8) Rechazo a-priori de la tradición filosófica
Quizá una de las notas más características de la filosofía que se comenzó a hacer a partir del llamado Renacimiento, sobre todo a partir de Descartes, fue la de un abierto rechazo a toda la herencia filosófica del pasado. Aunque cabe aclarar que al decir 'pasado' nos referimos concretamente a la Edad Media, puesto que la filosofía rechazada, la herencia filosófica que se dejó en el olvido fue la que tenía la impronta de los siglos de profunda fe que vieron la Edad Media. Puesto que el 'pasado' entendido como las corrientes greco-romanas, sí que fue 'resucitado' con entusiasmo de conversos.
Y no se crea ni por un momento que dicho rechazo del pensamiento inmediatamente anterior por parte de los 'innovadores' renacentistas y cartesianos, fue consecuencia de un proceso juicioso de análisis y crítica, en el cual se sopesaron detenidamente los contenidos, las tesis principales, las afirmaciones más características, los hilos conductores típicos del armazón doctrinal de los escolásticos, y solo luego de tal análisis crítico se procedió a detectar falencias y a identificar notorios errores y equivocaciones de los medievales, para comenzar entonces a edificar en adelante una filosofía libre de aquellos errores y falencias.
Nada más alejado de la realidad, puesto que lo que ocurrió con mayor frecuencia en los pensadores de aquellas centurias de fervor 'revolucionario' fue que actuaban desde un desconocimiento casi total de los principales exponentes del grandioso pensamiento medieval, santo Tomás de Aquino por ejemplo.
Difícil si no imposible encontrar por esos años un autor que fuera enemigo radical de la escolástica, defensor de las nuevas formas de hacer filosofía, que al mismo tiempo fuera un exacto conocedor de la herencia filosófica que tanto despreciaba. Abundan los 'medio' conocedores de la escolástica, a la cual engloban en una condena universal sin distingos ni matices. Ni qué decir de autores específicos como el aquinate, ya que al leer las referencias a sus tesis principales da la impresión de que sus contradictores de turno jamás habían tenido en sus manos un escrito de Tomás y citaban frases sueltas sin contexto y repetían acusaciones sin entenderlas quizá del todo.
Y entonces, si no era a partir de un conocimiento juicioso y meditado que se emitían las más feroces condenas sobre la escolástica medieval, ¿con base en qué se le condenaba? Pienso que la ciencia experimental que en aquellos años daba sus primeros pasos tuvo bastante que ver, además de otras variables de tipo sociales y hasta políticas. Pero no tanto la ciencia experimental como tal sino las interpretaciones que de ella se hacían en muchos círculos intelectuales de entonces.
Antiguamente, en la época de los griegos clásicos, la filosofía había absorbido a las ciencias, de tal manera que cuando alguien escribía un tratado sobre lo que hoy llamamos biología o matemática, creía estar escribiendo sobre algo que hacía parte de la filosofía. La filosofía abarcaba todo y por ende a todas las ciencias; no había ocurrido aún esa detallada separación epistemológica de las diversas ciencias que se dio en la época medieval en autores como nuestro querido Tomás quien de forma tan clara delimitó los territorios pertenecientes a la teología y a la filosofía, poniendo entre ellas un criterio de demarcación preciso. Proceso de separación que se hizo más complejo y espinoso andando el tiempo con la aparición de las distintas ciencias que nos acompañan incluso hasta hoy.
En la época de la aparición triunfal de la ciencia experimental tal estado de cosas cambió y las ciencias tendieron ya no a englobar en sí mismas a la antigua filosofía sino que pugnaron abiertamente (lo cual continúa hoy) por reemplazarla primero para eliminarla del todo después. En tal estado de cosas quienes hacían filosofía entonces se preocupaban muy escrupulosamente por 'desmarcarse' de sus predecesores y presentar 'su' filosofía como más acorde con los tiempos que corrían, más acorde con la nueva ciencia. Normal entonces que tal estado de cosas jugara en contra del debido reconocimiento de los méritos de la filosofía de los tiempos medievales.
Sea lo que fuere lo cierto es que desde aquella época la filosofía se hizo de espaldas a la herencia pasada y en franco desconocimiento de las tesis principales de sus mayores, quienes en un esfuerzo de siglos habían sabido dar respuesta, si no a todo, por lo menos a los más complejos asuntos que abordaba la filosofía como lo eran los problemas metafísicos, éticos y epistemológicos. Desconociendo dichas respuestas, queriendo ignorarlas, rechazándolas acríticamente, los neo-filósofos abordaron 'ex novo' y movidos de una evidente soberbia, consciente en algunos, implícita en los más, dichos problemas y como cabía esperar extraviaron el camino con las tesis más descabelladas, como aquellas que dieron nacimiento a la famosa dicotomía entre racionalistas y empiristas, que dura hasta hoy.
También en nuestros días vemos todo esto. Encuentra uno autores que sin ningún espíritu crítico condenan y rechazan la herencia filosófica medieval, en sí o en sus ramificaciones éticas y políticas. Y lo hacen desde un desconocimiento radical de dicha herencia: condenan aquello que ignoran. Un ejemplo entre muchos: Richard Dawkins. Este escritor británico es tristemente célebre por dedicar su vida a una insulsa 'cruzada' contra la religión y contra Dios. Desde un cientificismo radical pretende 'argumentar' contra las creencias religiosas y 'demostrar' su carácter no solo de auténticas falsedades a nivel teórico sino su malicia a nivel de influencia concreta en las sociedades. Ahora bien, cuando uno lee a este autor, aún reconociendo sus conocimientos específicos en su área propia (biología evolutiva, zoología, etología, etc.), es evidente al cabo de muy pocas páginas que ignora supinamente ya no las tesis fundamentales de la filosofía que está detrás de la teodicea tradicional, sino incluso el mero ABC de todo filósofo principiante. Habla de lo que no sabe, literalmente. Al punto que produce verdadera pena ajena, como decían nuestros abuelos.
Pero como el señor Dawkins hay cientos. Pontifican sobre lo 'trasnochado' de la filosofía clásica, de la ética clásica, de la teodicea clásica, etc., llenan cientos de páginas cada año dando por supuesta la 'superación' de la antigua filosofía sin saber siquiera qué decía aquella filosofía y cómo lo sustentaba, repiten tópicos sin tomarse el trabajo de verificar su validez. Perezosos de mente.
Así se construyó la filosofía moderna y así le ha ido desde entonces.
Leonardo Rodríguez V.
Continuará...
9) Idea de la libertad como pura auto-determinación
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