martes, 4 de diciembre de 2012

¿Los tiempos cambian?



Se oye muy a menudo decir que los tiempos cambian. Esto se oye en medio de debates y polémicas sobre temas como el aborto, la eutanasia, el “matrimonio” homosexual, la adopción de niños por parejas homosexuales, etc. los que promueven la aceptación social de estas prácticas suelen argumentar que tales prácticas son fruto del progreso de la sociedad. Dicen que hoy la sociedad ha “avanzado”, ha “progresado”, ha “cambiado”, y por tanto hoy se debe aceptar todo eso. De inmediato, todo aquél que se oponga a tales “transformaciones” será tildado de anticuado, retardatario, reaccionario, cavernícola, etc.

De manera que se trata de lo siguiente: la sociedad cambia y hay que estar al día de tales cambios y no estorbarlos, porque son fruto del progreso social.

Esto crea en los adversarios de esos cambios un cierto sentimiento de culpa, porque acaban creyéndose el cuento de que la sociedad “cambia”, y por tanto terminan creyendo que están estorbando el cambio y el progreso. Y por otra parte los amigos de los cambios se llenan siempre la boca repitiendo que ellos, y solo ellos, son los defensores del progreso y  del cambio.

Es increíble pero muchas veces la argumentación en torno a temas tan importantes acaba reduciéndose a eso, los unos acusan a los otros de estorbar el “cambio” y el “progreso”, y los así atacados terminan resignándose a ver cómo sus tesis son combatidas con tan débiles argumentos.

Pero, ¿es así?; ¿la sociedad “cambia”, “progresa”, “avanza”, se “transforma”, en el sentido afirmado por los defensores de los temas arriba mencionados?

Parece que no. A lo mejor una analogía permitirá explicar mejor lo que queremos decir. ¿Han visto ustedes cómo de una oruga, se forma una crisálida, y de esta una mariposa? Se trata de un proceso natural de cambio. Dentro de las potencialidades naturales de la oruga está su poder de llegar a ser, primero crisálida y finalmente mariposa. Evidentemente se trata de un proceso de transformación enteramente natural, que brota de la naturaleza misma de la oruga.
¿Pasa algo semejante con las transformaciones culturales, tales como el aborto o el “matrimonio” homosexual? ¿La sociedad, por medio de un proceso natural y espontáneo, ha llegado a tales posturas? La respuesta es un contundente NO.

Cuando se estudia con juicio la historia de tales transformaciones socio-culturales se descubre que detrás de sus “triunfos” jurídicos actuales hay una serie de personajes que han luchado por imponer a la sociedad sus ideas revolucionarias, y se descubre además que tales “ideas” han sido, casi siempre, consecuencia de sus propios estilos de vida. Biografías como la de Alfred Kinsey, “padre” (junto a Freud) de la llamada “revolución sexual”, o la de Margaret Sanger, fundadora de “Planned Parenthood”, la principal internacional abortista, nos permiten ver que tales transformaciones NO han sido fruto de una evolución espontánea de la sociedad, sino que han sido el fruto de un reducido grupo de personas que han luchado por imponer su visión de las cosas a la inmensa mayoría de la sociedad.

Y cualquiera puede comprobar lo que decimos. Tomen un tema cualquiera, revolución sexual, hedonismo, aborto, eutanasia, adopción gay, “matrimonio” homosexual, etc. y busquen cuál fue el origen del proceso, sus defensores, sus proponentes, etc. lean biografías, textos de autores defensores de esas corrientes, verán que hay toda una lucha por llevar esas ideas a la sociedad e irlas imponiendo poco a poco, estratégicamente, ideas que jamás hubieran brotado por sí solas del corazón de la sociedad.

De manera que ese argumento tan usado de que “la sociedad cambia”, “la sociedad ha evolucionado”, “ahora las cosas son diferentes”, “hay que adaptarse al cambio”, “no hay que ser anticuados”, etc. carece completamente de valor. Se basa en un sofisma, que consiste en hacer creer que los cambios han sido naturales y espontáneos, cuando en verdad han sido imposiciones de pequeños grupos de interesados en tales transformaciones.

La próxima vez que alguien al ver que condenas el aborto o el “matrimonio” homosexual, te diga: “las cosas han cambiado”, respóndele: NO, las cosas NO hubieran cambiado de no haber sido por las imposiciones ideológicas de ciertas personas, que han luchado por imponer a la sociedad sus propios “estilos” de vida.

¡Nada de procesos naturales y espontáneos, pura imposición de grupos organizados y agresivos!


Leonardo Rodríguez.


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