Con mucha frecuencia nos toca oír entre amigos y conocidos la siguiente expresión:
'Yo creo en Dios, pero a mi manera'.
O alguna de sus variantes, que aunque suenan distinto vienen a significar en el fondo lo mismo...
'Yo creo en Dios, pero no soy religioso'
'Yo creo en Dios, pero no en la iglesia'
'Yo creo en Dios, pero...´ etc.
En todas estas frases la idea de fondo es la misma, la persona que así se expresa está diciendo que SE HA FABRICADO PARA SÍ UN "dios" A SU MEDIDA, SEGÚN SU GUSTO.
¿Qué significa entonces haberse creado un "dios" a su medida? Significa ni más ni menos que la persona es "dios" ella misma, la persona se ha convertido en "dios", YA QUE CUENTA CON EL SUFICIENTE PODER PARA MOLDEAR A DIOS.
Quien opina así se coloca por encima de Dios, en el lugar de Dios y le dice a Dios: ¡Tú eres lo que yo deseo que seas, lo que yo acepto que seas, lo que yo te permito ser y nada más!
Es la vieja tentación del paraíso que la serpiente astuta dirigió a la mujer: ¡seréis como dioses!
¡Es el gnosticismo!
El gnosticismo es la falsa religión del hombre que se autoproclama 'dios', es la divinización del hombre, o más bien es el hombre tomando conciencia de su pretendida 'divinidad'. De ahí que sin ningún problema proclame: CREO EN DIOS A MI MANERA.
¡No, señores! Dios es Dios sin ustedes y sin mí, Dios es Dios desde la eternidad, en la eternidad y para la eternidad. Y pretender concebirlo A MI MANERA no cambia ni un ápice lo que Él es, ha sido y será por los siglos de los siglos, e incluso más allá del mismísimo tiempo.
La soberbia que se oculta detrás de esas declaraciones de muchos contemporáneos es infinita, y aunque su contradicción salta a la vista, su misma soberbia los enceguece para no verla. La ceguera del hombre es castigo a su soberbia, pues entre más quisieron ver menos les funcionó la vista.
Pidamos a Dios verlo como Él es realmente, no como nosotros quisiéramos que fuera.
Leonardo Rodríguez
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