sábado, 23 de mayo de 2015

(7) Perlitas de filosofía

Singulare, dum sentitur; universale vero, dum intelligitur; seu aliis verbis: Sensus est singularium, intellectus vero universalium.


Lo singular se siente; mientras que lo universal se entiende; O en otras palabras: a los sentidos pertenece lo singular, al intelecto lo universal.

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Esta es una de las tesis más clásicas de la filosofía. Y uno de sus puntos más discutidos también.

Básicamente lo que se está afirmando es que el intelecto y los sentidos son facultades esencialmente distintas; pues mientras que por medio de los sentidos conocemos siempre cosas concretas y singulares, por medio del intelecto accedemos a ideas universales, en las cuales captamos las esencias de las cosas, o para decirlo mejor, aspectos esenciales de las cosas.

Lo anterior lo explican los manuales de filosofía analizando la diferencia radical que existe entre una imagen y una idea. Tomemos por ejemplo el triangulo; si tratamos de imaginar un triángulo haciendo uso de lo que sabemos acerca de los triángulos, necesariamente el triángulo que imaginaremos tendrá una forma determinada, es decir, lo imaginaremos escaleno, isósceles o equilátero. Será imposible para nuestra imaginación representar un triángulo que no pertenezca a alguno de esos tres tipos concretos de triángulo. Además veremos que imaginaremos un triángulo con las líneas de cierto color, negras por ejemplo, de cierto tamaño, etc. 

Pero ¿qué pasa si en vez de intentar imaginar un triángulo, nos proponemos pensar en LO QUE ES un triángulo? pues pasa que podremos sin dificultad ubicarnos de inmediato por encima de las determinaciones concretas, de manera que solo tendremos que decir: un triángulo ES un polígono de tres lados. No necesitamos especificar tamaño, color, grosor, tipo, etc. 

Y esa idea de LO QUE el triangulo es, será aplicable a todos los triángulos existentes y posibles, sin importar sus características particulares, sin importar (en lenguaje técnico) sus aspectos accidentales. Lo accidental es lo que puede cambiar o modificarse sin que por eso cambie la esencia de la cosa

Lo anterior quiere decir que la idea de una cosa es ABSTRACTA y UNIVERSAL. Dos características de las que carece absolutamente la imagen, que será siempre concreta y singular.

Ahora bien, he aquí el meollo de la cuestión: si solo contáramos con el conocimiento sensible, NO PODRÍAMOS TENER IDEAS ABSTRACTAS Y UNIVERSALES, porque los sentidos, siendo materiales, no tienen acceso por sí mismos a otra cosa que lo material, que es siempre concreto y singular.

Este análisis de la distinción entre la imagen y la idea, de lo abstracto y lo concreto, de lo universal y lo singular, es el que permite comprender que la inteligencia es una facultad de conocimiento radicalmente distinta a los sentidos.


(El texto latino inicial está tomado de la excelente obra "La verdad fundamental de la filosofía cristiana", del Padre Norberto del Prado)

Leonardo R. 



3 comentarios:

david dijo...

A mí lo que confunde es lo de los dos intelectos; el posible y agente.Uno abstrae del singular, y el otro conoce lo que ES.Pero son 2 en realidad? o simplemente, son funciones distintas siendo el mismo?.Un saludo.

Quidam dijo...

Buenas tardes estimado David, muy cierto lo que dices, algunos puntos del pensamiento tomista requieren particular atención para ser comprendidos.

¿Qué le parece si dedico un par de "Perlitas" al tema que usted propone?

Con el favor de Dios se hará. Le propongo estar pendiente.

Laus Deo

Leonardo R.

David dijo...

Perfecto, yo siempre estoy pendiente y seguro que muchos otros lo agradecerán.Tienes una forma de explicar, extremadamente clara.Un saludo.