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lunes, 10 de enero de 2022

Cómo leer un artículo de la Suma de Teología de santo Tomás

Cuando uno abre por primera vez la Suma de santo Tomás (ST) se lleva varias sorpresas. La primera es que se trata de un libro enorme, en latín abarca cinco gruesos tomos y en la edición bilingüe (la más accesible a la mayoría que desconoce el latín) comprende 16 tomos. Entonces se puede uno desanimar ante semejante obra tan voluminosa, ¿por dónde empezar? ¿Leer de corrido o ir tomando apuntes? ¿Usarla como lectura espiritual o de estudio? ¿A dónde ir si no entiendo algo? ¿Quién me explica el vocabulario escolástico, materia, forma, acto, potencia, causa, ente, ser, esencia, etc.? 

Pero no queda ahí la cosa, porque a las dificultades señaladas arriba se junta el mismo formato en que está escrita. Porque estamos acostumbrados a que al abrir un libro este se nos presente organizado en forma de capítulos. En ocasiones un conjunto de capítulos sobre un mismo asunto se agrupan a su vez en libros o partes. Y ya está. Cada capítulo toma una o algunas ideas y las expone, las argumenta, las desarrolla. Pero la Suma es distinta. La Suma está organizada a simple vista de una manera que desconcierta al recién llegado. 

Para decirlo brevemente la Suma se divide en tres grandes partes, y como la segunda parte es tan grande se subdividió en dos, lo que significa que nos encontramos la Suma dividida en 4 partes realmente, cuyos nombres tradicionalmente son los siguientes: primera parte, primera parte de la segunda parte, segunda parte de la segunda parte y tercera parte. Tan simple como eso.

Pero resulta que cada una de las 3 (o 4) partes está dividida en cuestiones y cada cuestión en artículos; de manera que por ejemplo la primera parte tiene 119 cuestiones, y de esas 119 cuestiones la primera, por poner un ejemplo, se divide en 10 artículos.

Para mayor comodidad del lector se suelen agrupar en tratados aquellas cuestiones que evidentemente estudian un mismo tema. Por ejemplo en la primera parte, las cuestiones desde la segunda hasta la 26 se suelen llamar "Tractatus de Deo Uno", o sea tratado acerca de Dios Uno, y se dice uno porque las siguientes cuestiones a partir de la 27 y hasta la 43 estudian la Santísima Trinidad, es decir el "Tractatus de Deo Trino".

Bien, hasta aquí los elementos genéricos de las divisiones y subdivisiones que nos encontramos al abrir la Suma. Ahora viene una dificultad más de fondo, y tiene que ver con la naturaleza de cada uno de los artículos (artículos que se agrupan en cuestiones, cuestiones que se agrupan en tratados, tratados que se agrupan en partes, partes que son 3 - o 4 - y que conforman la Suma). Un artículo es como una especie de obra maestra que consta de varias partes (los escolásticos eran amantísimos de las distinciones):


1. Un encabezado que normalmente plantea el tema del artículo y que suele comenzar con la palabra "utrum", es decir, si...tal cosa. Por ejemplo el artículo 3, de la cuestión 2, de la primera parte, donde expone sus pruebas de la existencia de Dios, comienza así "utrum Deus sit"...como si dijéramos "acerca de si Dios existe".

2. Luego vienen una serie de argumentos normalmente en contra de la postura que santo Tomás va a defender. Y es que los escolásticos en esto eran muy honestos, en vez de silenciar las objeciones en contra las exponían de primero y en toda su fuerza, no fabricando muñecos de paja como solemos hacer hoy con gran cobardía y pereza.

3. En seguida viene el "sed contra"...'pero contrario a esto'...que es un breve párrafo en el cual ST pone una cita de alguna autoridad, que puede ser un teólogo anterior a él, como san Agustín por ejemplo, o un filósofo como Aristóteles o un texto de la Sagrada Escritura, estando dicha cita a favor (generalmente) de la postura que a continuación va a defender ST.

4. Luego viene el punto cumbre del artículo, llamado el cuerpo del artículo, donde ST da su respuesta al asunto tratado en el artículo y anunciado desde el encabezado "utrum". Aquí es donde ST despliega toda su genialidad, procede metódicamente en su respuesta, expone los principios que lo apoyan y va desgajando minuciosamente las consecuencias de esos principios y elaborando con gran cuidado su respuesta.

