Pensemos por un momento en lo que significa esa afirmación tan común hoy día de que no hay verdades sino meras opiniones, y que por lo tanto nadie puede pretender que su "opinión" valga más o esté por encima de la de alguien más.
No vamos a profundizar aquí en las contradicciones lógicas de todo relativismo, ya lo hemos hecho en otras ocasiones, simplemente quisiéramos dejar la siguiente reflexión:
¿Si no hay verdades sino meras opiniones, eso significa que afirmar que no hay verdades sino meras opiniones es solo una opinión?
Porque si afirmar que no hay verdades sino opiniones, es a su vez una mera opinión, eso significa que pueden haber otras opiniones sobre el asunto, por ejemplo, la opinión de que sí hay verdades. Y por lo tanto, según la lógica de quienes defienden este modo de "pensar", los que afirman que no hay verdades sino opiniones no podrían pretender que su opinión esté por encima o valga más que la de aquellos que afirman que sí hay verdades.
Dicho lo anterior la pregunta verdaderamente importante sería: ¿es posible que dos proposiciones o dos afirmaciones acerca de un asunto digan cosas contrarias y sean verdaderas al mismo tiempo? Es decir, ¿es posible que ante el cuerpo inmóvil de un pajarito uno diga que está muerto y otro diga que está vivo y ambos tengan razón? La sana lógica nos dice que no, una de las dos debe ser correcta, es decir, debe corresponder con la realidad, y la otra necesariamente ha de estar equivocada. El pajarito no puede estar vivo y muerto, si está vivo no está muerto y viceversa.
O el que dice que no hay verdad está en lo correcto o está en lo correcto el que dice que sí hay verdad. El gran problema para el primero es que en el mismo instante de afirmar que no hay verdad, lo afirma con la pretensión de que eso que está afirmando ES VERDAD, por lo tanto se contradice apenas abre la boca. Es la muerte de todo relativismo.
¿Cómo saber cuándo algo es verdad o no? Ahí ya estamos en el camino correcto, es el punto de partida adecuado, la existencia de afirmaciones verdaderas no se discute, se parte de ella porque es evidente desde su misma formulación y también es evidente en el acto que pretenda negarla.
Mucho me temo que lo que ha sucedido es que el modelo científico actual, que parece nunca arribar a una verdad definitiva sobre sus objetos de estudio, sino estar en una permanente y perfectiva aproximación, se ha colado en los asuntos filosóficos y ha contaminado la manera de entender la relación de lo real con el intelecto humano, manera que es distinta según se trate de asuntos de laboratorio o de verdades metafísica o éticas, por ejemplo.
Pero de eso en una próxima oportunidad.
Leonardo Rodríguez V.
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