Se oye muy a menudo decir que los
tiempos cambian. Esto se oye en medio de debates y polémicas sobre temas como
el aborto, la eutanasia, el “matrimonio” homosexual, la adopción de niños por
parejas homosexuales, etc. los que promueven la aceptación social de estas
prácticas suelen argumentar que tales prácticas son fruto del progreso de la
sociedad. Dicen que hoy la sociedad ha “avanzado”, ha “progresado”, ha “cambiado”,
y por tanto hoy se debe aceptar todo eso. De inmediato, todo aquél que se
oponga a tales “transformaciones” será tildado de anticuado, retardatario,
reaccionario, cavernícola, etc.
De manera que se trata de lo
siguiente: la sociedad cambia y hay que estar al día de tales cambios y no
estorbarlos, porque son fruto del progreso social.
Esto crea en los adversarios de
esos cambios un cierto sentimiento de culpa, porque acaban creyéndose el cuento
de que la sociedad “cambia”, y por tanto terminan creyendo que están estorbando
el cambio y el progreso. Y por otra parte los amigos de los cambios se llenan
siempre la boca repitiendo que ellos, y solo ellos, son los defensores del
progreso y del cambio.
Es increíble pero muchas veces la
argumentación en torno a temas tan importantes acaba reduciéndose a eso, los
unos acusan a los otros de estorbar el “cambio” y el “progreso”, y los así
atacados terminan resignándose a ver cómo sus tesis son combatidas con tan
débiles argumentos.
Pero, ¿es así?; ¿la sociedad “cambia”,
“progresa”, “avanza”, se “transforma”, en el sentido afirmado por los
defensores de los temas arriba mencionados?
Parece que no. A lo mejor una
analogía permitirá explicar mejor lo que queremos decir. ¿Han visto ustedes
cómo de una oruga, se forma una crisálida, y de esta una mariposa? Se trata de
un proceso natural de cambio. Dentro de las potencialidades naturales de la
oruga está su poder de llegar a ser, primero crisálida y finalmente mariposa. Evidentemente
se trata de un proceso de transformación enteramente natural, que brota de la
naturaleza misma de la oruga.
¿Pasa algo semejante con las
transformaciones culturales, tales como el aborto o el “matrimonio” homosexual?
¿La sociedad, por medio de un proceso natural y espontáneo, ha llegado a tales
posturas? La respuesta es un contundente NO.
Cuando se estudia con juicio la historia
de tales transformaciones socio-culturales se descubre que detrás de sus “triunfos”
jurídicos actuales hay una serie de personajes que han luchado por imponer a la
sociedad sus ideas revolucionarias, y se descubre además que tales “ideas” han
sido, casi siempre, consecuencia de sus propios estilos de vida. Biografías
como la de Alfred Kinsey, “padre” (junto a Freud) de la llamada “revolución
sexual”, o la de Margaret Sanger, fundadora de “Planned
Parenthood”, la principal internacional abortista, nos permiten ver que tales
transformaciones NO han sido fruto de una evolución espontánea de la sociedad,
sino que han sido el fruto de un reducido grupo de personas que han luchado por
imponer su visión de las cosas a la inmensa mayoría de la sociedad.
Y cualquiera puede comprobar lo
que decimos. Tomen un tema cualquiera, revolución sexual, hedonismo, aborto,
eutanasia, adopción gay, “matrimonio” homosexual, etc. y busquen cuál fue el
origen del proceso, sus defensores, sus proponentes, etc. lean biografías,
textos de autores defensores de esas corrientes, verán que hay toda una lucha
por llevar esas ideas a la sociedad e irlas imponiendo poco a poco,
estratégicamente, ideas que jamás hubieran brotado por sí solas del corazón de
la sociedad.
De manera que ese argumento tan
usado de que “la sociedad cambia”, “la sociedad ha evolucionado”, “ahora las
cosas son diferentes”, “hay que adaptarse al cambio”, “no hay que ser
anticuados”, etc. carece completamente de valor. Se basa en un sofisma, que
consiste en hacer creer que los cambios han sido naturales y espontáneos,
cuando en verdad han sido imposiciones de pequeños grupos de interesados en
tales transformaciones.
La próxima vez que alguien al ver
que condenas el aborto o el “matrimonio” homosexual, te diga: “las cosas han
cambiado”, respóndele: NO, las cosas NO hubieran cambiado de no haber sido por
las imposiciones ideológicas de ciertas personas, que han luchado por imponer a
la sociedad sus propios “estilos” de vida.
¡Nada de procesos naturales y
espontáneos, pura imposición de grupos organizados y agresivos!
Leonardo Rodríguez.
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