5. Finalmente después de dar su respuesta al asunto procede a responder una a una todas las objeciones en contra que planteó al inicio, recurriendo a los mismos principios que estableció en la respuesta o a otros establecidos en anteriores artículos o fundamentados en Aristóteles o alguna autoridad.


Esa es la estructura de un artículo, en términos muy generales y explicada del modo más sencillo posible. Eso es lo que nos encontramos cuando abrimos la Suma, un conjunto de artículos que parece interminable, son más de 2000 en total. Y las objeciones en contra más sus respectivas respuestas dicen los que las han contado que son más de 10000. Casi nada.


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Entonces ahora sí vamos a la pregunta que encabeza este escrito, ¿cómo leer un artículo de la Suma?


Hay varias maneras de hacerlo, obviamente, mejores o peores. 

1- En primer lugar, y fue lo que yo hice por mucho tiempo, está la manera que consiste en leer el encabezado, para saber de qué trata, y luego ir directa y únicamente a la respuesta que da santo Tomás, al cuerpo del artículo; leerlo y listo, quedarse con la respuesta en términos generales y pasar al siguiente. Esta es la manera más, digamos, superficial de leer el artículo, se queda uno con una idea muy vaga del asunto tratado y del pensamiento de ST al respecto. 

2- En segundo lugar está la manera que consiste en leer el encabezado, dar una mirada rápida a las objeciones iniciales, luego leer detenidamente la respuesta de ST tratando de comprenderla a fondo, y finalmente dar una mirada también rápida a las respuestas de ST a las objeciones del comienzo. Esta manera de leer el artículo es una mejora respecto de la anterior, pero adolece aún de cierto afán, de cierta falta de verdadero trabajo intelectual. Muchos que superan la primera etapa no pasan de esta y permanecen años leyendo de esta manera, no progresan realmente mucho en el pensamiento del maestro.

3- Finalmente, una tercera forma de leer el artículo consiste en poner atención en primer lugar a la cuestión entera. De qué tema trata la cuestión que luego se va a dividir en artículos. Identificar con claridad el sujeto temático, por decirlo de alguna manera. Cuántos artículos le está dedicando ST a ese tema, cuál es la ubicación de la dicha cuestión en el edificio total de la Suma, es decir, en qué "tractatus" se halla, en qué parte. Luego mirar con detenimiento los artículos, cada tema, incluso el orden en que ST ubica los artículos dentro de una cuestión nos enseña bastante de la mente del angélico. 

Después de este trabajo "introductorio", iremos ahora sí al artículo, y lo primero es tratar de comprender exactamente de qué trata, cuál es el tema, el "utrum". Muchas veces no se entiende a fondo la respuesta de ST porque en primer lugar no se ha entendido bien cuál es el tema sobre el que ST se está pronunciando. Conviene aquí preguntarnos incluso por los términos usados por ST en el "utrum". Luego de haber hecho un real y consciente esfuerzo por captar el asunto que tiene el santo entre manos, conviene hacer lo mismo con las objeciones, son objeciones fuertes, de otra manera ST no las hubiera puesto allí, ST no hacía como nosotros que siempre queremos responder a las objeciones más sencillas. No. Él hacía al revés, para que mejor resplandeciera la fuerza y verdad de su respuesta se preocupaba por poner contra ella las mejores objeciones de su tiempo y tomadas de los mejores autores. Cero cobardía, plena confianza en la verdad. Debemos entonces comprenderlas, leerlas incluso dos y tres veces hasta entender exactamente su sentido. Luego viene el "sed contra", cita de una autoridad normalmente a favor de ST, textos siempre preciosos, condensados de doctrina que conviene mucha veces incluso memorizar.

Ya con eso estamos preparados para acercarnos a la respuesta del santo. El cuerpo del artículo. Aquí conviene leer con calma, sin afán. Si ese día estamos de afán es mejor parar la lectura y retomarla después. Porque se requiere toda la atención de la que seamos capaces, muchas veces el sentido de una frase o de todo un párrafo está escondido en un verbo, en un adjetivo, que si se lee a las carreras nos va a dificultar la captación de lo que el santo está tratando de explicar. Entonces ante todo atención. Lectura pausada. Y releer. Pero sobre todo leer tratando de identificar aquellos renglones o párrafos enteros en los que ST menciona un principio a partir del cual realiza luego una deducción para fundamentar su respuesta. Los artículos de la Suma están pletóricos de renglones que enuncian principios elementales de metafísica, de lógica, de filosofía de la naturaleza, de antropología, etc. Y son dichos principios los que le permiten ir construyendo sus respuestas, pues el ST jamás afirma algo gratuitamente, sino que todo lo que afirma como respuesta o como refutación de alguna objeción, lo afirma bien fundamentado y explicitando allí mismo el principio que le sirve de soporte. Es de la mayor importancia ejercitarse en la identificación de dichos principios, son como el corazón que va dando sustento a lo dicho por ST.

