Perfección del hombre
P. ¿En qué consiste la perfección del hombre?
R. En la unión con el principio de donde procede. El hombre procede de
Dios por la creación, vuelve a Él y se une con Él mediante la caridad y el ejercicio de todas las virtudes.
P. Según esto, ¿la perfección del hombre consiste en la caridad?
R. No hay duda.
P. ¿La virtud está en todos los hombres en igual grado de
perfección?
R. Si se considera ésta según su naturaleza o esencia, es igualmente
perfecta en todos los que la poseen. Es planta en su semilla, es planta en sus
raíces, ramas, hojas y frutos; es perfecta planta cuando se siembra, cuando
nace, cuando crece; es planta igualmente perfecta cuando a tiempos oportunos da
frutos dulces y sazonados. Si se considera según sus diferentes especies,
tampoco admite diferentes grados de perfección; la nuez es tan perfecta semilla
como un grano de trigo; el nogal y el trigo son plantas igualmente perfectas
según sus especies. Si se miran según sus objetos, unas son más nobles y más
excelentes que otras, pero no más ni menos perfectas. Si se contemplan en sus
individuos, puede un sujeto poseer una misma virtud en mayor grado de
perfección que otra, a manera que una misma especie de plantas puede estar en diferentes
campos en diferentes grados de perfección: en uno en semilla, en otro en hojas
y ramas, y en otro dando frutos sazonados.
P. ¿El hombre marcha a la perfección por grados?
R. Sí, como todos los demás vivientes.
P. Para conocer los diferentes grados de perfección del hombre, ¿a
qué hemos de atender?
R. A la caridad.
P. Según esto, ¿la caridad perfecciona al hombre poco a poco, por
grados, con tiempo y mediante el ejercicio de todas las virtudes?
R. No cabe duda.
(Tomado de "Catecismo de las virtudes", Francisco Palau)
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