Ia-IIae q.1 a.3
En los dos primeros artículos ST nos ha dicho que el hombre efectivamente obra por un fin (de hecho por varios sucesivamente, pero por uno "central" o último a fin de cuentas, como se verá más adelante) y que ese obrar por un fin no es algo limitado solo al hombre sino que de hecho todo agente, sea racional o irracional, obra por un fin.
Ahora en este tercer artículo nos enseña que el fin de una acción es tan importante que incluso le da la especie al acto, ¿qué significa eso?
Vamos a ver. Especie es una palabra muy importante por su significado, pues es uno de los cinco predicables (género, especie, diferencia, propio, accidente), y en ese caso, es decir, en cuanto predicable, es uno de los modos de la predicación, a saber aquél modo en el cual el predicado dice la esencia completa de la cosa, como cuando decimos que Sócrates es hombre; aquí la palabra hombre nos está diciendo la especie de Sócrates, es decir, su modo de ser, su naturaleza esencial.
Así las cosas especie viene siendo aquello que nos dice lo que una cosa es, tal cual. Cuando esa especie se desarrolla en una construcción compleja la llamamos definición, como cuando decimos que Sócrates es un animal racional; animal racional es la definición de hombre. Por eso ST dice que "definitio autem manifestat rationem speciei": la definición manifiesta la razón de la especie.
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos entender un poco lo que está aquí diciéndonos ST. Nos dice que el fin da la especie al acto. Es decir, el fin de una acción determina lo que esa acción es. Lo cual en cierto sentido resulta bastante evidente, porque si el fin de un movimiento que realizo es escribir sobre un papel, se tratará entonces de una acción de escritura. Si el fin de un movimiento o acción que realizo es dar un discurso, se tratará de un acto de oratoria.
Pero ojo que aquí ST nos dice que las acciones tienen como dos "seres", por decirlo de alguna manera. Porque por un lado son cierto tipo de acción: escribir, hablar, viajar, cortar, pegar, dormir, etc. Pero por otro lado si se trata de acciones humanas (¿recuerdan?), o sea acciones deliberadas, entra en juego el aspecto moral, de tal manera que una acción de dormir, por ejemplo, mirada desde su ser moral o moralidad, puede ser buena o mala, como sería mala si el que está durmiendo es un guardia de seguridad en horario laboral.
Entonces ST nos dice aquí que el fin de una acción es lo que determina la especie de esa acción, su ser, en primer lugar su ser natural o físico, dormir, caminar, comer, etc., y en segundo lugar (aunque veremos que es lo principal) su ser moral.
Y aquí el santo nos dice que el ser moral de una acción o su moralidad, también va a depender del fin, será buena o mala la acción según sea el fin a que se dirige (más adelante el santo explica el tema de los medios y de las circunstancias, porque tampoco se trata aquí de que el fin justifique los medios, como dicen por ahí).
Ahora bien, ¿por qué el fin da la especie a una acción?. Porque toda cosa recibe su especie del acto y no de la potencia, de la actualidad y no de la potencialidad, un jugador de fútbol es tal porque efectivamente juega fútbol y no solo porque pueda en términos de mera posibilidad (en términos de mera posibilidad todos nosotros podemos ser jugadores de fútbol, pero en términos reales o actuales lo cierto es que solo unos pocos lo son efectivamente).
Una silla de madera es silla de madera no por el conjunto de potencialidades o posibilidades que tiene ese trozo de madera de ser esto o lo otro, sino que es silla de madera en la medida en que efectivamente tenga la forma actualmente de silla de madera. Si aún no tiene forma de silla de madera porque el carpintero no ha actuado aún sobre ella, entonces no podemos decir que es silla de madera sino que tiene la posibilidad de serlo, suponiendo que exista al menos un carpintero en el mundo.
Por eso se dice que las cosas toman su especie de lo que tienen de acto, no de lo que tienen de potencia.
Y con los movimientos o acciones pasa lo mismo, también reciben su especie, es decir, son lo que son (física y moralmente) del fin, y ello desde dos puntos de vista, el de la acción y el de la pasión, porque los movimientos o acciones que realizamos pueden ser de ambos tipos, nos movemos y podemos también ser movidos. En el primer caso el movimiento es activo, en el segundo es pasivo, y en ambos la especie la da el fin. Veamos.
En el caso de los movimientos activos el fin es primero en la intención, es verdadera causa final, "causa causarum" (¿recuerdan?), y como tal es la causa encargada de desencadenar todo el conjunto de acciones que componen el movimiento, comenzando por la intención del agente, que luego mueve a la materia a la consecución de la forma. En el ejemplo de la silla y el carpintero primero está el modelo de silla, que en la intención del carpintero viene a ser el motor inicial y necesario. A partir de ahí el carpintero escoge la materia (madera) y comienza a ejecutar los movimientos adecuados para darle forma, literalmente.
De manera que como el fin es, paradójicamente, el principio de que parte la acción, la da la especie al acto.
En el caso de los movimientos pasivos, el fin es lo último a que tiende el movimiento. Cuando algo está siendo calentado, ocurren dos cosas, de un lado está aquello que está siendo calentado y de otro está el agente productor de ese calentamiento. De parte de lo calentado el movimiento es pasivo, de recepción; por parte del agente calentador el movimiento es activo. Y en ambos casos el fin da la especie al acto: en el movimiento activo el fin es principio en cuanto a la intención. En el movimiento pasivo el fin es término último del sujeto pasivo: en el caso de ser calentado el movimiento pasivo es precisamente el calentamiento recibido, que es fin y especifica la acción recibida de parte del agente.
Releyendo lo que va escrito caigo en cuenta que la cosa no va tan clara como quisiera. Vamos a aclararla: las acciones, igual que las cosas, toman su especie (es decir, son lo que son) por el acto y no por la potencia. En el caso de los seres naturales compuestos de materia y forma, la especie le viene a la cosa por parte de la forma, que es principio actual. En el caso de los movimientos lo actual les viene por el lado del fin a que tiende la acción, que aunque es último en el orden de la ejecución, es primero en el orden de la intención y de esa forma pone en movimiento todo el proceso, desde la intención del agente. Y como todo movimiento o es acción o pasión, o sea, activos o pasivos, tan to en uno como en otro la especie se toma del acto que es principio o término último, respectivamente.
Leonardo Rodríguez V.
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