Finalmente conviene no pasar por alto las respuestas que da santo Tomás a las objeciones. También allí se encuentran siempre tesoros condensados de doctrina, incluso a veces algunas de las respuestas con tan interesantes y ricas en doctrina como el mismo cuerpo del artículo.

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Esta tercera forma de leer los artículos de la Suma es la que creemos más completa y edificante, aunque sabemos que no es la más sencilla. Requiere esfuerzo, constancia, y eso que hoy los psicólogos llaman tolerancia al fracaso, puesto que en muchas ocasiones sentiremos que literalmente no estamos entendiendo nada. Esa sensación va disminuyendo con el tiempo pero nunca desaparece del todo, porque la distancia que hay entre la cabeza de ST y nuestras pobres cabecitas "posmodernas" es inmenso. Pero algo se puede alcanzar y vale la pena.


Leamos a ST, poco a poco, sin temor, pidiendo siempre a Nuestra Señora, sede de la sabiduría, que no ayude a entender aunque sea un poquito, ya que ese poquito será en sí mucho mayor que las toneladas de eso que hoy llaman "información", porque aunque poco, se trata de sabiduría.


Leonardo Rodríguez Velasco

 

domingo, 9 de enero de 2022

Temas expuestos por santo Tomás en el tratado "de homine"

Les decía ayer que santo Tomás nos dejó una completa exposición de su antropología distribuida en 15 cuestiones de la primera parte de su Suma de teología, a saber, de la 75 a la 89. Dichas cuestiones abarcan un total de 89 artículos en los que se estudian los siguiente temas:


Cuestión 75: La esencia del alma. En esta primera cuestión nos presenta santo Tomás el tema del alma, forma substancial del hombre. A lo largo de siete artículos ST nos explica la naturaleza del alma, nos dice que no es cuerpo, que es subsistente, que no consta de materia y forma, etc.

Cuestión 76: La unión del alma y el cuerpo. Luego de presentarnos la doctrina sobre el alma, naturalmente pasa ST a mostrarnos el modo en que debe entenderse la unión de alma y cuerpo. En ocho artículos nos lleva ST a vislumbrar la unión substancial que se da en lo íntimo del ser humano.

Cuestión 77: Las potencias del alma. Después de la parte donde nos explica qué es el alma y cómo constituye con el cuerpo una unidad substancial, pasa ST a mostrarnos las potencias con que cuenta el hombre, es decir, sus facultades de acción. En ocho artículos nos va a exponer temas tan importantes como por ejemplo el de que no se identifica el alma con sus potencias, sino que son realmente cosas distintas. Si son muchas y cómo podemos distinguirlas unas de otras por medio de sus actos y objetos.

Cuestión 78: Las potencias en particular. En los cuatro artículos de esta cuestión ST nos muestra los géneros de potencias que tiene el hombre, ya más en particular cada una. Luego nos explica las tres potencias de la parte vegetativa, los sentidos externos y los internos.

Cuestión 79: Las potencias intelectivas. En esta importantísima cuestión nos presenta ST los aspectos más esenciales y generales de la parte intelectiva del ser humano. Son trece artículos, la cuestión con más artículos de todas las 15. Nos va a explicar ST cosas tan importantes como si de hecho el entendimiento es una potencia del alma. Si debemos admitir la existencia de un entendimiento agente y cuál es su naturaleza y actividad propia. Si la memoria es parte de la potencia intelectiva. Si la razón y el entendimiento son cosas distintas. Si inteligencia es algo distinto de entendimiento. La diferencia entre entendimiento especulativo y práctico. Lo que son la sindéresis y la conciencia, etc.

Cuestión 80: Las potencias apetitivas. En esta breve cuestión de tan solo dos artículos, la más breve de las 15, ST nos enseña lo que debe entenderse por potencias apetitivas y cómo hay un apetito sensitivo y uno intelectivo, es decir, potencias apetitivas que parten del sentido y una potencia intelectiva que parte del entendimiento.

Cuestión 81: La potencia apetitiva sensible o "sensualitas". Esta cuestión tiene tres artículos y en ellos ST nos presenta las potencias apetitivas del orden sensible, el irascible y el concupiscible, y nos expone la manera en que dichas potencias se relacionan con la razón.

