Philosophy did not change from being
the love of wisdom to being the cultivation of cleverness when it moved from
Athens to Oxford. It died in transit.
La filosofía no pasó de ser el amor a
la sabiduría a ser el cultivo de la inteligencia cuando se trasladó de Atenas a
Oxford. Sino que murió durante dicho traslado.
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¡Las cosas deben ser lo que son, a riesgo de pasar a ser otra cosa!
Esto es una obviedad, algo evidente, casi que una repetición inútil; sin embargo, a veces los cambios que algo padece son tan sutiles que es muy difícil notarlos, darse cuenta de ellos. Por lo menos para un buen número de personas.
La filosofía hoy ya no es el amor por la sabiduría, hay que decirlo. De hecho es todo menos eso. Hasta ecología; todo menos sabiduría.
¿Qué es la sabiduría? se ha dicho en repetidas ocasiones, la sabiduría es el gusto por la búsqueda de las causas más elevadas de las cosas, el gusto por el fundamento, el gusto por la fuente del ser. De hecho la palabra sabiduría viene o por lo menos se relaciona, con una palabra latina que significa 'gusto' o 'sabor'. La sabiduría es gustar el sabor de las grandes respuestas, haciendo las grandes preguntas.
¡Hoy no!, hoy el filósofo es otras cosas, pero no esa. Ha renunciado conscientemente a la búsqueda de respuestas porque éstas se han hecho peligrosas; es decir, en la historia, sobre todo en la historia reciente, han aparecido personas que se decían portadoras de respuestas y han causado grandes calamidades en el siglo XX. Entonces hoy se prefiere no buscar respuestas, es más, se mira con desconfianza al que proclama haber encontrado alguna. Se prefieren las opiniones, porque esas valen todas lo mismo.
Entonces cuando el autor que citamos al inicio afirma que en su viaje de Atenas a Oxford la filosofía no cambió sino que murió, lo que está diciendo es que cuando una cosa deja de ser lo que es, para pasar a ser otra cosa, eso es lo mismo que dejar de ser, o sea morir. Tal cual.
Él dice que apareció en su lugar otra cosa que se llama "cultivo de la inteligencia". Entonces tenemos hoy la figura del intelectual, ese pintoresco personaje que entrevistan en las cadenas de radio y televisión, porque la suya es una "opinión experta". El intelectual es hoy el portador de opiniones que se suponen mejores que las de los demás.
¡Pero portador de meras opiniones al fin y al cabo!
La filosofía no cambia sino que muere, cuando se le obliga a ser otra cosa de lo que ella realmente es.
(El texto inicial está tomado de la obra "Summa philosophica", de Peter Kreeft)
Leonardo R.
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