentando), mientras éste
es universal en la predicación (in praedicando, o bien in essendo). Es fácil
ver que todos los tipos de universalidad vistos emanan del universal en el ser
o en la predicación; si éste se explica y según cómo se explique, todos los
demás quedan aclarados.
Nuestro problema pues
se reduce a aclararnos cómo puede algo uno predicarse de muchos. ¿Es que puede,
al mismo tiempo, estar en muchos? En ese caso, ¿Qué tipo de realidad tiene, si
hemos visto que todo lo que existe es singular? No profundizaremos esta difícil
cuestión sino que nos limitaremos a señalar las principales respuestas.
• RACIONALISMO
Algunos autores han
dado este nombre a la posición filosófica que consiste en separar nuestros
conceptos de la realidad exterior. De este modo, nuestro concepto, si bien
significa algo, no alcanza a la realidad exterior, sino que se limita a lo que
aparece en mi interior, en mi razón. De ahí su nombre. Esta postura suele
unirse a la que en metafísica se conoce con el nombre de idealismo, si bien no
se aplica al llamado idealismo absoluto, que viene a ser una exageración de
aquél. Su mejor representante es Manuel Kant, más también suele aplicarse a
Descartes, que más bien es considerado su padre, a Guillermo Leibniz y a otros.
La corriente más influyente en los tiempos modernos está impregnada de este
espíritu.
• NOMINALISMO
Para sus
representantes, los universales son meros nombres, simples etiquetas que nos
permiten englobar o catalogar muchas experiencias; pero nada real es universal,
ni en la realidad, ni en el pensamiento. Esta posición se atribuye, en la
antigüedad, a los sofistas y a los escépticos; en la edad media a Roscelino a
Abelardo y a Guillermo de Occam; en la modernidad a Jorge Berkeley y a David
Hume; en la edad contemporánea, al positivismo de A. Comte, a Henri Bergson, y
al empirismo lógico.
• REALISMO EXAGERADO
Considera que existen
entes universales en sí mismos, no en esta tierra, naturalmente, sino en un
mundo ideal, o bien en Dios; mundo a los que, de alguna manera, el hombre tiene
acceso. El más típico representante de este realismo, en la antigüedad, es
Platón y, en cierta medida, Plotino. En la edad media se dieron posturas más
semejantes a la de Plotino que a la de Platón, al pensar que, de algún modo,
conocíamos las ideas ejemplares según las cuales Dios hizo las cosas. Estas
eran universales como todo modelo. El más conocido defensor de esta
interpretación es Guillermo de Champeaux y la escuela de Chartres. En la
modernidad, Nicolás Malebranche y en la contemporánea, los ontologistas.
• REALISMO MODERADO
Sostiene que el
universal, como tal, sólo existe en la inteligencia humana y es el concepto.
Pero también en la realidad, aunque no de modo actual, es decir, como
universal, sino potencial, es decir, es posible extraer de él el universal. Por
eso se suele distinguir un universal material, que es la esencia de un ente en
cuanto es la materia u objeto del concepto universal; un universal potencial,
que es esa misma esencia en cuanto de ella se puede extraer el concepto
universal, y finalmente el universal actual, que es el concepto en cuanto es
universal en acto después de haberse universalizado la esencia real, la que
existe en el ente.
Esta explicación del
universal fue inventada por Aristóteles y continuada por sus discípulos durante
la antigüedad. En la edad media la aceptaron, con algunas variantes, la mayoría
de los filósofos del mundo musulmán, fuesen o no musulmanes, y la transmitieron
a los cristianos, entre los que sobresalen san Alberto Magno y santo Tomás de
Aquino. Sus discípulos la han mantenido hasta el día de hoy. Es la explicación
que más partidarios ha tenido a lo largo de la historia de la filosofía. Es la
que hemos adoptado en este libro por ser la que mejor respeta todos los datos
que la experiencia nos aporta, como veremos más adelante.
(tomado de "Aprendiendo a pensar" de Ossandón Valdés)
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