Cuestión 82: Sobre la voluntad. Luego de presentarnos la potencia apetitiva de orden sensible, nos lleva ST a conocer la potencia apetitiva del orden intelectual, la voluntad. En cinco artículos nos enseña ST el modo general de acción de la voluntad, la relación entre el acto de la voluntad y el obrar necesario, si es la voluntad una potencia más excelente que el entendimiento o no, etc. (En la segunda parte de la Suma, hacia el inicio, ST retomará estos temas y los profundizará como parte de los actos morales o moralidad de los actos humanos).

Cuestión 83: El libre albedrío. Aquí en cuatro artículos nos expone ST su doctrina sobre el libre albedrío, si realmente el hombre tiene libre albedrío, qué es en sí el libre albedrío, si es lo mismo que la voluntad, etc.

Cuestiones 84-89: Sobre las operaciones intelectuales. En las últimas seis cuestiones del tratado acerca del hombre, ST nos hace una completa y brillante exposición sobre las operaciones de la inteligencia. Cómo nuestro conocimiento parte del sentido y se eleva por abstracción hacia la aprehensión de los conceptos universales. Cómo es que ocurre la intelección. Cómo nos conocemos a nosotros mismos. Cómo conocemos lo puramente espiritual. Cómo conoce nuestra alma cuando separada del cuerpo. Resulta difícil exagerar la importancia de estas seis cuestiones. Deben ser estudiadas con todo detenimiento. Abarcan treinta y cinco artículos en total.

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Ese es el esquema generalísimo del tratado "de homine", acerca del hombre, de ST. Un tratado de la mayor importancia y que humildemente tratamos de estudiar con frecuencia y pretendemos exponerlo en el curso de introducción al pensamiento de ST que estamos dando en YouTube, aunque para este tema pensamos acompañarlo con algunos artículos escritos que irán apareciendo aquí en el blog también.


Evidentemente animamos a leer el texto propio de ST, lo que nosotros podemos decir realmente más que exponer a ST lo que hará será oscurecerlo un poco, ya que él en su escritura es tan claro de suyo que todo intento por hacerlo aún más claro, y teniendo en cuenta nuestras escasas fuerzas, tiende irremediablemente a oscurecer parte de su claridad. Pueda ST disculpar nuestro atrevimiento.


Leonardo Rodríguez Velasco.


sábado, 8 de enero de 2022

Sobre el tratado "de homine" de la Suma de teología de santo Tomás.

 Antes de iniciar las festividades navideñas del año que dejamos atrás hace poco, inicié una relectura detenida del tratado sobre el hombre de santo Tomás de Aquino, es decir, las 15 cuestiones que van de la 75 a la 89 de la primera parte de su Suma de teología. Allí, a lo largo de 15 cuestiones distribuidas en 89 artículos, santo Tomás nos expone su concepción esencial sobre la naturaleza del ser humano. No está todo allí, por supuesto, sino lo esencial. En la segunda parte de su Suma el de Aquino retoma la antropología y nos presenta los aspectos más tocantes a la moralidad: actos humanos, voluntad, libre albedrío, pasiones, hábitos, vicios y pecados. Todo ello teniendo como fondo las cinco primeras cuestiones de esa segunda parte en las que nos ofrece una completa exposición del fin último del hombre, que es como el criterio fundamental en el orden moral.


Las 15 cuestiones de la primera parte son el corazón de la antropología tomista, representan la exposición más madura de su pensamiento sobre el hombre, su alma, la unión del alma y el cuerpo, las potencias, la inteligencia, las potencias apetitivas en general, el libre albedrío y seis preciosas cuestiones, de la 84 a la 89, consagradas a la actividad intelectual humana.


Nadie que desee conocer a fondo lo que es el ser humano debiera desconocer la doctrina expuesta tan magistralmente por santo Tomás en este sección de su obra.


Hemos entonces releído dicho tratado, intentamos resumirlo (aunque en sí ya es un compendio tomista de antropología) y esperamos usarlo para lo que sigue de nuestro brevísimo curso de introducción al pensamiento tomista que estamos desarrollando a través de YouTube.


Será sin duda un viaje interesante en el cual de la mano de Tomás daremos una mirada a lo que somos, intentaremos conocernos mejor en el buen sentido de dicha expresión, no en el sentido de esas pseudo psicologías actuales que prometen una felicidad rápida, finita y hedonista por medio de no sé qué ejercicios de introspección que acaban en una especie de egolatría y ensimismamiento que a nada conduce a no ser a eso que muchos llaman vacío existencial.


