Paradoja del mal menor
Tengo que elegir entre A y B.
*A me jura que me sacará los ojos.
*B me asegura que sólo me sacará uno.
Yo pienso: Con un ojo todavía puedo ver. Elijo B, y me quedo tuerto.
Nuevamente debo elegir entre A y B.
*A promete sacarme el ojo que me queda y arrancarme además la lengua.
*B, siempre más morigerado, me tranquiliza diciéndome que sólo me sacará el ojo que antes me había perdonado.
Reflexiono. Me quedo ciego, pero, por lo menos, aún podré hablar.
Elijo, pues, a B.
Sucesivas elecciones terminan con el resultado que se puede prever: ni ojos, ni lengua, ni manos, ni pies...
Lo gracioso del caso es que mi elección ha sido siempre, no sólo legítima, sino verdaderamente racional y razonable.
Pero, no es necesario decirlo, algo ha fallado.
¿Tiene esto algo que ver con el sistema político, donde siempre existen dos partidos principales. Uno, que lleva a cabo un programa político: (divorcio, eutanasia, sodomía, aborto, precariedad laboral, cesión al chantaje separatista, totalitarismo educativo...). y el otro que lo único que hace es ralentizar ese programa político, sin que en ningún caso trate de impedirlo, consolidando dichas aberraciones?
(Tomado de: http://www.arbil.org/arbil108.htm)
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