En el artículo anterior describíamos una manera de leer los artículos de la Suma de Teología que consideramos bastante provechosa, y decíamos allí que uno de los elementos clave de esa lectura era identificar los principios que ST menciona a cada momento para de ellos inferir sus conclusiones o justificar su rechazo de opiniones de otros autores.
Para que quede un poco más claro vamos a hacer aquí un breve ejercicio, poniendo el texto del cuerpo de un artículo de ST y subrayando los principios que estén allí empleados:
Vamos a tomar el artículo 2 de la cuestión 75 de la primera parte, en el tratado sobre el hombre. Allí va a estudiar ST...
Utrum anima humana sit aliquid subsistens...de si el alma humana es subsistente...
Y responde ST...
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Es necesario afirmar que el principio de la operación intelectual, llamado alma humana, es incorpóreo y subsistente. Es evidente que el hombre por el entendimiento puede conocer las naturalezas de todos los cuerpos. Para conocer una clase de cosas es necesario que en la propia naturaleza no esté contenida ninguna de esas cosas que se va a conocer, pues todo aquello que estuviese contenido naturalmente impediría el conocimiento. Ejemplo: La lengua de un enfermo, biliosa y amarga, no percibe lo dulce, ya que todo le parece amargo. Así, pues, si el principio intelectual contuviera la naturaleza de algo corpóreo, no podría conocer todos los cuerpos. Todo cuerpo tiene una naturaleza determinada. Así, pues, es imposible que el principio intelectual sea cuerpo.
De manera similar, es imposible que entienda a través del órgano corporal, porque también la naturaleza de aquel órgano le impediría el conocimiento de todo lo corpóreo. Ejemplo: Si un determinado color está no sólo en la pupila, sino también en un vaso de cristal, todo el líquido que contenga se verá del mismo color.
Así, pues, el mismo principio intelectual, llamado mente o entendimiento, tiene una operación por sí, independiente del cuerpo. Y nada obra por sí si no es subsistente. Pues no obra más que el ser en acto; por lo mismo, algo obra tal como es. Así, no decimos que calienta el calor, sino lo caliente.
Hay que concluir, por tanto, que el alma humana, llamada entendimiento o mente, es algo incorpóreo y subsistente.
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Ponemos en rojo las partes del texto que corresponden a lo que hemos llamado principios, es decir, tesis que sustentan el desarrollo del artículo y fundamentan la respuesta que va construyendo ST.
En este denso artículo ST está nada más y nada menos que tratando de demostrar que el alma humana es subsistente, es decir, que existe de suyo, sin necesidad de un soporte, por decirlo de alguna manera; sin necesidad de que su existencia dependa de otro, como pasa por ejemplo con los accidentes que existen por la existencia del sujeto en el cual se dan.
En el artículo inmediatamente anterior ST se preguntó si el alma humana era alguna especie de cuerpo, si era una realidad corpórea, y contestó que no. Ahora en este artículo se pregunta si se puede decir que subsiste, y va a responder que sí, nos dice al final que "el alma humana, llamada entendimiento o mente, es algo incorpóreo y subsistente".
Pero, ¿cómo llega el santo a esa conclusión? Pues llega a través de un razonamiento en el cual las lineas señaladas en rojo juegan el rol de principios de la demostración, es decir, afirmaciones a partir de las cuales se infiere lo demás.
El primer principio subrayado es el fundamental, y es muy profundo. Aquí lo exponemos en forma rudimentaria para no hacer excesivamente largo este escrito.
¿Qué nos dice allí ST? Nos dice que para que la inteligencia pueda conocer la naturaleza de todos los cuerpos, como vemos que de hecho ocurre, se requiere que no tenga en sí la naturaleza de ningún cuerpo, es decir, que no sea ningún tipo de cuerpo, porque si así fuera entonces al ser de una naturaleza corporal determinada ello impediría que pudiera recibir o aprehender la naturaleza de los otros cuerpos. En otras palabras, para poder escribir sobre una pizarra primero debemos borrar lo que está escrito, porque lo que allí está escrito impide que podamos escribir encima de manera mínimamente legible. Para poder pintar de blanco una pared, debemos quitar primero el color rojo que tiene (o azul, o el que sea), o debemos pintar encima, el caso es que no puede estar pintada una superficie de dos colores al tiempo (las mezclas de colores es otro tema, componen un tercer color que no es ninguno de los dos o tres originarios). Si la inteligencia tuviera alguna naturaleza corporal, si tuviera la naturaleza de algún cuerpo, ello haría que la recepción de la naturaleza de otro cuerpo fuera imposible (en el sentido de aprehensión de una formalidad). ¿Y entonces no podemos conocer muchas cosas? Sí, claro, esa es la función de la memoria intelectual, conservar en la potencia intelectiva las intenciones previamente entendidas a manera de tesoro al cual podemos recurrir cuando razonamos. Pero simultáneamente no se conocen dos cosas, a no ser que se entiendan como un todo, es decir, bajo cierta manera de unidad, como cuando miramos un bosque, no es que estemos mirando muchos árboles tomados individualmente, no, los estamos mirando en conjunto y en cuanto conforman un conjunto. Si quisiéramos ver un árbol en particular tendríamos que enfocar la mirada en dicho árbol y por consiguiente dejar de ver los otros.
Este es el principio fundamental con el cual va ST a fundamentar la afirmación que hace más adelante de que "es imposible que el principio intelectual (la inteligencia, potencia del alma) sea cuerpo".
Y habiendo establecido que el principio intelectual o inteligencia en su obrar se revela como ajeno a toda naturaleza corporal, es decir, incorpóreo, establece, mediante otro principio (nada obra por sí si no es subsistente) que el alma humana, de donde emana la potencia intelectiva, ha de ser una realidad subsistente, puesto que para tener independencia en el obrar se requiere una independencia en el ser (para que los adolescentes sean independientes en su obrar, deben primero lograr una independencia en su ser, autonomía financiera, etc., pero mientras se vive DE los padres, la dicha independencia del obrar no pasa de veleidad de juventud).
Resumen: la inteligencia es potencia no corporal, que obra independientemente del cuerpo y, por ende, el alma humana, de donde emerge la inteligencia como potencia propia, ha de ser subsistente, es decir, independiente en el ser respecto del cuerpo, puesto que ejecuta operaciones de manera independiente, para lo cual requiere la dicha independencia y lo cual postula la subsistencia.
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He aquí entonces un ejemplo de lo que queremos decir cuando recomendamos realizar siempre el ejercicio de identificar principios dentro de los artículos de la Suma, ello nos ayuda a ir al corazón de la prueba y a mirar, dentro de lo posible, dentro del mismo proceso lógico que siguió ST en la construcción de su respuesta.
Leonardo Rodríguez Velasco
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