Accidente:
Esta palabra se deriva del verbo
latino accidere, que significa añadir, acaecer. Es decir, implica algo precario
y adjetivo, algo que no subsiste por sí, sino que se añade a la sustancia.
El accidente puede considerarse como
un predicable lógico, y entonces se contrapone a la esencia o quididad
metafísica, expresando algo contingente que puede darse o no darse en el sujeto
sin que éste se destruya, v.gr.: andar, ser rubio, ser virtuoso.
Pero el significado principal de
accidente se refiere a su acepción metafísica. En este sentido constituye el
grupo de los nueve predicamentos o categorías, como la cantidad, la cualidad,
etc. Entendido así, se define, según Santo Tomás, como la entidad a cuya naturaleza
le compete o es debido ser en otro (cf. Quodl. IX a.5 ad 2; III c.77 a.l ad 2).
Importa una aptitud de dependencia e
inhesión y confiere al sujeto en el que se recibe una determinación o ser
secundario, como, por ejemplo, ser blanco o ser negro, ser grande o ser
pequeño, ser padre o ser hijo. Esta precisión de Sto. Tomás corrige el concepto
aristotélico de accidente, definido como lo que existe en otro.
(Texto tomado del breve léxico puesto al final de la edición de la Summa Teológica de la BAC)
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