¡Oh Virgen santísima! Oíd nuestras súplicas: distribuidnos los
dones de vuestras riquezas: hacednos participantes de la abundancia de gracias
de que estáis llena. El Arcángel os saluda, y os llama llena de gracia; todas las naciones os
aclaman bienaventurada; todas las celestiales jerarquías os bendicen. Y
nosotros desterrados en este valle de lágrimas, también acudimos a Vos, exclamando:
Salve, llena de gracia, el Señor está con Vos; rogad por nosotros, Madre de
Dios, Reina piadosa y augusta Soberana nuestra. Amén.
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