Por razones
similares se ve claramente que la felicidad humana no está en los bienes del
cuerpo, tales como la salud, la hermosura y la fortaleza. Pues todas estas
cosas son comunes a los buenos y a los malos; además, son inestables y no caen
bajo el imperio de la voluntad.
Por otra parte,
el alma es mejor que el cuerpo, porque éste no vive ni goza de dichos bienes si
no es por el alma. Por lo tanto, los bienes del alma, como entender y
semejantes, son mejores que los del cuerpo. En consecuencia, los bienes del
cuerpo no constituyen el sumo bien del hombre.
Los bienes del
cuerpo son comunes a hombres y animales. Mas la felicidad es un bien propio del
hombre. Luego la felicidad humana no puede consistir en dichos bienes.
Hay animales que
están mejor dotados que el hombre en bienes corporales, pues unos son más
veloces que el hombre, otros más robustos, etcétera. Por lo tanto, si el sumo
bien del hombre consistiera en estas cualidades, el hombre no sería el animal
mejor; lo cual es falso. Luego la felicidad humana no consiste en los bienes
corporales.
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