Esperamos con el favor de Dios finalizar dentro de poco la lógica y dar inmediatamente después una exposición al menos elemental de la filosofía de la naturaleza, que nos dé las bases necesarias para aproximarnos al tratado "de homine" dotados de herramientas nocionales suficientes para no perdernos en el camino.


Ponemos estas intenciones en manos de Nuestra Señora, sede de la sabiduría.


¡Ave María purísima!



Leonardo Rodríguez Velasco


lunes, 22 de febrero de 2021

¿Para qué la lógica?

Nos disponemos en breve a iniciar en el canal de YouTube, donde hemos venido presentando de la forma más sencilla y amigable posible el pensamiento de santo Tomás de Aquino, una serie de videos dedicada al estudio de algunos puntos indispensables sobre la lógica aristotélico/tomista; por este motivo nos parece bien adelantar aquí algunas líneas a manera de introducción.

Para responder a la pregunta que encabeza esta entrada conviene ante todo definir lo que la lógica es, puede que ya con eso adelantemos bastante en la justificación de su estudio.

Costumbre es de santo Tomás regalarnos unas preciosas introducciones a sus escritos, pero además de preciosas, profundas. Muchas veces debe uno quedarse largo tiempo tan solo en la mera introducción porque ya en ella el santo dice tanto que asombra. No es distinto cuando se trata de los escritos en donde comenta las obras de Aristóteles, una de sus ocupaciones favoritas en el último tramo de su ajetreada y santa vida.

Precisamente en la introducción al comentario que hizo sobre los 'segundos analíticos' de Aristóteles, obra en la cual el filósofo griego desarrolla su teoría sobre el silogismo demostrativo, es decir sobre la ciencia, el doctor de Aquino apunta una definición de la lógica que ha quedado ya desde entonces establecida de manera, por así decirlo, oficial, como La definición de la lógica, dice así:

    Ars directiva ipsius actus rationis, per quam scilicet homo in ipso actu rationis ordinate, faciliter et sine errore procedat.

    Arte que dirige el acto mismo de la razón, por medio del cual el hombre puede proceder en dicho acto de forma ordenada, fácil y sin error.

Palabras más, palabras menos, lo que aquí nos dice santo Tomás es que la lógica es la ciencia (santo Tomás dice 'arte' y se ha generado todo un debate en torno a si la lógica es ciencia o arte, o ambas, o más lo uno que lo otro) encargada de estudiar los actos de la razón con el fin de poder luego realizar dichos actos de forma ordenada, fácil y sin error. Lo cual no significa que el que estudia lógica luego no se equivoca, sino que significa que santo Tomás tenía mucha confianza en sus discípulos, tal vez mucha, ¡la inocencia del santo, qué le vamos a hacer!

Ahora, ¿para qué la lógica? Pues ¿les parece poco aprender a usar la razón de forma ordenada, fácil y sin error? No es poca cosa, ciertamente.

¡Claro! Muchas personas parecen razonar bastante bien sin haber nunca estudiado lógica, y en efecto así es, se llama lógica natural, y viene más afilada en unos que en otros, eso depende de muchos factores entre los cuales está sin duda la crianza, el ambiente en el cual uno va creciendo y sin dudas también la genética tendrá aquí su cuota de causalidad; pero lo cierto es que por más afilada que alguien, por los azares de la vida, tenga eso que llamamos lógica natural, no entrará en el palacio de la ciencia si antes no posee la llave que abre la puerta, y esa llave es la lógica: la natural, bien afilada, más la 'artificial' que dejó ya en "estado de perfección" o casi, el gran Aristóteles, y de la cual santo Tomás hizo un uso magistral, llevando los hallazgos del griego a alturas nunca sospechadas por aquél.

Estudiar entonces la lógica con cierta atención y profundidad es una tarea indispensable para todo el que quiera introducirse con pie firme en el mundo de la ciencia, porque la ciencia no es otra cosa, en términos generales, que la utilización de la razón en sus máximas potencialidades con el fin de penetrar en los secretos de lo real y conocerlo, y la lógica estudia el instrumento por excelencia que tenemos para llevar eso a cabo: la misma razón.

