Objeciones por las que parece que Dios
no es el sumo bien:
1. El sumo bien añade algo al bien;
cosa que, por otra parte, hace todo bien. Pero todo lo que tiene añadidos es
compuesto. Luego el sumo bien es compuesto. Pero Dios es absolutamente simple,
como quedó demostrado (q.3 a.7). Por lo tanto, Dios no es el sumo bien.
2. Como dice el Filósofo, el bien es lo
que todos apetecen. Pero no hay nada que sea apetecido por todos más que Dios
solo, fin de todo. Luego nada es bueno sino sólo Dios. Esto parece deducirse
también de lo que se dice en Mt 19,17: Nadie es bueno sino sólo Dios. Pero sumo
se dice por comparación con otros, como sumamente caliente se dice por
comparación con todo lo caliente. Por lo tanto, Dios no puede ser llamado sumo
bien.
3. Lo sumo conlleva comparación. Pero
lo que no es de un género no es comparable. Ejemplo: No es correcto decir que
la dulzura es mayor o menor que una línea. Así, pues, como quiera que Dios no
es del mismo género que los otros bienes, como resulta evidente por lo dicho
(q.3 a.5; q.4 a.3 ad 3), parece que Dios no pueda ser llamado sumo bien por
comparación con los otros bienes.
Contra esto: está lo que dice Agustín
en I De Trin.: La trinidad de las divinas personas es el sumo bien comprendido
por almas muy purificadas.
Respondo: Dios es absolutamente el sumo
bien, y no sólo en algún género o en algún orden de cosas. Así, pues, y como ya
se ha dicho (a.1), se atribuye a Dios el bien en cuanto todas las perfecciones
deseadas dimanan de él como primera causa. No es que dimanen de El como de un
agente unívoco, como quedó demostrado (q.4 a.3), sino como de un agente que no
se corresponde con los efectos ni por razón de la especie ni por razón del
género. La semejanza del efecto se encuentra en la causa unívoca uniformemente;
en cambio, en la causa equívoca se encuentra de forma más sublime, como el
calor se encuentra de forma más sublime en el sol que en el fuego. Así, pues,
como quiera que el bien está en Dios como la primera causa no unívoca, es
necesario que el bien esté en El de modo más sublime. Y por esto se le llama
sumo bien.
A las objeciones:
1. El sumo bien no añade al bien
ninguna realidad absoluta, sino tan sólo una relación. Pero cuando se establece
una relación entre Dios y las criaturas, es real en la criatura, no en Dios. En
Dios la realidad de razón como lo cognoscible tiene relación con la ciencia, no
porque vaya referido a la ciencia, sino porque la ciencia está referida a lo
cognoscible. Así, no es necesario que en el sumo bien haya composición. Tan
sólo sucede que los demás son deficientes comparados con El.
2. Cuando se dice: el bien es lo que
todos apetecen no se da a entender que todos los seres apetecen cada uno de los
bienes, sino que cuanto se apetece tiene razón de bien. Cuando se dice: nadie
es bueno sino sólo Dios, se da a entender el bien por esencia, como veremos (a.3).
3. Las cosas que no son del mismo
género, sino que pertenecen a géneros distintos, no son comparables entre sí.
Se niega que Dios esté en el mismo género que los otros bienes, pero no porque
pertenezca a algún otro género, sino porque está fuera del género y al mismo
tiempo es principio de todo género. Así, es comparado con otros por exceso. Y
éste es el tipo de comparación que le corresponde al sumo bien.
Suma teológica - Parte Ia - Cuestión 6. Artículo 3
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