With very few exceptions, such
misunderstanding and ignorance of philosophical achievements made prior to the
sixteenth century have been the besetting sin of modern thought. Its effects
are not confined to philosophers of the seventeenth and eighteenth centuries. They
are evident in the work of nineteenth-century philosophers and in the writings
of our day. We can find them, for example, in the works of Ludwig Wittgenstein,
who, for all his native bril-liance and philosophical fervor, stumbles in the
dark in dealing with problems on which his premodern predecessors, unknown to
him, have thrown great light.
Con muy pocas excepciones, la
incomprensión y la ignorancia de los logros filosóficos alcanzados antes del
siglo XVI ha sido el pecado dominante del pensamiento moderno. Sus efectos no
se limitan a los filósofos de los siglos XVII y XVIII. Ellos son evidentes en
la obra de los filósofos del siglo XIX y en los escritos de nuestros días.
Podemos encontrar, por ejemplo, en las obras de Ludwig Wittgenstein, quien, a
pesar de su brillantez nativa y de su fervor filosófico, tropieza en la
oscuridad al hacer frente a los problemas en los que sus predecesores
premodernos, desconocidos para él, habían arrojado gran luz.
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También en esta oportunidad me limitaré a traducir el texto que sirve de base a esta 'Perlita'.
En la Perlita anterior citábamos unas palabras de Mortimer Adler acerca de la filosofía postcartesiana. En esta oportunidad el mismo Adler nos dice nuevamente que la causa del fallo de la filosofía moderna, ya desde sus inicios, fue la ignorancia de las soluciones que los antiguos habían alcanzado ya. Y Adler no duda en llamar a ese desprecio por el pasado, el "pecado dominante" con el que nace la filosofía moderna.
(El texto inicial está tomado de la obra "Ten philosophical mistakes", de Mortimer Adler)
Leonardo R.
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