domingo, 29 de mayo de 2011

DE LA CRISTIANDAD A LA INCREENCIA - CAPÍTULO 2


Capítulo 2: EL RENACIMIENTO.

Rechazo, burla y menosprecio a la Edad Media.
Más que un avance en el desarrollo del hombre como ser humano, veo en el Renacimiento un  Retroceso… una vuelta al paganismo de la Antigüedad.
En fin… veamos qué sucedió en este tiempo de príncipes y doncellas, de lujosos aposentos, vestidos y carruajes, forrados de marfil y piedras preciosas:
A raíz de la invasión de los turcos, llegaron a Europa occidental muchas personas de oriente que trajeron consigo nuevas ideas y nuevas modas (telas y encajes traídos de oriente) y cientos de objetos atractivos (cajitas musicales, jarrones, tapetes) que empiezan a vender entre las personas del pueblo y hacen que surja una nueva clase social: la burguesía, con un encanto de “clase acomodada, culta y a la moda” que se siente muy superior a los demás.
La característica principal de esta clase burguesa, como todos los nuevos ricos, es el menosprecio por las otras personas: se burlan de la vida contemplativa de los monjes, menosprecian al artesano y al agricultor, ridiculizan a la caballería… todos ellos, dicen los burgueses, “se quedaron en la Edad Media”.
Para los burgueses ya no es importante estar bien con Dios, lo único importante es quedar bien con los hombres, verse bien, lucir bien ante los demás.
En la Edad media se construían casas para vivir, sillas para sentarse, mesas para comer, camas para dormir y vestidos para abrigarse. En el Renacimiento deja de importar la utilidad de las cosas, lo importante es que sean lujosas, llamativas y caras, aunque sean incómodas e inútiles. El hombre cambia el “tener cosas, para poder vivir de cara a Dios” por el “vivir, para poder tener cosas y lucirlas ante los hombres”
El pensamiento burgués empieza a influir a los gobernantes, que se olvidan del teocentrismo y cambian a ser “humanistas”; dejan de ver su puesto como un servicio a Dios y lo empiezan a ver como un servicio al desarrollo social del hombre (viendo al hombre como su propia persona, en primer lugar). La economía y la política también se vuelven terrenales, estando enfocadas ya no al bien común, sino a la mayor consecución de bienes palpables.
Tristemente, el encanto de la burguesía llega a influir también, a través de los Reyes, a los altos jerarcas de la Iglesia, quienes caen en errores graves de lujo y opulencia que, entre otras causas, dan pie a la siguiente etapa: La Reforma Protestante.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el burgués es el hombre horizontal ¡¡¡¡