lunes, 11 de noviembre de 2019

Colección de encíclicas

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En medio de este desierto de sana doctrina que caracteriza a la jerarquía eclesiástica de los últimos decenios, nada mejor que retornar con devoción a los escritos de los grandes papas de antaño, esos que supieron ver el error y denunciarlo con fuerza y elocuencia.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Las enciclicas y otros documentos Pontificios no son sólo documentos que tienen el carácter de "autenticos", desde el punto de vista doctrinal.

Es que, por lo menos hasta Pablo VI, son un ejemplo de un latín excelente.

Para aquellos que se dediquen al estudio del latin, traducir alguno de estos documentos, que tienen todos traducción autorizada, esto es, se puede comparar fácilmente el progreso del estudiante con la traducción de un profesional, es algo que debe considerar.

Evidentemente no va a distraerse leyendo como Julio César va sojuzgar a los pobres galos o a enterarse del golpe de Estado de Catilina...

pero es otro tipo de textos que, justamente porque se sale de lo habitual -y que están al alcance de todos, no lo olviden- redondea el conocimiento de la lengua clasica y la habilidad de usarla.

(Recomendaría por las mismas razones las Instituciones de Justiniano)

Hay naturalmente un beneficio extra para el que traduce:

Se obliga a centrarse en el texto y en el significado de cada palabra dentro de cada frase y en el contexto de la obra, esto es, que llega a un conocimiento más profundo y duradero del contenido del texto por el simple hecho de leer, parar y traducir (esto es: observar, comparar, sopesar y decidir),

De modo que si para el estudiante hay algún documento Pontificio cuyo tema le interese, esta es la oportunidad no sólo de mejorar su latin, sino de estudiar el tema; aunque sea para llegar a la conclusión contraria; pero con seriedad, fundamento y buscando la verdad, como debe ser cualquier empresa intelectual.

Esta gimnasia intelectual es muy efectiva.