Se ha hecho ya clásica la división de la lógica según las llamadas tres operaciones de la inteligencia: simple aprehensión, juicio y razonamiento. Y parece una buena manera de dividir el estudio de la lógica, pues si se trata de estudiar el funcionamiento de la razón, nada mejor que hacerlo estudiando los actos que la razón realiza, y son esos tres. Por medio del primero la inteligencia obtiene los conceptos simples; por medio del segundo realizamos juicios en donde afirmamos o negamos algo de algo; y por medio del tercero razonamos, es decir, vamos de lo que ya conocemos a lo que aún no conocemos.

Este será entonces más o menos el recorrido que trataremos de seguir, y digo más o menos porque de vez en cuándo tendremos que desviarnos un poco para tocar algún tema relacionado con lo que estemos hablando en ese momento y que convenga tener claro para entender lo que se esté diciendo.

No más introducciones, esperamos que los videos sean de su agrado, o no tanto los videos sino más bien el contenido. Confieso que pongo 98% de atención al contenido y 2% de atención a la estética de presentación, exactamente al revés de lo que hacen todos los demás.


Cordial saludo,


Leonardo Rodríguez V.



martes, 19 de enero de 2021

Resumiendo

Vamos a tratar de resumir un poco esquemáticamente lo que llevamos dicho en los últimos videos del canal, en los que, siguiendo el primer capítulo del libro "Umbrales de la filosofía" del padre Álvaro Calderon, de la Fsspx, estamos presentando lo que podría llamarse una introducción al buen pensar.

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1. Comenzamos diciendo que el conocimiento se da de distintas maneras y que en cuanto a la inteligencia hay que decir que su objeto propio el "LO QUE ES", el ENTE, y busca determinar acerca del ENTE aquello que el ente es, "QUOD QUID EST", lo que son las cosas, el ser de las cosas.

2. Dijimos que en esa búsqueda de lo que las cosas son la inteligencia trata de alcanzar la QUIDDITAS, quididad o esencia, que es lo que responde a la pregunta ¿QUID EST?

3. Es su intento por responder al QUID EST, la inteligencia ha de realizar varias distinciones, como por ejemplo la distinción entre los aspectos esenciales y accidentales. Los primeros son aquellos aspectos de las cosas que determinan a la cosa de tal manera que si le faltara a la cosa dicho aspecto, dejaría de ser lo que es. En cambio lo accidental es aquél aspecto que, aunque está en la cosa y la determina en su modo de ser, puede no obstante faltar o ser de varias formas y a pesar de eso la cosa sigue siendo lo que es.

4. También debe distinguir la inteligencia entre la SUBSTANCIA y los ACCIDENTES. Substancia es el nombre usado para referirnos a la realidad más íntima de los individuos, en cuanto que vemos que todos esos aspectos que nos revelan los sentidos no tienen propiamente hablando existencia en sí, sino que existen siempre EN un sujeto, como el color del perro, o sus distintas dimensiones físicas, que no existen por sí sino que REQUIEREN de un sujeto que les de soporte existencial, y a eso que SUBSTAT o está como "debajo" de los accidentes lo llamamos precisamente substancia.

5. Dijimos en seguida que en ese proceso inteligente de ir estableciendo distinciones que nos ayuden a conocer las cosas, aparecen tres distinciones fundamentales: numérica, específica, genérica. Se da distinción numérica entre sustancias o individuos que se identifican en lo esencial, pero difieren en lo accidental, como dos razas de perros. Se da distinción específica entre dos sustancias que se distinguen en aspectos esenciales y solo se asemejan en aspectos accidentales, como un hombre y un perro. Y finalmente, se da distinción genérica entre especies que, aunque distintas en aspectos esenciales, se asemejan en algún aspecto esencial común, como las distintas especies de seres vivos.

6. Hablamos también del sentido y la importancia del saber preguntar, y señalamos que antes de la pregunta QUID EST, está la preguna AN SIT, ¿existe?, por medio de la cual no se pregunta tanto por la existencia concreta de algún individuo, para lo cual bastaría señalarlo a los sentidos, sino que se apunta más bien a la existencia de una QUIDIDAD, y sobre todo a dilucidar si la dicha QUIDIDAD constituye especie o género.

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Ahí vamos.


Resta ahora tratar acerca de la definición y la división, que son dos procesos lógicos de primera importancia en el conocimiento, y finalizaremos con el tema de cómo pensar acerca de los accidentes y las cosas artificiales, Dios mediante.


Leonardo Rodríguez Velasco


  

martes, 24 de noviembre de 2020

Videos del curso (del 34 al 42)

 Parte #34



Parte #35


Parte #36


Parte #37


Parte #38


Parte #39


Parte #40


Parte #41


Parte #42