sábado, 16 de abril de 2011

SÓCRATES Y LA SOFÍSTICA

La muerte de Sócrates 

Hace alrededor de 2400 años Sócrates fue condenado a muerte. Los cargos formulados en su contra eran fundamentalmente dos: no reconocer los dioses de la ciudad y corromper a la juventud. Mucho se ha escrito acerca de lo injusto de ambas acusaciones, y lo injusto del juicio en general y sobretodo de la sentencia final. De hecho la muerte de Sócrates ha sido comparada, guardando las obvias distancias, con la injusta muerte de Cristo; y son muchos los escritores de todos los tiempos los que se han entretenido encontrando sutiles analogías entre ambas figuras históricas.
La vida de Sócrates es la vida de un luchador. ¿Contra quién luchó Sócrates? La respuesta es fácil hallarla en cualquier manual de historia de la filosofía; en efecto todos nos dirán que los adversarios contra los cuales Sócrates dirigió la fuerza inmensa de su talento fueron los sofistas. Y ¿Quiénes eran los sofistas? Acerca de los sofistas también se ha escrito mucho; fundamentalmente se puede decir que eran maestros especialistas en retórica. Pero no al modo como puede serlo un retórico normal. Para ellos la retórica lo era todo. Es decir que para ellos no existía la verdad, la ciencia, el conocimiento objetivo de la realidad de las cosas. Sólo existía la palabra, el discurso; y se proponían enseñar a las personas como hablar acerca de cualquier cosa defendiendo tanto los pros como los contras, sin importarles para nada la verdad de las cosas. Sólo importaba convencer, persuadir, ganar seguidores a través de discursos bien hechos; no es una casualidad que el periodo de aparición de los sofistas coincida con el periodo en que Grecia veía el auge del sistema democrático, oportunidad única para que la plebe pudiera destacarse públicamente y aspirar a cargos de relevancia.

En este ambiente contar con maestros hábiles en el arte de convencer, de arrastrar, de persuadir, fue de un valor incalculable. De hecho se dice que estos sofistas cobraban dinero por sus enseñanzas, lo cual los hacía odiosos a los ojos de los verdaderos filósofos, quienes por el contrario siempre habían vivido con la convicción de que la sabiduría descendía a los filósofos para que estos fueran sus dispensadores a los hombres, en beneficio de todos y jamás con afán de lucro.
En este contexto la figura de Sócrates se levanta como un enorme faro dispuesto a evitar el naufragio de la razón humana. Para Sócrates, el hombre posee la capacidad de conocer la verdad de las cosas, posee la capacidad de tener conocimientos objetivos de la realidad que lo rodea y también de sí mismo. La verdad y el error existen y podemos conocerlos y distinguirlos. Pero quizá lo más importante es que para Sócrates existe una verdad acerca del hombre mismo. Es decir que el hombre es un ser de la naturaleza, que como todo otro ser posee una forma bien definida de existir, posee una esencia, posee una naturaleza que lo hace ser lo que es y no otra cosa; la naturaleza o esencia de algo (incluido el hombre) es aquello que somos, aquello que se responde cuando se pregunta ¿qué es Sócrates?, Sócrates es un hombre, y ¿Qué es ser hombre? Y así sucesivamente hasta llegar a determinar con precisión la esencia humana. Una de las consecuencias de esta visión socrática de la realidad es que el fin de cada ser está en obrar de acuerdo con su naturaleza.  
Así, el fin del árbol es obrar como árbol y no como perro. El del perro es obrar como perro y no como árbol, y así de todo lo demás, incluido el hombre. El fin del hombre consiste en obrar en conformidad con su naturaleza humana, de manera que toda conducta que sea realizada contrariamente a esa naturaleza será una conducta errada, viciosa, y dañina. Sería un obstáculo, un impedimento y se constituiría en una verdadera autoagresión.
Para Sócrates los sofistas eran los grandes destructores del hombre, pues al destruir la capacidad de la inteligencia humana para conocer la verdad de las cosas se destruía no solamente el fundamento de la ciencia sino también y más grave aún  el fundamento de toda moralidad. La moral es la ciencia que, al estudiar la naturaleza humana concluye estableciendo los cauces por los cuales ha de fluir la conducta humana para obrar siempre de conformidad con esa naturaleza, para alcanzar el fin. Pero si los sofistas están en lo cierto, si la razón humana no está facultada para el conocimiento de la realidad, de la naturaleza de las cosas, si es tan sólo una facultad encargada de crear bonitos discursos pero desconectados de toda realidad, entonces se hace inevitable caer en el relativismo. Precisamente el relativismo es la doctrina según la cual, al no existir ni la verdad ni el error entonces todo vale por igual, todo está permitido, todo es verdad y todo es falso, ningún comportamiento es malo, ningún comportamiento es bueno; todo se reduce a opiniones personales, a puntos de vista, a perspectivas, a elecciones personales sin fundamento, caprichosas.
Ante semejante caos Sócrates reacciona y dedica su vida entera y la totalidad de sus fuerzas a recordar a los hombres la existencia de esa noble facultad humana, la inteligencia, dueña de la capacidad de descubrir la verdad de las cosas, la naturaleza de los seres, los modos de ser, en una palabra: la realidad. Esta defensa de la inteligencia terminó costándole la vida, pues sus enemigos jamás le perdonaron que fuera la piedra en el zapato de tantos contemporáneos quienes preferían quizá el universo ofrecido por la sofística, el fácil universo del relativismo, de la ausencia de valores y principios.
Es por ello que hemos escogido la muerte de Sócrates como imagen central del blog. Creemos que se trata verdaderamente de un símbolo eterno, destinado a no morir muriendo. Y de paso a inspirar a otros, quienes en el transcurso de los siglos que estaban por venir, estarían destinados como nosotros a vivir en una época dominada por los sofistas. Y precisamente de esto queremos tratar en las siguientes entradas; nuestra tesis será la siguiente: el mundo actual es semejante al mundo socrático; pululan los sofistas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

en todos los tiempos la gente ha matado por la verdad que cree tener; no es mejor la tolerancia detodas las las opiniones ?

Anónimo dijo...

los tiempos han cambiado; las verdades de antes ahora se sabe que no eran asi; de hecho ahora en al ciencia nos e trabaja con verdades sino con hipotesis; lea a popper.

Anónimo dijo...

hoy salió en las noticias un nuevo ataque de la iglesia catolica contra losd erechos de las minorias. en este caso fueron los homosexuales; eso es consecuencia de andar creyendo que uno es dueño de la verdad. en este siglo la intolerancia no tiene futuro.

Anónimo dijo...

esta noche van a psar por discovery un documental sobre los crímenes de la inquisicion en america; harian bien en verlo para tener idea de lo que es creerse dueño de la verdad

Anónimo dijo...

habia leido de los sofistas que eran los primeros pedagogos, especialistas en educacion